Capítulo 8

Grandes bolas de gas: Júpiter y Saturno

En este capítulo

triangle.png Comprenderás la composición de los planetas gigantes gaseosos

triangle.png Verás la Gran Mancha Roja y las lunas de Júpiter

triangle.png Observarás los anillos y las lunas de Saturno

Júpiter y Saturno, situados más allá de Marte y el cinturón de asteroides, son de las mejores vistas que se pueden obtener a través de un telescopio pequeño. Como mínimo uno de ellos suele estar bien situado para que podamos observarlo. Las cuatro lunas más grandes de Júpiter y los famosos anillos de Saturno son los objetivos favoritos cuando los aficionados a la astronomía dejan mirar por el telescopio a amigos y familiares. Y, a pesar de que quizá no puedas verla con el telescopio, la ciencia que se esconde detrás de estos planetas enormes y de sus satélites también resulta fascinante. En este capítulo, describo las vistas magníficas que puedes observar a través de tu telescopio y te doy la información básica sobre los dos planetas más grandes de nuestro Sistema Solar.

¡Cuánta presión! Viaja por el interior de Júpiter y Saturno

Júpiter y Saturno son como salchichas que llevan colorantes alimentarios no autorizados. El misterio no es la carne, sino los aditivos. Lo que ves en las fotografías de Júpiter y Saturno hechas con telescopio son las nubes, formadas por hielo de amoníaco, agua helada (como los cirros que hay sobre la Tierra), y un compuesto llamado hidrosulfuro de amonio. También puede que haya nubes de gotas de agua. Pero las apariencias engañan. Estas nubes están formadas sólo por pequeñas trazas de esas sustancias. La mayor parte de Júpiter y Saturno está constituida por hidrógeno y helio, como el Sol. A pesar de las abundantes teorías, los científicos no tienen pruebas de qué hace que la Gran Mancha Roja de Júpiter sea roja ni de qué produce los otros tonos blanquecinos de las nubes de los dos grandes planetas.

Júpiter y Saturno son los más grandes de los cuatro planetas gaseosos gigantes (los otros son Urano y Neptuno). Júpiter tiene trescientas dieciocho veces la masa de la Tierra; Saturno supera la masa de la Tierra unas noventa y cinco veces. En consecuencia, su gravedad es enorme y, en el interior de los planetas, el peso de tantas capas produce una enorme presión. Descender a Júpiter o Saturno es como hundirse en el mar profundo. Cuanto más hacia abajo se va, mayor será la presión. Y, a diferencia del mar, la temperatura aumenta radicalmente con la profundidad. Ni se te ocurra bucear ahí.

En los niveles más altos de la atmósfera en los que pueden ver los astrónomos, la capa superior de las nubes, las temperaturas descienden hasta los –149 °C en Júpiter y los –178 °C en Saturno. Sin embargo, a gran profundidad, hay mucha presión. Para cuando llegues a los 10.000 kilómetros por debajo de las nubes en Júpiter, la presión aumenta un millón de veces la presión barométrica a nivel del mar en la Tierra. ¡Y la temperatura es igual a la de la superficie visible del Sol! No obstante, Júpiter es mucho más raro que el Sol. La densidad del espeso gas a esta profundidad es mucho mayor que en la superficie solar y el gas caliente de hidrógeno se comprime de manera que se comporta como un metal líquido. Las corrientes en espiral de este hidrógeno en forma de metal líquido generan potentes campos magnéticos en Júpiter y Saturno que llegan a grandes distancias en el espacio.

Júpiter y Saturno brillan intensamente en luz infrarroja, cada uno de ellos genera casi tanta energía como la que recibe del Sol (en cambio, la Tierra consigue casi toda su energía del Sol). El calor ascendente, junto al calor generado por los rayos del Sol que brillan desde arriba, activa sus atmósferas y produce corrientes en chorro, huracanes y otros tipos de tormentas atmosféricas que cambian continuamente el aspecto de estos planetas.

