Haga llamadas de oro, no llamadas en frío |
Las llamadas en frío son eso: frías y ásperas. Pero dado que digo que "el dinero está en el teléfono", prefiero nombrarlas "llamadas de oro". Pinté signos de dólares en mi teléfono con mi barniz de uñas dorado; me recuerdan que más vale que le llame a la gente si quiero tener clientes. Todo el dinero que quiere lo está esperando al otro lado del teléfono, pero tiene que tomarlo, llegar a alguien y convencerlo. Las llamadas en frío funcionan. Pero el porcentaje de ventas es bastante reducido en comparación con la cantidad que se deben hacer. Así, yo prefiero formar redes; entonces, todas mis llamadas son doradas. Ya conozco a estas personas, y tenemos un interés mutuo. Así es mucho más fácil hacerla que realizar una llamada en frío a alguien que no conozco. Llamarle a la gente después de un evento de formación de redes es la acción más importante que falta en el plan de juego de la mayoría de los microempresarios. Asisten felizmente a las reuniones, comen y saludan a todos. Creen que la idea es darle a todo mundo su tarjeta de presentación. Tienen la ilusión de que si la gente está interesada, llamará. "Un momento —podría estar pensando—. Las llamadas son una tecnología vieja. ¿Acaso hoy no puedo conseguir todos mis clientes mediante publicidad en Facebook y Twitter y enviando correos electrónicos?" No. No si eso es solo más propaganda. Claro que conseguirá algunos. Obtendrá seguidores y lectores, y a la larga algunos de ellos podrían convertirse en clientes. Pero la verdad que nadie quiere decirle es que eso ocurre en un porcentaje mínimo, y es muy lento. ¿Acaso no recibe usted cientos de correos electrónicos, tuits y menciones todos los días? ¿Los lee todos? ¿Sabe que la tasa promedio de apertura de un boletín electrónico es de solo 10 a 15%? Sus textos pueden ser realmente fabulosos, pero si quiere que alguien los lea, más le vale tener miles de personas en su lista. |