Capítulo 5

Los monos tienen pulgares.

Son prácticamente la especie más estúpida que hay en el planeta, después del ornitorrinco, que hace su madriguera bajo el agua, aunque respira aire. El ornitorrinco es horriblemente estúpido, pero es sólo un poco más tonto que el mono. Pero los monos tienen pulgares. Esos pulgares que tienen los monos deberían pertenecerles a los perros. «¡Dadme mis pulgares, jodidos monos!». (Me gusta, y mucho, esa observación de Al Pacino en Scarface, aunque no tiene punto de comparación con las películas de El Padrino, que son excelentes).

Veo demasiada tele. Cuando Denny se marcha por la mañana, la enciende para mí, y se ha transformado en un hábito. Me advirtió que no la viera todo el día, pero lo hago. Por suerte, sabe que me encantan los coches, así que me deja ver mucho el Speed Channel. Las carreras clásicas son las mejores, y me gustan especialmente las de Fórmula 1. También me agradan las de NASCAR, pero aún más las que se corren en circuitos cerrados. Aunque sabe que las carreras son lo que más me gusta, Denny me dijo que es bueno que tenga variedad en mi vida, así que a menudo pone otros canales, que también disfruto mucho.

A veces, cuando me pone el History Channel o el Discovery Channel o PBS, o incluso uno de los canales infantiles —cuando Zoë era pequeña acababa pasándome la mitad del día tratando de quitarme de la cabeza sus estúpidas cancioncillas—, aprendo cosas de otras culturas y otras formas de vida y me pongo a pensar acerca de mi lugar en el mundo y en lo que tiene sentido y lo que no.

Hablan mucho de Darwin; prácticamente todos los canales educativos emiten en algún momento un programa sobre la evolución, por lo general bien pensado e investigado. Así y todo, no entiendo por qué la gente insiste en enfrentar el concepto de evolución con el de creación. ¿Cómo no se dan cuenta de que espiritualidad y ciencia son una misma cosa? Los cuerpos evolucionan, las almas evolucionan, y el universo es un lugar fluido que une ambos fenómenos en un maravilloso paquete que se llama ser humano. ¿Qué tiene de malo esa idea?

Los teóricos de la ciencia no dejan de hablar de que los monos son los parientes evolutivos más cercanos al hombre. Pero eso es especulación. ¿En qué se basan? ¿En que ciertos cráneos antiguos se parecen al del hombre moderno? ¿Y eso qué prueba? ¿Se basan en el hecho de que los primates andan de pie? Ser bípedo no es ni siquiera una ventaja. Mira lo que es el pie humano, lleno de dedos torcidos y depósitos de calcio y pus que sale de uñas encarnadas que ni siquiera son lo suficientemente duras como para escarbar la tierra. Pero, aun así, anhelo que llegue el momento en que mi alma habite uno de esos mal diseñados cuerpos bípedos y pueda tener las preocupaciones de salud propias de los hombres. ¿Y qué tiene de especial que el cuerpo del hombre haya evolucionado a partir del de los monos? No importa que venga de los monos o de los peces. La idea importante es que, cuando el cuerpo se volvió lo suficientemente «humano», la primera alma humana entró en él.

Te presentaré una teoría: el pariente más cercano del hombre no es el chimpancé, como creen los de la televisión, sino, de hecho, el perro.

Ésta es mi lógica:

Argumento número 1: el espolón.

En mi opinión, el así llamado espolón, que se suele amputar de las patas delanteras de los perros a una edad temprana, es, en realidad, prueba de la existencia de un pulgar rudimentario. Es más, creo que los hombres han eliminado sistemáticamente ese pulgar de ciertas razas mediante un proceso conocido como «cría selectiva» sólo para evitar que los perros evolucionen hasta convertirse en mamíferos con manos prensiles y, por ende, «peligrosos».

Además, considero que la continua domesticación (por usar ese tonto eufemismo) a la que el hombre ha sometido al perro está motivada por el miedo. Miedo a que los perros, si se les deja evolucionar por su cuenta, lleguen, de hecho, a desarrollar pulgares y lenguas más pequeñas, lo cual los volvería superiores a los hombres, que debido a su andar bípedo son lentos y torpes. Es por eso por lo que los perros viven bajo la constante supervisión de los hombres, que los matan enseguida cuando los encuentran viviendo por su cuenta.

Por lo que me ha contado Denny acerca del gobierno y sus procesos internos, creo que este despreciable plan fue concebido en alguna habitación trasera de la Casa Blanca, nada menos, probablemente por algún maligno asesor de un presidente de catadura y fortaleza moral discutibles, y seguramente basándose en la correcta estimación, hecha, desgraciadamente, desde la paranoia más que desde la percepción espiritual, de que todos los perros tienen inclinaciones progresistas en los temas sociales.

Argumento número 2: el hombre lobo.

Sale la luna llena. La niebla cubre las ramas más bajas de los abetos. Un hombre emerge del rincón más oscuro del bosque y se encuentra transformado en…

¿Un mono?

Me parece que no.