Casi una estrella: observa Júpiter

cuestionestecnicas.pngJúpiter tiene alrededor de una milésima parte de la masa del Sol. A veces, los científicos se refieren a este planeta llamándolo “la estrella que fracasó”. Si tuviera ochenta o noventa veces más masa, la temperatura y la presión de su centro serían tan elevadas que la fusión nuclear empezaría y se podría mantener. Júpiter brillaría con su propia luz, ¡y se convertiría en una estrella!

Júpiter tiene un diámetro de unos 143.000 kilómetros, que es unas once veces superior al de la Tierra. El gigante gaseoso gira a una velocidad enorme, y da una vuelta completa en sólo 9 horas, 55 minutos y 30 segundos. De hecho, Júpiter gira tan de prisa que la rotación hace que sobresalga en el ecuador y que esté achatado en los polos. Con una visión clara en aire estable, puedes detectar esta forma achatada a través de tu telescopio.

telescopi.pngLa rápida rotación produce bandas de nubes en cambio constante, paralelas al ecuador de Júpiter. En realidad, lo que ves a través de tu telescopio cuando miras Júpiter es la parte superior de las nubes del planeta. En función de las condiciones de observación, el tamaño y la calidad de tu telescopio y las circunstancias de Júpiter, puedes ver desde una hasta incluso veinte bandas de nubes (consulta la figura 8-1).

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Figura 8-1:

Júpiter y sus bandas de nubes inducidas por la rotación

Las bandas más oscuras de nubes de Júpiter reciben el nombre de cinturones; y las bandas más claras, el de zonas. Cuando miras a través de un telescopio, Júpiter parece un disco circular. Justo en el centro del disco se encuentra la zona ecuatorial flanqueada por los cinturones ecuatoriales norte y sur. En el cinturón del sur, puedes ver la Gran Mancha Roja de Júpiter, que suele ser el rasgo más evidente de Júpiter. Esta perturbación atmosférica, que a veces se compara con un gran huracán, ha flotado en la atmósfera de Júpiter como mínimo durante ciento veinte años. De hecho, la Gran Mancha Roja de Júpiter pudo haber sido observada en 1664, y, de haberlo sido, se apagó antes de volver a aparecer en el siglo XIX.

telescopi.pngJúpiter es fácil de encontrar porque, al igual que Venus (consulta el capítulo 6), brilla con más intensidad que cualquier otra estrella en el cielo (una pequeña excepción: cuando su órbita llega a la parte más alejada del Sol, Júpiter puede que sea ligeramente menos brillante que la estrella más brillante, Sirio). Si dispones de un telescopio informatizado que pueda apuntar a una posición del planeta, a veces, puedes ver Júpiter durante el día. En circunstancias excepcionales, durante el día puedes localizar Júpiter con unos prismáticos o a simple vista. Un cielo azul oscuro con poco o sin polvo en suspensión también ayuda. Te serán útiles las aplicaciones de smartphone como Google Sky Map o Sky Safari (que describo en el capítulo 2).

Cuando puedas localizar Júpiter con facilidad, estarás listo para hacer observaciones un poco más detalladas. Te facilito instrucciones para ver los rasgos y las lunas del planeta en los siguientes apartados.

Busca la Gran Mancha Roja de Júpiter

La Gran Mancha Roja de Júpiter, que muestra la figura 8-2, es una tormenta tan grande como la Tierra y, a veces, más grande, situada en el cinturón ecuatorial sur. Como la mayoría de las características de Júpiter, puede cambiar de un día para otro. Su color puede ser más claro o más oscuro. Las nubes blancas, que son lo suficientemente grandes para verse con algunos telescopios de aficionados, se forman cerca de la mancha y se mueven a lo largo del cinturón ecuatorial sur. En ocasiones, una nube que está en el cinturón ecuatorial sur o en algún otro cinturón parece recorrer el planeta sin fin, y se estira sobre todo longitudinalmente. Una nube con esta forma alargada se conoce como festón. ¡Este fenómeno es realmente una fiesta!

telescopi.pngSi al principio no ves la Gran Mancha Roja de Júpiter, puede ser porque tenga un color pálido, pero es más probable que haya rotado hasta el lado posterior de Júpiter. Tendrás que esperar a que Júpiter vuelva a rotar. Si vas observando los rasgos de Júpiter a intervalos de una hora o dos durante la noche, puedes ver la mancha y otras características menores moverse a través del disco del planeta a medida que Júpiter va rotando.

