Jodie Willey protestó cuando le pidieron ser directora general de esa empresa. Tenía planes de iniciar una familia. "¿Y qué? —le contestaron—. Si necesitas más tiempo para eso, puedes tomarlo." Ella aceptó el cargo. Después me contó que la atmósfera de su compañía genera seguridad en uno mismo, premia y reconoce la competencia y ayuda a las mujeres a desarrollarse de manera profesional y personal.

Hagamos de ese el nuevo estándar del mercado.

Necesitamos hombres y mujeres que combinen sus fortalezas para cambiar la forma habitual de hacer negocios, y para compartir la carga y las recompensas. Sí, enorgullezcámonos de nuestras ganancias, pero también de cómo las producimos, de manera inteligente, sirviendo a nuestros empleados, asociados, socios, hijos, familias y comunidades tanto como a nuestros clientes y accionistas.

A principios de 2014, Maria Shriver, en asociación con el Center for American Progress, dio a conocer The Shriver Report: A Woman's Nation Pushes Back from the Brink (El informe Shriver: Una nación de mujeres empuja desde el borde del abismo), informe en el que describió algunas de las causas de que casi un tercio de las estadounidenses vivan al borde de la pobreza. "La principal razón —escribe—, es que los sistemas político, económico, social, religioso y cultural de Estados Unidos ignoran las realidades de la vida de las mujeres."

Hoy, solo en 20% de las familias de Estados Unidos el sostén del hogar es un hombre, y el ama de casa, mujer. Según un informe del Pew Research Center, 28% de los niños de ese país están a cargo de una madre que permanece en casa. Esta cifra era 48% en 1970. "Lo que las mujeres necesitan ahora es un país que apoye la realidad de su doble papel como principales cuidadoras y sostenes del hogar de la nación", dice Shriver en el reporte. Elevar el nivel de vida beneficia a la comunidad entera.

Trabajemos juntos por redefinir el éxito de manera que no se reduzca a dinero, fama, gloria, precio de las acciones, autos rápidos, parejas bonitas y la carrera por ser el número uno. Que el éxito se mida por lo bien que nos desenvolvemos en el mundo, por nuestra compasión con los demás, la satisfacción y realización de los empleados y las familias, y lo bien que podemos trabajar en solo unas 30 a 40 horas a la semana.