Invitación

LONDRES, 30 DE OCTUBRE DE 1901

Cuando el circo llega a Londres, Celia siente la tentación de ir directamente al piso de Marco, cuya dirección figura impresa en la tarjeta que lleva encima a todas horas, pero se dirige primero al Midland Grand Hotel.

No pregunta nada en recepción.

No habla con nadie.

Se queda en mitad del vestíbulo: los miembros del personal y los huéspedes que pasan por allí, de camino a otros lugares, otras citas u otras residencias temporales ni siquiera la ven.

Cuando lleva allí más de una hora, inmóvil como una de las estatuas del circo, se le acerca un hombre vestido con un traje gris.

El hombre escucha sin mostrar reacción alguna mientras Celia habla. Cuando ella termina, el hombre del traje gris se limita a asentir. Celia le dedica una reverencia perfecta, da media vuelta y se marcha.

El hombre del traje gris se queda solo en el vestíbulo durante un rato. Nadie le ve.