En los primeros años de la década de los noventa, el cinturón ecuatorial sur parecía desaparecer de la noche a la mañana y volver a aparecer más tarde. Desde entonces, este cinturón se ha apagado y vuelto a aparecer varias veces. En ocasiones, los aficionados a la astronomía son los primeros que ven fenómenos asociados al cinturón ecuatorial sur. Mientras disfrutas del espectáculo de los cinturones y las manchas de Júpiter, ten los ojos bien abiertos por si ves algo nuevo.

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Figura 8-2:

La Gran Mancha Roja de Júpiter es una visión apasionante

Los accesorios invisibles de Júpiter

¿Sabías que Júpiter tiene unos delgados anillos formados por partículas de roca, quizá fragmentos diminutos de peñascos? A diferencia de los famosos anillos de Saturno, los accesorios de Júpiter son oscuros, lo que los hace invisibles si se quieren ver a través de telescopios de aficionados. De hecho, los anillos son difíciles de ver a través de prácticamente cualquier telescopio, excepto el Hubble, y la mejor forma de observarlos es utilizando los instrumentos que llevan las sondas espaciales hasta Júpiter.

Existen partículas microscópicas de los anillos que se disipan en un denso halo en el interior de éstos, que rodea y quizá se funde con la parte superior de la atmósfera de Júpiter.

La sonda Galileo de la NASA, que operó alrededor de Júpiter de 1995 a 2003, obtuvo magníficas imágenes de los anillos. Puedes encontrar imágenes de los anillos de Júpiter y más en el sitio web Planetary Photojournal de la NASA, http://photojournal.jpl.nasa.gov/index.html. Basta con hacer clic en la imagen de Júpiter y seguir los enlaces.

A la caza de las lunas de Galileo

Siempre que la observación sea buena, tu telescopio revelará estructuras en las capas más altas de las nubes de Júpiter (cinturones, zonas, manchas y quizá más elementos) y puede que veas una o más de las cuatro grandes lunas del planeta: Ío, Europa, Ganímedes y Calixto. (Puedes ver una foto de Júpiter y de estas lunas en la galería de nuestra página web.)

telescopi.pngLas cuatro lunas destacadas de Júpiter (hasta marzo de 2012 se habían contado 62 lunas más pequeñas) reciben el nombre de lunas galileanas, o satélites galileanos, en honor a Galileo, su descubridor. Cada una de las cuatro grandes lunas orbita casi exactamente en el plano ecuatorial de Júpiter, de manera que cada luna siempre está justamente por encima de algún punto del ecuador de Júpiter. Cualquier telescopio que merezca la pena permite ver las lunas galileanas, y muchas personas incluso pueden ver dos o tres de estas lunas con unos buenos prismáticos. Sin embargo, Ío, la luna galileana más interior, es difícil de ver con prismáticos porque orbita muy cerca del gran planeta brillante.

Con tu telescopio no puedes ver suficientes detalles de ninguna de las lunas de Júpiter como para imaginarte cómo son sus superficies, pero puedes notar diferencias en su brillo y, con un estudio cuidadoso, quizá también en sus colores.

Si miras imágenes de las lunas galileanas tomadas por una sonda espacial, puedes ver que cada luna es un pequeño mundo en sí mismo, con una composición y paisaje que le aportan un carácter único. (Consulta el apartado “Controla el tiempo para ver la luna”, más adelante en este capítulo, para conocer webs en las que puedas ver las imágenes.)

