El cliente puede recibir dos de estos, pero no los tres: bueno y rápido, pero no barato; bueno y barato, pero no rápido; o rápido y barato, pero no bueno.

Aun en el caso de profesionales de alto rango, habrá quienes requieran sus servicios y pidan grandes descuentos, "igualar esta oferta" o aplicar cierta tarifa vigente, por encima de la cual sería indecoroso cobrar, entre otras. Personas así hallarán cabida en otra parte; usted no tiene por qué reducir su precio o sus estándares. Hacer esto supone cierta fortaleza y determinación, y es demasiado inquietante rechazar trabajo cuando se tienen cuentas por pagar y el nuevo cliente dispuesto a pagar todo no está a la vista.

¿Hay ocasiones en las que deberá reducir su precio? ¡Claro! A veces tendrá que hacer una excepción y "dar otro concierto" solo porque le urge cierta suma. Pero si esto se le convierte en hábito, operará por temor, no por fe. De pronto, la gente empezará a pensar que solo desea trabajos de cierto nivel, y se los mandará en vez de enviarle los clientes acaudalados y maravillosos que pagan lo que usted merece. Es posible que haya pocos clientes importantes, así que tal vez tendrá que hacer más labor de mercadotecnia y ventas para llegar a ellos en la cantidad que requiere, pero su recompensa será una vida mejor.

6. Trabaje buscando aumentos, no elogios

Durante la Gran Recesión, vi a mucha gente cobrar tan poco por sus productos y servicios que era imposible que se ganaran la vida con decoro. ¡Algunos lo hacían a tal grado que acostumbraron a sus clientes a no pagar nada!

Usted podría querer dar algo gratis o a muy bajo precio, para inducir a nuevos clientes a probar sus mercancías. Muchos crean un "embudo" de mercadotecnia, por efecto del cual proporcionan en su página un breve informe, y luego ofrecen uno más completo o un libro digital a cambio de una suma reducida. A esto le sigue el ofrecimiento de una consulta inicial, la cual podría resultar en un servicio completo para el cliente.