Agradecimientos

Tras este libro se esconden unos cuantos colegas y colaboradores y a todos ellos quiero expresarles mi más profunda gratitud.

En primer lugar, a mi agente, Richard Pine, quien le vio posibilidades a algo que, en un principio, era un caos absoluto. Richard creyó en mí durante todo el proceso, así que se ha ganado no una, sino mil bufandas rojas.

Mi editora, Alison Callahan, es un sueño hecho realidad y todos los que trabajan en Doubleday merecen más ratoncitos de chocolate de los que yo puedo proporcionarles.

Estoy muy agradecida a todos aquellos que invirtieron tiempo e interés en las múltiples revisiones, especialmente Kaari Busick, Elizabeth M. Thurmond, Diana Fox y Jennifer Weltz.

Brindo por los habitantes de Purgatory, un curioso grupo de gente maravillosa y dotada de gran talento. Sin ellos, yo no estaría aquí.

Kyle Cassidy me animó, sin saberlo, a comprar la antigua pluma estilográfica que usé para escribir considerables fragmentos de la cuarta parte, así que le dije que le incluiría en los agradecimientos. Probablemente pensó que no hablaba en serio.

El circo en sí tiene muchas influencias, pero hay dos que debería mencionar de forma especial: los genios olfativos del Black Phoenix Alchemy Lab y mi experiencia con el teatro de inmersión de Punchdrunk, que conocí gracias al American Repertory Theater de Cambridge, Massachusetts.

Por último, mi eterno agradecimiento a Peter y Clovia. Este libro sencillamente no existiría sin uno de ellos, y, gracias al otro es mucho mejor de lo que yo creía posible. Os quiero a los dos.