Siempre tengo mucha gente en mi "lista de interesados" con la que empiezo llamadas de seguimiento cerca de cinco o seis semanas antes del inicio del taller. Mantengo un registro telefónico para saber mis estadísticas. En este caso, considerando a quienes ya estaban interesados, hice 42 llamadas (marcaciones); hablé, de hecho, con 19 personas e inscribí a cinco en mi siguiente telecurso. Después del telecurso gratis, en tres semanas hice 126 llamadas, hablé con 58 personas y vendí 10, con 14 interesados para el siguiente. Eso es, 17% vendido, o 41% si cuentas a quienes quieren asistir el próximo año. Estoy fascinada con eso. La mayoría de los coaches no hacen llamadas, dependen de la información en sus telecursos y correos electrónicos de seguimiento para vender sus productos y servicios. Mi servicio, en cambio, es bastante personal, y quiero tener una conexión con cada miembro del pequeño grupo interactivo que participa en mi taller. Casi todos estaban completamente sorprendidos por mi llamada, pero felices de hablar conmigo, lo que era maravilloso. Estaba encantada de hablar con ellos, conocerlos y empezar una relación. Algunas personas sospechaban, es decir, pensaban: "Si esta es una llamada de ventas, no quiero que me presionen para comprar algo" y cortaban la conversación de inmediato. Un hombre me colgó, ¡ay! (quizás su esposa estaba espiando mi llamada). Pero luego pensé, "No es mi gente, ¡el que sigue!". Cuando realiza llamadas, no sabe lo que recibirá; no debe tomarlo personal porque no se trata de usted. Está llamando para ayudar a la gente, pero no sabe quién la necesita. Así que cuando alguien sea grosero u hostil, solo déjelo ir. ¿Y qué? Hay millones de personas más a quienes llamar. Unas se inscriben en seguida, otras se esperan para después y, desde luego, algunas nunca irán a mi taller. Así es siempre para toda persona que está en un negocio y vende sus productos y servicios. Pero el secreto es este: si hace suficientes llamadas, suficientes personas le comprarán y ganará el dinero que quiere. |