El martes aparecieron cuatro ovejas degolladas en Ventebrune, en los Alpes. Y el jueves, nueve en Pierrefort.
—Lobos —dijo un viejo—. Bajan hasta nosotros.
El otro vació su vaso, levantó la mano.
—Un lobo, Pierrot, un lobo. Una bestia como nunca has visto. Que baja hasta nosotros.