Para obtener información básica sobre las cuatro lunas mayores, consulta la siguiente lista:

visto.png Calixto: Calixto tiene una superficie oscura marcada por muchos cráteres blancos. La superficie probablemente esté formada por hielo sucio, una mezcla de hielo y roca. Los impactos de asteroides, cometas y grandes meteoroides han expuesto el hielo limpio subyacente; de aquí los cráteres blancos.

visto.png Europa: Esta luna tiene un terreno accidentado que parece formado por masas de hielo. La superficie puede ser una corteza helada que llena hasta el borde un océano de agua y aguanieve, quizá de 150 kilómetros de profundidad. Europa es uno de los cinco sitios del Sistema Solar fuera de la Tierra en el que los científicos tienen pruebas contundentes de la existencia de agua líquida en el subsuelo (los otros son Ganímedes, Calixto y las lunas de Saturno, Titán y Encélado).

visto.png Ganímedes: Sus 5.262 kilómetros de diámetro hacen que Ganímedes sea la mayor luna del Sistema Solar (incluso más que Mercurio, que tiene 4.879 kilómetros de diámetro). La superficie con manchas de Ganímedes está formada por terrenos claros y oscuros, quizá hielo y roca, respectivamente. La marca más destacable es Valhalla, una cuenca de impacto con enormes anillos, tan grande como Estados Unidos continental (a juzgar por el tamaño por su cordillera exterior).

visto.png Ío: La superficie de esta luna está salpicada por más de cuatrocientos volcanes. Aparte de la Tierra, es el único lugar en el que tenemos pruebas concluyentes de vulcanismo constante tal y como lo conocemos en la Tierra, con lava caliente que emerge desde el subsuelo. (De todas formas, consulta mi descripción de la luna de Saturno, Encélado, más adelante en este capítulo, para ver un caso de vulcanismo helado.) Ío no tiene cráteres de impacto visibles porque la lava de los omnipresentes volcanes ha cubierto todos los puntos de colisión.

A pesar de que no puedas disfrutar del tipo de observación cercana que se logra con un sofisticado equipo espacial, con tu telescopio puedes observar algunos aspectos interesantes de estas lunas mientras orbitan alrededor de Júpiter. En los siguientes apartados comento fenómenos que pueden afectar a tu visión de las lunas, como ocultaciones, tránsitos y eclipses.

Cómo reconocer los movimientos de las lunas

Ío, Ganímedes, Europa y Calixto siempre están moviéndose y cambiando sus posiciones relativas, apareciendo y desapareciendo mientras giran en torno a Júpiter. A veces, puedes verlos a todos y a veces no. Si no puedes ver una de las lunas, aquí tienes algunas explicaciones posibles:

visto.png Puede que se esté produciendo una ocultación, fenómeno que se da cuando una de las lunas pasa por detrás del limbo de Júpiter (el extremo del disco que ves a través del telescopio).

visto.png La luna puede estar en un eclipse, que se da cuando ésta se mueve hasta la sombra de Júpiter. Como la Tierra a menudo está a un lado de la línea recta que une el Sol con Júpiter, la sombra de Júpiter se puede extender a un lado vista desde la Tierra. Cuando tienes una luna a la vista separada del limbo de Júpiter y, de repente, se atenúa y desaparece, significa que se ha movido hasta la sombra del planeta.

visto.png La luna puede estar en tránsito a través del disco de Júpiter; en ese momento, la luna es particularmente difícil de ver porque las lunas son de color pálido, lo que hace que sean difíciles de detectar contra la atmósfera de nubes de Júpiter. De hecho, una luna en tránsito puede ser mucho más difícil de distinguir que su sombra.

telescopi.pngTambién puedes observar una sombra de luna, que se da cuando una de las lunas está entre el Sol y Júpiter y hace sombra en el planeta. La sombra es una mancha negra, mucho más oscura que cualquier rasgo de una nube, que se mueve atravesando el planeta. La luna que proyecta la mancha puede estar en tránsito en ese momento, pero no siempre es así. Cuando la Tierra está muy alejada de la línea Sol-Júpiter, puedes ver una luna fuera del extremo de Júpiter haciendo una sombra en el planeta.

