No se preocupe; no le voy a enseñar a ser demasiado agresiva, exigente, dura o inflexible a la manera de los hombres. Si usted intentara hacerlo, es probable que el resultado fuera contraproducente. La sociedad tiene normas de género distintas para hombres y mujeres, así que a los hombres fuertes se les describe como "tipos y líderes responsables", pero a las mujeres fuertes como "autoritarias, confiadas y agresivas". Todo indica que esto ya está cambiando. Sheryl Sandberg y otras damas exitosas abogan por que, en vez de considerarlas autoritarias, se les elogie por sus habilidades de liderazgo. Sin embargo, hasta la fecha el estándar es esperar que los hombres sean eficaces, orientados al éxito y dueños del control, y las mujeres, agradables, orientadas a las relaciones y serviciales. Quizás sea cierto que, por naturaleza, las mujeres somos agradables y buenas para interesarnos en los demás. Yo creo que esto es en parte biológico: criar hijos implica que una mujer sea capaz de poner a otros antes de ella. Además, somos muy aptas para negociar en un ámbito específico: cuando se trata de pedir algo en nombre de otros. Esta cualidad generosa nos convierte en magníficas cuidadoras, educadoras, maestras y empleadas en profesiones asistenciales, en especial, en organizaciones no lucrativas. Las mujeres somos excelentes para pedir: |
■ Donativos |
■ Artículos gratis |
■ Descuentos |
■ Trueques |
■ Cualquier cosa en favor de los niños |
Podemos vender como nadie las barras de caramelo de nuestros hijos y las galletas de las Girl Scouts, organizar un evento no lucrativo y llenar la sala, e ir a los remates del Viernes Negro y pelear por los artículos que queremos. Pero nuestras listas de clientes siguen siendo exiguas, y las integran personas que pagan precios con descuento (porque ellas nos necesitan y nos quieren, y nosotras deseamos ayudar). ¡Nos encanta disponer de alguien que diga que sí, porque esto significa que podemos dejar de promover y vender! |