Sin embargo, mire a su alrededor mientras va por la calle o compra en una tienda. La mayoría de las personas que ve son de apariencia promedio. Aunque muchas no son bellas, sobresalen. Tienen energía y carisma, más allá de su aspecto personal. Sonríen y asienten. Preguntan: "¿Cómo está usted?", y esperan su respuesta. Parecen genuinamente interesadas porque lo están. Se involucran con usted. Dicen que cuando el ex presidente estadounidense Bill Clinton hablaba con alguien, lo hacía sentir la única persona en la sala. Este tipo de atención le encanta a la gente. La apariencia no importa. La capacidad para agradar y atraer de manera genuina a los demás vale más que la belleza en toda ocasión. Y sí, usted puede aprender eso: la belleza interior está al alcance de todos. Desarróllela en su interior y perfecciónela en su exterior. Sea alguien que ilumina la sala, no alguien que la oscurece. Usted es un anuncio ambulante de sus productos y servicios, y la gente recordará más cómo se sintió con usted que cómo lucía. La sonrisa sigue siendo el mejor lifting. |
Clientes |
Es preciso que renuncie a tratar de ser perfecta y de atraer a cualquiera. No es posible ser todo para todos. Intentar complacer a cada persona es una estrategia condenada al fracaso. ¿Alguna vez tomó un curso de ventas en el que se le enseñó a atraer a todos? Yo sí. En él dividían a la gente en cuatro cuadrantes: el cuadrante uno era el grupo conservador, que yo llamo la gente de traje azul. Me dijeron que, para atraer a estas personas, tenía que hablar bajito y despacio, darles muchos datos y cifras, vestir un traje azul "de éxito", no hablar con las manos y ser reservada en mi conducta. En cuanto a las personas del cuadrante dos —más extravertidas y excéntricas—, debía vestir con más creatividad, contar chistes e historias y no usar demasiados datos y cifras. Los cuadrantes tres y cuatro correspondían a individuos de otro tipo, con diferentes códigos de vestimenta y conductas para ser atraídos. |