Capítulo 33

No fui testigo de la mayor parte de lo que le ocurrió a Denny en el juicio por custodia ni en el proceso penal por estupro en tercer grado. Estos sucesos ocuparon casi tres años de nuestras vidas, pues una de las tácticas de Maxwell y Trish fue hacer que el proceso se prolongara para que Denny perdiera tanto su dinero como su voluntad de luchar. También, para manipular la situación a favor de sus deseos de que Zoë se criara en lo que consideraban que sería un ambiente de amor y atención. Se me negó acceso a mucha información. Por ejemplo, no se me invitó a ninguna de las instancias legales. Sólo se me permitió asistir a unas pocas de las reuniones que Denny mantuvo con su abogado, Mark Fein; para ser preciso, las que tuvieron lugar en el Café Victrola. Y es que a Mark le gustaba la chica del piercing en la ceja y los ojos marrón chocolate que trabajaba en la barra. No acompañé a Denny a la comisaría de policía cuando lo arrestaron. No estuve cuando le tomaron los datos, cuando se presentó a la audiencia preliminar, ni cuando lo sometieron al detector de mentiras.

Buena parte de lo que les contaré sobre el calvario que siguió a la muerte de Eve es una reconstrucción compilada por mí a partir de información de segunda mano, conversaciones espiadas y procedimientos legales que aprendí en la tele, en particular en Ley y orden y sus derivados, como Unidad de víctimas especiales, Acción criminal y el injustamente vapuleado Proceso con jurado. Otros detalles vinculados a los métodos y la terminología policial proceden de uno de los mejores programas de la historia de la televisión, Los casos de Rockford, protagonizado por James Garner, quien también tuvo un papel destacado en Grand Prix, ese clásico del automovilismo cinematográfico. Y, claro, del mejor programa policial de todos los tiempos, Colombo, con el fabuloso, excepcionalmente inteligente Peter Falk en el papel que le da nombre a la serie. (Peter Falk está sexto en mi lista de actores preferidos). Y, en fin, mi conocimiento de lo que ocurre en un tribunal se basa únicamente en la obra del mayor dramaturgo judicial de todos los tiempos, Sidney Lumet, cuyas películas, entre ellas Veredicto final y Doce hombres sin piedad, me han influido mucho. Y hago un inciso para decir que el hecho de que Lumet haya seleccionado a Al Pacino para Tarde de perros linda con la genialidad.

Lo que busco es relatar nuestra historia de una manera que combine lo dramático con lo verídico. Aunque los hechos no hayan ocurrido exactamente como los presento, por favor entended que las emociones son verdaderas. Mi intención es verdadera. Y, en dramaturgia, la intención lo es todo.