Tiene que amar su meta lo suficiente como para sufrir las malas rachas: escribirá malas canciones, hará malas llamadas de ventas, cometerá errores durante una plática, pedirá un ascenso y no lo recibirá. ¿Y? Después que lo hizo mal, averigüe dónde estuvo el error y practique la corrección. No puede saber todo a la perfección desde antes para evitar cometerlos. Estar dispuestas a equivocarnos y hacer el ridículo es otra lección que aprendí de la actuación. Los maestros de actuación siempre enfatizan que es preciso liberarse de inhibiciones y experimentar; es decir, estar dispuesta a parecer tonta si quiere encontrar alguna vez la verdad de un momento. Esa espontaneidad es lo que lleva a una gran interpretación. Puede ser útil pensar en diferentes escenarios futuros, buscando cuál es el mejor curso de acción. Ayuda compartir las ideas con alguien más para saber qué piensan. Tener una lluvia de ideas con un grupo selecto de consejeros confiables es un proceso bastante revelador; pero debe ir seguida de una acción positiva en la dirección elegida. Después que lo haga, descubrirá si fue la decisión correcta o no, y luego puede corregirla para la próxima vez. ¡Prepare, apunte. fuego! ¡Dispare de nuevo! No hay forma de saber de antemano si lo que intentará producirá el resultado que desea. Puede buscar sin fin el asesor perfecto, puede dudar de cada persona que contrate y siempre puede pensar en alguien más que pudo haber sido mejor, pero este tipo de dudas solo roban su energía y proyectan el miedo al fracaso en su visión del futuro. En algún punto, simplemente tendrá que tomar una decisión según su mejor parecer y su entendimiento en ese momento; después, aférrese a ella. Tenga fe en su elección hasta que le den una razón para no hacerlo. Luego puede elegir de nuevo. |