Mantener a la gente atenta para aprender en su incomodidad es la habilidad más importante de cualquier coach y maestro.

4. Paciencia

La aprendí en la mesa de póquer. Aunque me encanta estar en la acción, apostando, elevando las apuestas y arriesgando todo, leyendo a otros jugadores, cómo juegan y lo que tienen, moviendo mis fichas y viendo los tiempos, hay veces que solo tiene card dead. Eso significa que en vez de tener grandes manos como ases, reyes, reinas y otras parecidas, las dos cartas que le dan son una serie de miserables 9-2, 8-3, K-3 y J-6.

No puede jugarlas, excepto en ciertas situaciones donde crea que pueda blofear. Tiene que esperar esos momentos o mejores cartas.

¡Y esperar es muy molesto!

Un coach de póquer dijo una vez: "Para enseñar a la gente a jugar póquer, mi primera lección sería decirle que salga y vea cómo crece el pasto por dos horas. Mi segunda lección sería que salga y vea cómo crece el pasto durante cuatro horas". ¡Vaya! Cuando las cartas no estén saliendo a su favor, no puede hacer que lleguen. Tiene que esperar las cartas correctas, la posición adecuada o la situación indicada. Tratar de hacer que una mala situación funcione solo la arruinará.

Una vez jugué en un torneo de póquer durante hora y media sin jugar una mano, pero mi paciencia rindió frutos, llegué a la mesa final y terminé con el dinero. Pensé en eso cuando la economía se vino abajo y el público dejó de comprar... bueno, casi todo. Así que solo espere, sabiendo que el cambio llegará. Siempre es así.