Luego regresan a casa, se van a dormir y a la mañana siguiente, ¿qué desean? Otra película. Solo quieren continuar con su trabajo, su arte, su oficio. Es la rutina diaria (el proceso de inventar y perseguir su meta) la que alegra sus vidas. El reconocimiento y el aplauso son maravillosos, pero es lo que deriva de su esfuerzo, no la actividad en sí. La actividad en sí es el trabajo (la exploración diaria de la conducta humana, su humor, amistades, enemistades, glorias y desastres); es el proceso el que importa al final. Eso es lo que experimenta todos los días y hace a una persona feliz; no la celebración de un momento de logro de una meta. No existe un objetivo que haga que todo se detenga después de alcanzarlo. La importancia de cada meta es que se trata de un camino que la llevará a lo largo de esta existencia en una dirección particular. Puede elegir la dirección inicial, pero la vida tomará el control y la llevará por senderos y caminos que no pudo determinar al principio. Años después, mira hacia atrás y, con una especie de asombro infantil, exclama, "Conque eso es lo que estaba haciendo ahí; esa es la lección que estaba aprendiendo". Su trabajo es elegir un camino y comenzar, pero no importa lo que escoja; la vida sabe lo que necesita y la guiará hasta ahí. Cuando rechacé actuar porque ya no alimentaba mi alma, acepté un trabajo de contabilidad y descubrí que lo amaba. Luego me volví la dueña de una firma de contabilidad y lo disfruté mucho. Cuando vi que la gente recibía valor de mis asesorías, comencé a impartir los talleres de Reducción de estrés financiero. Luego empecé a escribir libros. Todo el tiempo, solo estaba "siguiendo mi felicidad", como dijo Joseph Campbell. Tomé cada siguiente paso como llegaba porque parecía lógico, se sentía bien, me generaba ganancias, me hacía feliz y ayudaba a otros. Ahora, muchos años después, puedo ver en retrospectiva y observar el tema subyacente: lo que más me motivaba y hacía feliz era trabajar con un grupo creativo pequeño para generar un bien común que motivara a otros. Lo que más disfruté de actuar fueron los ensayos. El proceso de crear era lo que gozaba; después de que el show quedaba listo y solo hacíamos innumerables repeticiones de él, me aburría. Tenía que avanzar. |