Las personas que ahorran y las que gastan necesitan encontrar un punto medio para coincidir; si el que gasta se ajusta un poco y el que ahorra se relaja, la familia está en posibilidad de tener una vida feliz y rica en conjunto.

3. Tener una reunión mensual de presupuesto para determinar qué sucedió durante el mes y establecer sus prioridades para el siguiente mes.

“Existen dos clases de personas en la vida: las que gastan y las que ahorran. Por lo general, están casados entre sí."

—Anónimo

Unas cuantas observaciones acerca de los presupuestos de dos partes:

a) Asegúrese de que ambas tengan una pensión de gastos que no deban reportar —todos necesitamos algo de dinero que podamos ahorrar o despilfarrar sin que nos critiquen por ello—. Resista la tentación de preguntar a su pareja qué hizo con su dinero y se ahorrará muchas discusiones en su relación.

b) En una familia tradicional, la mujer suele asumir más responsabilidades y dedicar más tiempo a la limpieza y al cuidado de los hijos porque son tareas tradicionalmente femeninas. Si ambos trabajan y el ingreso familiar total puede soportarlo, el presupuesto familiar debe incluir pagos para una trabajadora doméstica, una niñera o una guardería. Asimismo, los oficios masculinos por tradición, como plomero, electricista, albañil o jardinero, pueden subcontratarse. Si el presupuesto no alcanza para esto, las tareas y el tiempo dedicados a tales actividades deben dividirse por partes iguales. Sugiero que mantengan una bitácora por un mes y luego comparen las horas reales dedicadas al final de ese periodo. Una conciencia más clara y la división más equitativa del trabajo en el hogar ayudará a reducir mucho el estrés de todos.