Cuando no funciona |
Todos quedamos atrapados en nuestras perspectivas limitadas y necesitamos un amigo que de vez en cuando nos dé una patada (metafórica) en el trasero. Una de mis amigas más queridas aún recuerda el día en que cambió la dirección de su vida. Me había llamado para platicar porque le atraía la idea de volverse psicoterapeuta. Pero iba a requerir años de estudio y luego el internado, y le angustiaba pensar en todo lo que tenía que dejar para hacerlo. —¿Cómo renunciaré a mi carrera de actuación después de todos estos años? —se lamentó. —¿Cuál carrera? —contesté de la forma más gentil que pude. Hubo silencio en el teléfono, y luego. "Ah". En realidad no había actuado mucho excepto en el teatro comunitario o en exhibiciones (lo cual no remuneraba). Ella lo sabía, pero toda esa actividad mantenía viva la ilusión del éxito, aunque no hubiera un ingreso para respaldarla. Pensé que sería una terapeuta maravillosa. Siempre había sido una amiga muy comprensiva, con ideas brillantes, gran entusiasmo y consejos atinados. Quería verla lograr el éxito que había soñado, incluso si el vehículo que traía su satisfacción era una carrera diferente de la que ella había imaginado. Los sueños viejos se resisten a morir; en especial, cuando ha aprendido a ser persistente y a seguir intentándolo a pesar de las adversidades y los obstáculos insuperables. Hay quien no quiere dejar ir ese sueño porque quizás hoy será descubierta, su barco llegará y Oprah llamará, el editor dirá que sí o le ofrecerán el papel protagónico. Sueñe hasta que un día se vuelva realidad, o hasta que despierte y descubra que su sueño cambió. Eso me pasó cuando descubrí que me gustaba más el trabajo de contabilidad que la actuación. ¡Nunca hubiera predicho que eso sucedería! Cambie de dirección cuando lo que una vez la hizo feliz ya no funciona, y busque entonces otra forma de serlo. Una amiga me ayudó a hacer este cambio cuando identificó el éxito real que buscaba y podía encontrar en cualquier profesión: amigos, trabajo, elogios y dinero. |