El montador no solo colabora con el director, muchas veces dos o más montadores están trabajando a la vez, en ocasiones con el mismo grado de autoridad. Esto puede parecerle raro a mucha gente, que no ve que suceda lo mismo con los directores de fotografía o los directores artísticos. Pero por alguna razón, que tiene que ver con la mentalidad colaboradora de los montadores y con el hecho de que la presión de tiempo en la posproducción no acarrea consecuencias tan definitivas como durante el rodaje, a menudo se contratan varios montadores. Yo he trabajado, y disfrutado, en colaboración con otros montadores en muchas películas: La conversación, Apocalypse Now, La insoportable levedad del ser y la tercera parte de El Padrino.
La principal ventaja del montaje en colaboración es la rapidez; su mayor riesgo, la falta de coherencia. Pero cuando se han rodado más de 100.000 metros, sesenta y cinco horas, probablemente va a ser necesario asumir ese riesgo y contratar a dos montadores o, como mínimo, a un montador asociado que trabaje bajo supervisión de otro. A veces los problemas pueden venir de un solo montador que tenga un punto de vista cerrado sobre el material. Esto es particularmente molesto cuando el director y el montador no han trabajado juntos antes y no tienen tiempo de desarrollar un lenguaje común. En ese caso, no sería mala idea plantearse tener varios montadores.
El Padrino fue la primera película en la que Francis trabajó con dos montadores. En principio había uno solo, pero tenía un punto de vista cada vez más cerrado y fue despedido al cabo de unos meses. Entonces decidieron reconstituir lo que se había hecho hasta ese momento y volver a empezar, pero como se había perdido mucho tiempo y parecía que la película iba a durar casi tres horas al tiempo que había que terminarla en un plazo inamovible, se impuso contratar a dos montadores. La película se estaba rodando todavía y había mucho trabajo que hacer. Cada uno de los montadores tenía que completar en veinticuatro semanas una película de noventa minutos. A diferencia de lo que ocurriría en la segunda parte de El Padrino o en Apocalypse Now, el trabajo fue estrictamente dividido en dos mitades. Bill Reynolds montó la primera parte y Peter Zinner la última. Hay un punto específico donde acaba la parte de Bill y comienza la de Peter.
En la segunda parte de El Padrino, si bien la responsabilidad del montaje estaba dividida según un modelo de tablero de damas, las secuencias estaban originalmente montadas por la misma persona[10]. Pero cuando Francis empezó a actuar sobre la estructura de la película, unos se encontraron volviendo a montar lo que otros habían hecho.
Los intereses sobre una película de veinticinco millones de dólares son de alrededor de 250.000 dólares al mes. Vale la pena tener dos montadores si ello contribuye a terminar la película un mes antes. Es simplemente una cuestión de cuánto se quiere hacer en el tiempo que hay Si se termina con una proporción de 1’47 cortes al día, como nos sucedió en Apocalypse, significa que se han explorado muchas vías diferentes antes de llegar al producto final. Si eso es lo que se quiere hacer, probablemente se necesitará más de un montador.