A menos que tengan antecedentes deportivos sólidos, las mujeres no se involucran tanto con los entrenadores como los hombres; asimismo, rara vez tienen mentores en los negocios. Con esta falta de experiencia, para las mujeres gastar dinero en una asesoría o capacitación suele ser una idea extraña y ajena. No tienen los mismos puntos de referencia que los hombres respecto a estos beneficios. A veces los hombres no comprenden la necesidad que tienen las mujeres del apoyo emocional y la guía educativa que un coach, una conferencia o un grupo intelectual pueden brindar, y lo ven solo como un gasto adicional innecesario. Una de las mujeres que había tomado mi taller de ocho semanas quería invertir en mi programa avanzado, pero su esposo le dijo que había hecho un gran trabajo por su cuenta y no aprobó el gasto. Ella escribió: "Lo más frustrante de todo es que se resiste a gastar $5 000 USD, ¡pero los podríamos haber deducido de impuestos! Hay otro detalle: aunque es mi negocio, no puedo gastar esa cantidad sin tener su aprobación. No ve el valor ahora, pero lograré que se dé cuenta algún día". Debido a que ella era el sostén principal de la familia, le sugerí que, para empezar, su error era hacer a su esposo partícipe de los gastos mensuales en su negocio. Él no era el dueño del negocio; por tanto, no podía comprender lo que ella necesitaba comprar o en qué invertir para lograr la máxima rentabilidad comercial. Pedirle permiso en lo relacionado con los gastos lo ponía en una mala posición y ella se frustraba cuando no podía explicarle o convencerlo. Necesitaba retomar su poder en esta área y proseguir con los gastos comerciales que creía convenientes sin informárselos a su esposo. Si en el futuro él la cuestionaba en cuanto a los gastos, le dije que le respondiera: "Esta es una decisión comercial que es importante para mi negocio". La conclusión aquí es que es malo que la mujer de negocios pregunte si está bien comprar algo para su negocio. Al final, ella se inscribió para una asesoría adicional por menos tiempo y dinero, así que fue un compromiso que dejó a todos conformes. ¡Ah, los placeres de la negociación! En los siguientes dos años que trabajé con ella, su ingreso bruto comercial aumentó de casi $250 000 USD a más de $600 000 USD. |