Me reí. "Bueno, tengo una licenciatura en arte dramático, y pertenezco al Screen Actors Guild (Sindicato de Actores de Cine) y al Actors Equity (Asociación de Equidad de Actores), lo que me califica como oradora —le dije— y durante 12 años tuve una consultoría en administración de empresas con 13 empleados, lo que me dio mucha experiencia para ayudar a la gente a manejar sus finanzas. Sin embargo, mis verdaderas acreditaciones son los resultados que obtienen mis clientes."

Lo que cuenta al final son los resultados. Cuando usted compra un cuadro, ¿le importan los títulos del artista? No. Lo único que le importa es que el cuadro es tan hermoso que quiere tenerlo y colgarlo en su casa.

Competencia

Es difícil tener seguridad en uno mismo de cara a la competencia, como les ocurre a los concursantes en American Idol o a cualquiera de nosotros al competir por contratos o clientes. Por un tiempo, le tuve mucha envidia a Suze Orman. Una noche, en uno de mis talleres, comenté que me había vapuleado en el programa Oprah, y que no me había hecho gracia. Un señor de mi grupo me corrigió al instante: "Debería estar agradecida con Suze. ¡Ella demuestra que existe un mercado para lo que usted hace!".

Hice una pausa, lo miré e incliné la cabeza. "Jamás lo había visto así. ¡Tiene razón! Debería alegrarme de que ella abriera una brecha y nos facilitara al resto de las educadoras financieras tener credibilidad y ser tomadas en serio. ¡Gracias por compartirlo!"

Hace tiempo me integré en Facebook a una conversación iniciada por Karyn Greenstreet, distinguida coach de negocios. Algunas personas habían dicho que hay tanta competencia en los negocios que quizás ellas no persistirían. He aquí los comentarios que provocaron.