Yo lo aprendí por la vía difícil. Cuando decidí ser actriz profesional, opté por ser una "actriz hambrienta", no una "estrella de cine rica y famosa". Me llevó muchos años aprender que debía cambiar de mentalidad y de acciones si quería prosperar.

Las mujeres somos especialmente propensas a este problema. Creo que eso se debe a que poseemos un gen o tendencia a ser demasiado generosas. Debemos tener esta aptitud para poder cuidar de nuestros hijos. Es un mecanismo de sobrevivencia. Esto nos vuelve magníficas para el servicio al cliente, pero quizás no tanto para las ventas, ganar un salario alto o promovernos. Debemos adquirir nuevas herramientas que nos permitan hacer eso si queremos ganarnos la vida de manera pródiga.

Y no, esto no quiere decir que usted tenga que ser agresiva, avara o arrogante. Este es el verdadero temor detrás de nuestra renuencia a poner toda la carne en el asador, ¿verdad? Podemos enviarles clientes a nuestras amigas o decir que otras merecen el alto precio que cobran, pero al mismo tiempo nuestras listas de clientes son exiguas y las integran personas que pagan con descuento.

Estados financieros

Oigo levantarse por doquier un muro de resistencia.

Sé cuán difícil es enfrentar la realidad de nuestros números. Respire y relájese.

"No me gusta detenerme mucho en mis cifras —me dijo una clienta—. Todo parece marchar bien, ¡y temo echarlo a perder si lo analizo demasiado!" Otra me dijo: "Mi banco es el banco de niebla".

He aquí la verdad: sus cifras son sus cifras. Existen y son reales, las examine usted o no. Es mucho más probable que las eche a perder si no sabe cuáles son.

¿Advierte el peligro de no saber? ¿Cómo tomará una decisión informada sobre cuánto gastar en sus vacaciones, fiesta de cumpleaños, la boda de su hija, los regalos de Navidad o un auto nuevo si no sabe con exactitud cuánto dinero entra y sale de su cuenta bancaria?