Controla el tiempo para ver la luna

consejo.pngLa revista Sky & Telescope ofrece un calendario mensual de las ocultaciones, eclipses, fenómenos de sombras y tránsitos de las cuatro lunas galileanas. Tanto esta revista como Astronomy publican un gráfico mensual en el que se muestran las posiciones de las cuatro lunas respecto al disco de Júpiter noche tras noche. (Consulta el capítulo 2 para obtener más información sobre revistas de astronomía.) Puedes saber qué luna es comparando el gráfico con lo que ves en el telescopio.

telescopi.pngCuando observes las lunas de Júpiter, recuerda estas reglas generales:

visto.png Las cuatro lunas galileanas orbitan alrededor de Júpiter en la misma dirección. Cuando las ves en la cara visible respecto a la Tierra, se mueven de este a oeste; cuando orbitan por la cara lejana, viajan de oeste a este.

visto.png Una luna en tránsito se mueve hacia el oeste, y una luna que está a punto de ser ocultada o eclipsada se dirige al este (siguiendo las direcciones geográficas este-oeste en el cielo de la Tierra).

Cometas a distancias asombrosas

En contadas ocasiones, un cometa o un asteroide choca contra Júpiter, lo que puede provocar una mancha oscura temporal encima de los cinturones de nubes que puede durar meses. Los científicos lo desconocían hasta julio de 1994, cuando grandes fragmentos del cometa Shoemaker-Levy 9 chocaron contra Júpiter. Desde entonces, los astrónomos han revisado datos del pasado sobre las marcas de Júpiter y han descubierto algunos accidentes geográficos sospechosos que pueden haber sido creados de esa forma.

Desde 1994, los astrónomos saben que si aparece una mancha oscura en Júpiter, puede haber sido producida por escombros de un objeto de impacto. Es decir, no es únicamente una formación más de nubes en el planeta. En julio de 2009, el astrónomo aficionado Anthony Wesley descubrió una mancha reciente en Júpiter con su telescopio de 36 centímetros cerca de Canberra (Australia). Alertó a los científicos y el telescopio espacial Hubble fotografió la mancha, que medía 8.000 kilómetros de ancho (el cuerpo de impacto era menor, como una casa en llamas que puede parecer pequeña por la nube de humo que produce). En junio de 2010, Wesley observó un breve destello de luz cerca del límite del disco de Júpiter. Era el resplandor de una gran caída de meteoritos sobre Júpiter, y otro aficionado de Filipinas lo grabó en vídeo. Mantén los ojos (¡y el telescopio!) abiertos por si aparecen elementos extraordinarios mientras observas a Júpiter.

Si observas algo nuevo y apasionante en Júpiter o Saturno (que describo a continuación), envía un informe al IOPW (International Outer Planet Watch). Su web es http://atmos.nmsu.edu/ijw/ijw.html, a la sección dedicada a Júpiter de la Asociación de Observadores Planetarios y Lunares (www.alpoas tronomy.org/Jupiterblog) o a la sección de Júpiter de la Asociación Astronómica Británica (www.britastro.org/Jupi ter). Visita estas webs para obtener información útil sobre observaciones, así como informes recientes acerca de Júpiter.

