Al Rey, Nuestro Señor

Como todas mis obras de su principio están ofrecidas a V. M., esta, como necesitada, acude al amparo que ha menester. Suplico a V. M. sea servido de pasar los ojos por ella, que con merced tan grande, además de dejarla V. M. ufana, quedará autorizada y segura de que ninguno se le atreva. Guarde Nuestro Señor la Católica persona de V. M.