[1] Y yo entré relativamente tarde en el proceso. Richie Marks y Jerry Greenberg va llevaban nueve meses montando cuando me incorporé en agosto de 1977, pocos meses después del final del rodaje, y los tres trabajamos juntos hasta que Jerry se fue en la primavera de 1978. Entonces Richie y yo continuamos, junto a Lisa Fruchtman, hasta que yo empecé a trabajar en la banda sonora.
[3] Película compuesta por solo diez planos, cada uno de diez minutos de duración, unidos entre sí de manera invisible, de forma que la impresión es de una ausencia completa de montaje.
[4] Hablando para un público australiano, me di cuenta de las tendencias inherentes a nuestros respectivos idiomas. En los Estados Unidos, la película se «corta», lo cual pone el énfasis en la separación. En Australia (y Gran Bretaña), la película se «une», con el énfasis en la conexión.
[5] Una colmena puede ser desplazada dos pulgadas (5,08 cm) cada noche sin desorientar a las abejas a la mañana siguiente. Sorprendentemente, si se desplaza dos millas (3.218 metros) las abejas siguen sin tener problemas: debido al desplazamiento total de su entorno se ven obligadas a reorientar su sentido de la dirección, cosa que pueden hacer con bastante facilidad. Pero si la colmena se desplaza dos yardas (1 metro y 828 cm.), las abejas resultarán fatalmente confundidas. El entorno no les parece diferente, luego no se reorientan y en consecuencia no reconocerán su propia colmena, revoloteando en torno al espacio vacío en el que solía estar, cuando la colmena se encuentra solo dos yardas más allá.
[6] Cuando Stanley Kubrick estaba dirigiendo El resplandor, quería rodar la película respetando la continuidad y tener los decorados y los actores disponibles todo el tiempo. Tomó posesión de un estudio en Elstree (Londres), construyó todos los decorados a la vez y los mantuvo allí, preiluminados, durante todo el tiempo que tardó en rodar la película. Pero El resplandor sigue siendo una excepción a la regla general de la discontinuidad.
[7] La discontinuidad visual —aunque no en un sentido temporal— es el rasgo más notable de la pintura del Antiguo Egipto. Cada parte del cuerpo humano se representaba desde su ángulo más característico y revelador: la cabeza de perfil, los hombros de frente, los brazos y las piernas de perfil, el torso de frente; y todos esos diferentes ángulos se combinaban en una única figura. Para nosotros, todavía hoy, con nuestra preferencia por las leyes unificadas de perspectiva, esto da un aspecto «distorsionado» casi cómico a las gentes del Antiguo Egipto. Pero, ¿quién sabe si en un futuro remoto nuestras películas, con sus combinaciones de muchos ángulos diferentes (cada uno de los cuales es el más «revelador» para su asunto particular) parecerán igualmente cómicas y distorsionadas?
[9] El problema con esto se ve a diario en cualquier comedia televisiva de situación rodada con muchas cámaras. Puesto que las cámaras están rodando a la vez, los actores siempre van a estar «correctos» en lo que atañe a su continuidad espacial y a su relación con los demás, pero eso no evita en absoluto que durante todo el tiempo se hagan mal los cortes.
[10] Los montadores de la segunda parte de El Padrino fueron Peter Zinner, Barry Mailkin y Richard Marks.
[11] Para un examen más completo de los sistemas no-lineales corrientes, véase el epílogo: Edición digital, no-lineal: La insoportable levedad.
[14] En los clásicos enfrentamientos de los cowboys (y ahora de los diplomáticos) que se miran intimidatoriamente, el que parpadea es el que pierde. Se trata de un juego mental en donde el perdedor no es capaz de resistir su posición, permitiendo que otro pensamiento se entrometa en el momento crítico. El parpadeo señala el instante en que renuncia a su primer pensamiento.
[15] El doctor John Stern de la Washington University en St. Louis ha publicado recientemente (1987) unos estudios experimentales de la psico-fisiología del parpadeo que parecen confirmar esto.
[16] Esto puede ocurrir al margen de lo grande o pequeña que sea la idea. Por ejemplo, la idea puede consistir en algo tan simple como «ella se mueve rápidamente hacia la izquierda».
[17] William Stokoe hace una curiosa comparación entre las técnicas de montaje de cine y el lenguaje americano de signos: «En el lenguaje de signos, lo narrativo ya no es lineal. En cambio, la esencia consiste en cortar desde una perspectiva normal a un primer plano a un plano lejano a un primer plano otra vez, incluyendo incluso escenas retrospectivas y prospectivas, exactamente del modo en que trabaja un montador de cine. No solo el lenguaje de signos está organizado más como una película montada que como una narración escrita, sino también cada emisor de signos está situado de forma similar a como lo está una cámara: el campo de visión y el ángulo de visión están dirigidos pero son variables». William Stokoe. Language in Four Dimensions, New York Academy of Sciences, 1979.
[18] Una de las señales de una mala interpretación es que el actor parpadea en el momento equivocado. Aunque no nos demos cuenta conscientemente, el ritmo del parpadeo de un actor no encaja con el ritmo de los pensamientos que esperaríamos de su personaje. De hecho, seguramente un mal actor no está pensando nada de lo que estaría pensando el personaje, sino en cuestiones como: «Me pregunto qué piensa el director de mí, me pregunto si estoy bien» o «¿Cuál es mi próxima fiase?».
[19] Una forma de cambiar los momentos de corte es situar el plano en un contexto diferente en el que el espectador estará pensando (y percibiendo) cosas diferentes.