Con condiciones de observación excelentes, puedes distinguir una o dos marcas en Ganímedes, la mayor luna galileana, con un telescopio de 15 centímetros o mayor. (Consulta el capítulo 3 para obtener información sobre telescopios.) Para ver los detalles de la superficie, necesitas la imagen de una nave espacial interplanetaria que haya visitado el sistema de Júpiter.

consejo.pngLas mejores imágenes de Júpiter y sus lunas las han obtenido las sondas espaciales Galileo y Voyager 1 y 2 y el telescopio espacial Hubble:

visto.png Puedes encontrar las imágenes de las sondas Galileo en http://solarsystem.nasa.gov/galileo/gallery/index.cfm. En esa web, basta con hacer clic en la imagen de Júpiter o en una de sus lunas para ver las imágenes de ese objeto.

visto.png Las imágenes de los Voyager y de otras fuentes se encuentran en la web Planetary Photojournal de la NASA: http://photojournal.jpl.nasa.gov. Cuando veas los planetas, haz clic en la imagen de Júpiter.

visto.png Para ver imágenes del telescopio Hubble, examina la colección del Space Telescope Science Institute, en http://hubblesite.org/newscenter/archive/releases/solar-system/Jupiter. La sonda más nueva de Júpiter, Juno, está de camino al planeta, y su llegada está prevista para agosto de 2016. Puedes ver cómo avanza en la web www.nasa.gov/mission_pages/juno/main/index.html.

Nuestra atracción planetaria principal: céntrate en Saturno

Saturno es el segundo mayor planeta de nuestro Sistema Solar, con un diámetro de unos 121.000 kilómetros. La mayoría de la gente está familiarizada con Saturno por sus característicos anillos. Durante siglos, los astrónomos pensaron que Saturno era el único planeta que tenía anillos. Hoy en día sabemos que los anillos rodean a los cuatro planetas gaseosos gigantes: Júpiter, Saturno, Urano y Neptuno. Sin embargo, la mayoría de los anillos son demasiado tenues para que podamos verlos con telescopios desde el suelo. La gran excepción es Saturno.

Según afirman muchos observadores, Saturno es el planeta más bonito. Sus famosos anillos se pueden ver usando prácticamente cualquier telescopio, y, además, también se puede observar la luna gigante de Saturno, Titán. Muchos astrónomos creen que los anillos de Saturno son la visión celeste que más impresiona a sus amigos no astrónomos, pero Titán es una atracción que también vale la pena.

En los siguientes apartados, proporciono información sobre cómo observar las lunas, las tormentas y los anillos de Saturno. No te olvides de ver las imágenes de Saturno que encontrarás en la web www.para dummies.es.

Disfruta de los anillos de Saturno

telescopi.pngLos anillos de Saturno suelen ser fáciles de identificar porque son grandes y están compuestos por brillantes partículas de hielo (millones de pequeños fragmentos de hielo, algunas bolas de hielo más grandes y quizá algunas piezas del tamaño de fragmentos de roca grandes). Puedes disfrutar de los anillos a través de un telescopio pequeño y divisar sus sombras en el disco de Saturno (consulta la figura 8-3). Si las condiciones de observación son excelentes, también se puede ver la división de Cassini, un espacio que separa los anillos de Saturno y que se llama así en honor a Giovanni Cassini, la persona que la detectó por primera vez.

Los anillos de Saturno miden más de 200.000 kilómetros de ancho, pero tienen un grosor de sólo unos metros. Según estas proporciones, los anillos son como “una capa de papel de pañuelo estirada por todo un campo de fútbol” como escribió el profesor Joseph Burns de la Universidad de Cornell. Pero, aunque proporcionalmente los anillos sean tan finos como un pañuelo de papel, no te gustaría sonarte la nariz con ellos. Meterte hielo por las fosas nasales puede que te relaje más que esnifar pegamento, pero no te lo recomiendo.

Saturno gira una vez cada 10 horas, 39 minutos y 22 segundos y es más achatado por los polos que Júpiter. Los anillos tienden a engañar a la vista, por eso puede ser complicado observar la forma aplastada de Saturno.

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Figura 8-3:

Los anillos de Saturno están formados por fragmentos de hielo y roca

Los anillos son muy grandes, pero muy finos. Mantienen una orientación fija, señalando de forma oblicua a una dirección en el espacio. Todos los años, hay un momento determinado en el que los anillos están más ladeados de lo normal, tal y como se ven desde la Tierra, y tres meses después están en el punto de máxima inclinación respecto a cómo suelen estar.

