¡Hágalo!

Si esta idea le parece arrogante o presuntuosa, quizás se deba a que contradice la mentalidad de "niña buena" que se nos ha inculcado durante años. Muchos estudios demuestran que las mujeres tendemos a ser más autocríticas que los hombres. ¡Y aun así creemos que eso es bueno!

¿Contrataría a un abogado que le dijera, modestia aparte, que es "bueno" en su trabajo? Pensar en forma positiva de usted misma la llevará más lejos en el camino del éxito que fijarse en su colección de preocupaciones, temores, dudas e inseguridades.

¿Sabe que en el mundo hay personas rogando que usted aparezca?

Así es. Hay personas que la necesitan. Requieren lo que les ofrece, pero no saben dónde encontrarla; por tanto, debe ponerse de pie y hacerse notar. Para que confíen en usted, debe demostrarles que confía en sí misma. Cuando la contraten, esas personas estarán felices de haberla encontrado. ¡La elogiarán y le pagarán para que las ayude!

Con seguridad en sí misma, se puede permitir ganar mucho dinero; más del que gana ahora. Y para lograrlo, debe eliminar las barreras contra su éxito, internas y externas. Propóngase ya maximizar su potencial de generar abundantes ingresos para sí misma ayudando a las personas a quienes nació para apoyar.

A la gente le gustan las personas seguras. No las arrogantes; eso es demasiado. Tampoco las nerviosas; eso es muy poco. Las personas nerviosas no asisten a reuniones de formación de redes, o se sientan en la última fila, si acaso van. No pronuncian discursos, no se ofrecen como presidentas de un club ni toman la iniciativa de presentarse cuando se ofrece la oportunidad.

El grado correcto de su seguridad en usted misma es una mezcla de sentirse bendecida por poder hacer lo que hace, agradecida de que se le permita hacerlo y feliz de ayudar a los demás de esa manera. No es indispensable que lo sepa todo ni que sea la mejor persona del mundo; basta con ayudar a quienes la buscan a obtener lo que necesitan. "Su mensaje es medicina para el mundo, y usted fue elegida para administrarla", como dice elocuentemente la coach de negocios y de vida Nancy Marmolejo.