Si tiene un problema de control de ira, quizás no deba jugar póquer. ¡Algunas de las "injusticias" del juego le sacarán canas verdes! Hay quienes esperan una eternidad hasta que por fin reciben una gran mano pero alguien se queda con una mano mala y gana. Después, como dicen, entran en estado tilt (de confusión mental y frustración), y en una agitación emocional negativa tiran todas sus fichas.

Una tarde de sábado, estaba jugando póquer en una partida amigable en el Bicycle Casino. La mayoría de los jugadores éramos regulares y nos conocíamos porque en los últimos años jugábamos la misma partida con frecuencia.

Sandy, la rubia "oxigenada" frente a mí, era una persona encantadora (lejos de las mesas, o si estaba ganando). Pero cuando iba perdiendo, ¡cuidado! Empezaba a enfurecerse, lanzaba sus cartas al crupier (dealer) y maldecía con enojo. Era un poco incómodo.

Estaba ganando y todo iba bastante bien, pero luego su suerte cambió y tuvo un par de "tristes derrotas". Insultó al crupier, tiró sus cartas sobre la mesa y me miró con furia.

—Calma, Sandy —le dije de la manera más dulce que pude—. Es solo una mano. Tendrás otra en dos minutos y será mejor.

Hizo una pausa y se quedó viéndome por un momento.

Después dijo muy seria, sin un dejo de sarcasmo:

—"Debieron amarte bastante de niña."

—Bueno, sí —dije alegremente—. ¡Sin duda tuve mucha suerte en eso!

Varios hombres en la mesa sonrieron, y uno me dijo:

—¿Eres de esas personas que piensan que el vaso siempre está medio lleno?

—¡Yo solo estoy feliz de tener un vaso! —exclamé, provocando la risa de todos alrededor.

Meses después, vi al hombre que se había sentado a mi izquierda ese día, me sonrió y dijo que nunca olvidó lo que dije de estar feliz con tener un vaso.