Mientras Saturno sigue su órbita, de treinta años, hay veces que sus anillos están totalmente de canto y parecen desaparecer al observarlos a través de telescopios pequeños (y, a veces, incluso de los grandes). No puedes ver los anillos cuando sus bordes están delante de la Tierra porque son extremadamente finos. En esas ocasiones, con un telescopio potente, puedes ver los anillos proyectados como una línea oscura contra el disco de Saturno. Los anillos desaparecieron por última vez en el año 2009 y volverán a desaparecer en 2025.

Caza tormentas en Saturno

Saturno tiene cinturones y zonas igual que Júpiter (consulta el apartado “Casi una estrella: observa Júpiter” anteriormente en este capítulo), pero los de Saturno tienen menos contraste y son más difíciles de ver. Búscalos cuando haya buenas condiciones atmosféricas y puedas utilizar un ocular de alta potencia en tu telescopio para ver detalles planetarios.

telescopi.pngAlrededor de una vez cada veinte o treinta años aparece una gran nube blanca, o “gran tormenta blanca” en el hemisferio norte de Saturno. Vientos a gran velocidad extienden la nube hasta formar una banda brillante y densa que rodea por completo al planeta. Al cabo de unos meses, puede que desaparezca. A veces, los aficionados a la astronomía son los primeros que detectan una tormenta nueva en Saturno. La última gran tormenta blanca empezó en 2010, así que deberás esperar bastante para ver otra. Mientras, abre bien los ojos por si ves nubes blancas más pequeñas que puedan crecer y extenderse alrededor del planeta.

Cómo controlar una luna de grandes proporciones

Titán, la luna más grande de Saturno, es más grande que Mercurio. Su diámetro es de 5.150 kilómetros. Algunas lunas grandes tienen atmósferas tenues, pero la de Titán es densa y brumosa, y está formada por nitrógeno y pequeñas cantidades de distintos gases como el metano. Es difícil ver a través de la atmósfera de Titán, pero en 2004 la sonda espacial Cassini de la NASA empezó a trazar un mapa de la superficie de Titán con luz infrarroja (buena para penetrar en la niebla) y radar (incluso mejor). El 14 de enero de 2005, la sonda Huygens de la Agencia Espacial Europea aterrizó en Titán. Casi todo lo que sabemos sobre esta extraordinaria luna procede de la Cassini y la Huygens.

Gran parte de la superficie de Titán es relativamente plana y homogénea. En latitudes elevadas, este satélite tiene lagos de hidrocarburos líquidos, probablemente etano y metano (los hidrocarburos son compuestos químicos formados por átomos de hidrógeno y carbono; en la Tierra, se dan de forma natural en el petróleo crudo que procede del suelo). En nuestro planeta, tenemos el ciclo del agua, en el que el agua cae en forma de lluvia hasta el suelo; fluye en ríos, lagos y mares; se evapora como vapor de agua; y sube por la atmósfera, desde donde vuelve a caer en forma de lluvia. Titán tiene un ciclo similar, pero con lluvia de metano, lagos de metano y metano gaseoso. Titán es tan frío que cualquier agua allí está permanentemente congelada. Algunos hidrocarburos también se congelan: en los puntos secos de Titán, hay dunas de “arena”, pero no están formadas por partículas de roca, como las dunas de arena terráqueas. Lo más seguro es que las dunas de Titán estén compuestas por partículas de hidrocarburos congeladas (quizá tengas algunos hidrocarburos sólidos en casa, como poliestireno, el plástico utilizado para las tazas desechables para tomar bebidas calientes).

Si en la superficie de Titán hubiera agua, estaría congelada. En 2012, la Cassini descubrió que hay un océano de agua a unos 96 kilómetros por debajo de la superficie de Titán, donde las condiciones son más cálidas.

