De las mujeres encuestadas que ganaban más de $200 000 USD al año, ¡a más de una cuarta parte le atormentaba el temor a la miseria! Kristina Walker, una de las coaches graduadas de mi taller de reducción del estrés financiero, llama a esto el "síndrome de la mujer desamparada".

En el artículo mencionado también se afirmaba que aunque las mujeres creían tener "más poder de ingresos que nunca" y que "manejaban importantes decisiones de inversión", les preocupaba que "sus logros financieros las enemistaran tanto con los hombres como con otras mujeres"; 42% dijo que "las mujeres financieramente independientes intimidan a los hombres y corren el riesgo de terminar solas"; 31% aseguró que "es difícil relacionarse con mujeres así, y además no tienen muchos amigos".

¡Vaya! ¡Que nos vengan a decir a nosotras que hay situaciones sin salida! ¿Si no tenemos éxito financiero acabaremos en la calle, y si lo conseguimos, nadie nos querrá? Las mujeres tenemos que sortear estos conflictos de alguna manera para poder hallar éxito tanto financiero como personal en la vida que queremos para nosotras.

Después de todo, ¿de qué sirve tener mucho dinero si no podemos darnos tiempo para disfrutarlo? ¿Qué sentido hay en disponer de estupendas relaciones en internet si no tenemos tiempo para relacionarnos de manera personal con quienes más queremos: nuestra familia y amigos? ¿Quién quiere perderse la oportunidad de mirar el mundo, disfrutar de una magnífica cena en el Jules Verne de la Torre Eiffel, esquiar en Vail, navegar en la bahía de San Francisco, ver aves en Cancún, comer un helado de $25 USD en Roma, ganar un torneo de póquer en un crucero de jugadores en el Caribe o leer una inmensa cantidad de libros por el mero placer de hacerlo?