UN TALLER LITERARIO PARA CONTAR HISTORIAS OSCURAS
—¿Y usted, corrige mucho?
—Depende. El final de Adiós a las armas, la última página, la escribí treinta y nueve veces antes de estar satisfecho.
—Y, ¿qué le atascó? ¿Algún problema técnico?
—Encontrar la palabra justa.
Ernest Hemingway a George Plimpton, en The Paris Review, 1954
Primero fue un jueves negro en 2001, al año siguiente un Seminario sobre novela negra y, a partir de entonces, como pioneros, un curso completo bajo los auspicios del Vicerrectorado de Extensión Universitaria de la Universidad de Alicante: el primer Taller de novela negra creado por una universidad española. En 2011, por décimo año consecutivo, volvimos a abrir nuestro taller literario para contar historias oscuras y escribirlas, para construir tramas, crear personajes, discutir contenidos, conocer las grandes obras de la novela negra, de la narrativa moderna, desgranar sus claves, denunciar sus tópicos y vindicar sus rupturas.
Cuando nos planteamos escribir una novela negra, muchas cuestiones surgen de repente: la verosimilitud, la fuerza de la acción, el procedimiento de investigación, la psicología de los personajes, la importancia del diálogo, el punto de vista del narrador, el estilo… Pero estamos en un taller para escribir aquello que nos gustaría leer, para embarcarnos en la aventura de buscar respuestas y entrar en la creación literaria como en un juego; desguazando las novelas, montando y desmontando las piezas una tras otra, porque el género policíaco-negro-criminal es, en realidad, un mecanismo de relojería preciso e imprevisible en cuanto lo ponemos en marcha.
Seguimos el proceso creador desde el momento en que surge la idea. Picasso decía que la inspiración existe, pero es mejor que te llegue cuando estás trabajando. Al contar historias negras, donde el crimen y la aventura colisionan en forma de palabras, seguimos tres únicos dictados. Primero, hacer nuestras las palabras de Voltaire: «Todos los estilos literarios son buenos, excepto el aburrido». Segundo y tercero, responder al consejo de Oscar Wilde: «Sólo hay dos reglas para escribir: tener algo que decir y decirlo bien».
Ah, claro. No basta con tener dotes, es preciso adquirir experiencia, técnica, cultura… Pero eso se consigue a lo largo del tiempo, escribiendo y leyendo a la manera de los escritores profesionales, es decir, deteniéndonos para saber cómo están escritas las novelas de los demás. El Taller de novela negra de la Universidad de Alicante, desde su primera edición, se ha dedicado a estudiar la obra de los grandes autores del género, a desmenuzar sus ficciones más significativas y a desvelar, a través de ellos, los resortes de un género poco estudiado por los académicos. Hemos seguido la pista de los investigadores literarios (Holmes, Poirot, Spade, Marlowe, Sepulturero Jones y Ataúd Johnson…) hasta enredarnos en la psicología criminal de Lou Ford o Tom Ripley… Incluso nos hemos atrevido —¡con los tiempos que corren!— a fijar las reglas imprescindibles para escribir un buen relato de misterio, para inventar historias, forjar argumentos y elaborarlos como juguetes emocionantes.