El ajuste de cuentas con Filipo

En 200 a. C. pudo dirigir su mirada hacia el Este para considerar el estado de los reinos helenísticos. El más cercano y más inmediatamente peligroso era Macedonia. Allí, un rey fuerte, Filipo V, había llegado al trono en 221 a. C. y estaba fortaleciendo la dominación macedónica sobre Grecia.

Por entonces, Grecia sólo era una sombra de lo que había sido. Los poderes principales en Grecia eran dos asociaciones de ciudades. Una de ellas, en Grecia Septentrional, era la Liga Etolia; la otra, en Grecia Meridional, era la Liga Aquea. Reñían continuamente una con otra y con Macedonia. Si se hubiesen unido firmemente, podían haber rechazado a Macedonia, que tenía continuos problemas con los bárbaros circundantes y con otros reinos helenísticos, pero los griegos nunca lograron unirse contra un enemigo común.