Lombino's best pizza o el verdadero nombre de Ed McBain
La ciudad se extendía como un centelleante nido de gemas extrañas (…).
Los edificios eran un decorado.
Miraban hacia el río y resplandecían con un brillo fabricado por la mano del hombre,
y uno los miraba con reverencia y contenía la respiración.
Detrás de los edificios, detrás de las luces, estaban las calles.
Y había basura en las calles.
Ed McBain. Cop Hater, 1956
Evan Hunter tenía treinta años cuando escribió la primera novela de Ed McBain: Cop Hater (Odio). Corría el año 1956, el corazón de una década dominada por la caza de brujas maccarthysta, la guerra fría y la propaganda gubernamental del american way of life. Salvatore Lombino, nacido en Manhattan el 15 de octubre de 1926, se había convertido legalmente en Evan Hunter, a los 26 años, cuando ya tenía escritas sus primeras novelas de éxito. En 1954, el año en que yo nací en una pequeña ciudad del Mediterráneo, Hunter obtuvo su primer best seller con The Blackboard Jungle (La jungla de pizarra) y había comenzado una prolífica carrera literaria bajo los nombres de Richard Marsten, Hunt Collins, Curts Cannon y Ezra Hannon. En este despliegue de identidades, Salvatore Lombino quedaba prácticamente reducido al chiste que aparece en una de sus novelas: Lombino's Best Pizza, el nombre de una pizzería de la ciudad imaginaria de Isola (isla, en italiano), sacada de su Manhattan natal.
De los seis nombres de Lombino, me quedo con Ed McBain. Nombre que comparte Lombino con el personaje de un traficante de armas que aparece en el último filme de Michael Curtiz, Los comancheros (1961), y cuya identidad usurpa —a la manera de Lombino— el héroe John Wayne para engañar a los indios. Qué curiosa coincidencia y cuántos espejos. Ed McBain nació para crear la comisaría del Distrito 87, una historia coral desarrollada en medio centenar de novelas, y las andanzas del abogado Matthew Hope (en aventuras de reminiscencias clásicas bajo títulos como La bella y la bestia o Gatita con botas). Con el tiempo, McBain ha devorado a Hunter y ha creado, a su manera, un clásico de la novelística norteamericana actual.
Cartel de The Blackboard Jungle, titulada en España Semilla de maldad.
Como escritor de novela negra, he de reconocer que padezco «el hechizo» del maestro McBain. Desde que descubrí Odio, he buscado sus obras editadas en nuestro país. No son demasiadas. Además de las ya citadas, en nuestras librerías pueden encontrarse: Veneno, Pasma, Ojo con el sordo, Hielo, Calor, Relámpago, Saludos al jefe, A mano armada, Calipso mortal, Hasta que la muerte…, El ritual de la sangre y El atracador. Poca cosa para un autor tan prolífico, pero una muestra suficientemente representativa que abarca más de treinta años, desde 1956 hasta 1987.
Cuando, recién cumplidos los treinta años, decidí escribir mi primera novela, tomé varias decisiones: retratar esta sociedad con métodos realistas, no caer en el ensimismamiento de la literatura actual y sacar «los trastos» a la calle, contar historias, reflejar la ciudad y el alma humana a través del quehacer literario. Por mí trabajo como periodista de sucesos, conocía muchos episodios y personas que podrían dar a mi primer libro una gran riqueza de personajes y verosimilitud. Ante mí, diariamente, desfilaban jueces, fiscales, policías, atracadores, presos, burócratas, sindicalistas, comisarios, sinvergüenzas con y sin pistola, arribistas de despacho, estafadores… Toda la fauna que, en esencia, rodea al crimen. Por esa razón, mi primera novela, Carne fresca, pertenece al género negro. Basada en muchas cosas que sabía de primera mano, por sus páginas desfilan personajes inspirados en personas reales aunque con nombres y fisonomías distintas. Esta elaboración supuso para mí una verdadera reflexión. Escribí una novela policíaca con policías españoles de los de ahora y, sin saberlo, antes de leer a McBain, llegué a las mismas conclusiones que el novelista de Manhattan, con la misma edad que él cuando escribió su primera novela, pero treinta y dos años más tarde, cuando McBain atesoraba una obra inmensa en su bibliografía.
Glenn Ford interpreta en Semilla de maldad a un soldado veterano que acepta un empleo como profesor en un conflictivo colegio público.