Usted logrará todo lo que se proponga si presta oídos a la voz correcta dentro de su cabeza; la que dice: "¡Soy fabulosa, y a la gente le gusta darme dinero!", no la que afirma: "No puedo permitirme un solo error, así que mejor no diré nada". La primera de ellas pondrá una sonrisa en su rostro, y la segunda, un ceño fruncido. ¿Cuál de las dos cree usted que atraerá a las personas con quienes le gustaría trabajar? Hubo un tiempo en el que yo no confiaba en mí, aunque deseaba hacerlo. Cuando inicié mis talleres de reducción del estrés financiero, no tenía marca, libro, certificado ni reputación. Nadie sabía quién era, por qué impartía talleres o qué significaba "reducción del estrés financiero", pero esto sonaba bien y la gente lo necesitaba. Yo sabía que contaba con algunas herramientas y estrategias que podían ser útiles. Así, creé mi propia marca y reputación, y me certifiqué a mí misma. Pero me ponía nerviosa en eventos de formación de redes, y las piernas me temblaban cada vez que hablaba en público. Era obvio que la gente se retraía cuando yo me presentaba, y que se apresuraba a disculparse para conversar con otra persona. Como ex actriz de comedias musicales, sabía que estaba perdiendo a mi público. Pero, ¿qué marchaba mal? ¿Qué debía hacer para dejar de repeler a la gente y comenzar a atraerla? Por fin, una noche pronuncié un discurso ante un centenar de mujeres. Estaba tan nerviosa que no podía dejar de pensar en mí. En mí. Pero cuando subí al podio y miré al público, vi a una mujer inclinada hacia delante que parecía inquieta pero ilusionada. Había ido a esa reunión para saber cómo reducir su estrés financiero. Al ver a un par de personas más con expresiones similares, comprendí que esa charla no tenía que ver nada conmigo, ¡sino con ayudarlas a ellas! ¡Y que yo podía hacerlo! |