Muchos asesores de negocios reportan este tipo de resultados exitosos con sus clientes. No digo que todo su éxito se debió al trabajo con un coach en general o conmigo en particular. No trato de escribir aquí el manifiesto para ser un coach de negocios de tiempo completo. Ella es extraordinariamente talentosa y ya tenía un negocio exitoso cuando la conocí.

Pero sé que a veces topó con pared, y la asesoré para salir del problema; cuando dudó de sí misma, la animé; cuando tuvo una idea, le mostré la falla en el plan; cuando no vio el siguiente paso que necesitaba dar, yo sí lo noté debido a mi experiencia. Usted no puede ver su propio punto ciego. La asesoría la ayudó a nivel tanto psicológico como estratégico. Sé que cada vez que tomo un seminario o trabajo con un coach, ha sido útil para mi negocio y mi vida. Así que si tiene la oportunidad de conseguir un mentor o programa educativo del que obtenga este tipo de retroalimentación y ayuda, hágalo.

En un almuerzo de entrega anual de premios de la oficina en Los Ángeles de la NAWBO, escuché a dos mujeres hablando de asesorías, y el tema no era si había un coach, sino quién era el coach.

La asesoría comercial y de vida es un campo en crecimiento, y cada vez más gente recibe ayuda de asesores profesionales, conferencias educativas y grupos intelectuales. Tanto hombres como mujeres pueden sacar provecho de estos tipos de asociaciones. Es conveniente que el presupuesto comercial de cualquier emprendedor incluya esta categoría de gastos, pues es una que puede dar enormes dividendos. Ya que las mujeres como grupo tienen una dificultad documentada para pedir lo que valen, negociar los mejores tratos o promocionar su capacidad y experiencia, cuando aprenden estas habilidades pueden agregar miles de dólares a su balance final.

Esto puede ser la diferencia entre un negocio que solo sobrevive y uno que despega. ■