Esto es bien conocido y las empresas suelen aprovecharse de ello.

¿Sabía que los vendedores de distribuidoras de automóviles ofrecen de manera sistemática a las mujeres precios más altos que a los hombres? ¿O que los jefes suelen ofrecer salarios más bajos a las mujeres que a los hombres, y están convencidos de que lo aceptarán? ¿O que suelen imponerles objetivos más altos, ofrecerles salarios más restringidos, exigirles más concesiones y concederles menos que a los hombres?

En Women Don’t Ask: The High Cost of Avoiding Negotiation —and Positive Strategies for Change (Las mujeres no piden: el alto costo de eludir la negociación... y algunas estrategias positivas para el cambio), Linda Babcock y Sara Laschever revelaron que sus estudios demostraron que:

■ Los hombres conciben el acto de negociar como "ganar un partido de futbol".

■ Las mujeres lo conciben como "ir al dentista".

■ Cuando ellos negocian, se les paga en promedio 30% más que a ellas.

■ Por no negociar su salario inicial, una persona podría haber perdido $500 000 USD al cumplir 60 años.

Todo esto da como resultado que las mujeres ganen menos que los hombres desde el día en que aceptan un empleo de salario menor por no negociar, hasta el día en que se retiran con menos ahorros, menos seguro social y menos fondos en su cuenta de retiro.

Las mujeres tenemos que aprender a pedir más y a no contentarnos con menos de lo que merecemos. Tenemos que decir no a salarios que no están en proporción con nuestros talentos, habilidades y educación. Tenemos que decir no a clientes que no quieren pagarnos lo que valemos.