¿En qué consiste una luna críptica?

Uno de los descubrimientos más interesantes de la sonda Cassini fue la existencia de fumarolas en la región polar sur del satélite Encélado de Saturno. Vapor de agua, partículas de hielo y otras sustancias salen de las fumarolas, como versiones frías de los géiseres de vapor caliente del Parque Nacional de Yellowstone. La erupción de material helado como éste recibe el nombre de criptovulcanismo. Los astrónomos llegaron a la conclusión de que los géiseres de Encélado se alimentan desde un cuerpo de agua líquida de la subsuperficie de la luna que es lo suficientemente cálido para albergar vida, si es que algo vive allí. Los cristales de hielo de los géiseres cubren la superficie de Encélado, lo que lo hace ser especialmente brillante. Algunas partículas de hielo son propulsadas hacia el espacio, donde se fusionan con uno de los anillos de Saturno.

consejo.pngCon un buen telescopio pequeño, puedes ver Titán. Puede que seas capaz de ver otras dos de las lunas de Saturno, Rea y Dione, cuando están cerca de sus máximas elongaciones del planeta. (Consulta el capítulo 6 para obtener más información sobre elongaciones.) Puedes encontrar un gráfico mensual de las ubicaciones de estas lunas respecto al disco de Saturno en la revista Sky & Telescope. Utiliza los gráficos para planificar tus observaciones. En marzo de 2012, se conocían 62 lunas de Saturno, la mayoría demasiado pequeñas para poder ser vistas a través de telescopios de aficionados.

consejo.pngLa sonda Cassini sobrevuela Saturno y sus lunas, en una misión que debería durar, como mínimo, hasta 2017. Puedes ver imágenes y otros datos que envía Cassini en la página Cassini Solstice Mission, http://Satur no.jpl.nasa.gov, y en la web del CICLOPS (Laboratorio Central de Operaciones e Imágenes de Cassini), www.ciclops.org.

cuestionestecnicas.png Las lunas por nacimiento y las lunas convertidas orbitan en armonía

Hay dos tipos de lunas: las normales y las demás. Las lunas normales orbitan en el plano ecuatorial de sus planetas, y todas orbitan en la dirección en la que los planetas giran sobre sus ejes. Esta dirección recibe el nombre de movimiento progrado. Lo más seguro es que las lunas normales se formasen en un lugar alrededor de Júpiter y Saturno, a partir de un disco ecuatorial de materia protoplanetaria y protolunar. Así, Júpiter y Saturno, junto a sus muchas lunas, son como sistemas solares en miniatura centrados en grandes planetas en lugar de estrellas.

En cambio, algunas de las lunas más pequeñas son como Elsa, la leona que “nació libre” y que fue capturada cuando era un cachorro. Orbitan en la dirección opuesta a la dirección en la que gira el planeta. Estas órbitas se conocen como retrógradas, y suelen estar inclinadas respecto a los planos ecuatoriales de sus planetas. Las lunas con órbitas retrógradas se formaron en otros puntos del Sistema Solar, quizá como asteroides, y fueron capturadas por la gravedad de Júpiter y Saturno.

En marzo de 2012, Júpiter tenía 66 lunas confirmadas y Saturno, 62. Es probable que estos planetas tengan otras más de tamaño reducido, y que los astrónomos sigan descubriendo muchas de ellas. Cualquier número de lunas conocidas que encuentres en un libro puede quedar obsoleto para cuando lo leas. A veces, los astrónomos anuncian lunas, pero no las cuentan. Los funcionarios de la Unión Astronómica Internacional quieren asegurarse de que se confirman los descubrimientos. Puedes comprobar la información más actualizada sobre los satélites naturales de Júpiter, Saturno y de otros planetas en el sitio web de la NASA dedicado a la dinámica del Sistema Solar: http://ssd.jpl.nasa.gov/?sat_discovery. Las lunas sin nombre son descubrimientos provisionales a la espera de confirmación.