Ya habéis oído mi origen, mi educación y séquito. Ahora, para que no parezca que uso sin razón el título de diosa, poned las orejas derechas para escuchar cuántos beneficios proporciono así a los dioses como a los hombres y cuan dilatadamente campea mi numen. Pues si alguien[12] escribió con acierto que un dios se caracteriza por ayudar a los mortales y si merecidamente entraron en el Senado divino quienes descubrieron a los mortales el vino, el trigo o cualquier otro beneficio, ¿por qué yo, por derecho, no me llamaré y seré tenida por alfa[13] de todos los dioses, cuando soy más generosa que todos en cualquier especie de bienes?