16. Y todo por quedar bien…

EL JUEGO DE LAS CARTULINAS

Un día, durante una hora muerta en el bar, alguien sacó un juego de cartulinas numeradas, y propuso a Yvonne y al resto de contertulios jugar con el fin de matar el tiempo. A causa de la presencia de la muchacha, un corro de chicos se fue formando alrededor de la mesa. Iñaki se encontraba colocando las ocho cartulinas sobre la mesa, y fue en esto que apareció Alberto quien, de pie, pudo ver la colocación de las cartulinas de la misma forma que se muestra en el dibujo.

Iñaki alzó la mirada de la mesa diciendo:

—La pregunta es sencilla:

1. ¿CÓMO SEPARAR LAS CARTULINAS, EN DOS GRUPOS DE CUATRO CADA UNO, DE FORMA QUE AMBOS GRUPOS SUMEN LO MISMO?

Iñaki añadió que la solución habría que encontrarla en un tiempo breve, ya que la siguiente clase no tardaría en comenzar. Todos los compañeros de la clase que se encontraban allí empezaron con sus cavilaciones entre miradas de soslayo a Yvonne, que parecía divertirse de lo lindo.

A Alberto se le estaba poniendo la punta de la nariz roja de tanto apoyar el dedo en ella. Él también miraba de reojo a Yvonne que, sentada, no paraba de hacer cálculos mentales.

«Me acercaré a la mesa y me pondré a mover las cartulinas en diferentes posiciones hasta dar con la solución», pensó Alberto.

Cuando estaba con las manos en la masa, ¡zass!, lo hizo con tan mal tino que las cartulinas se le cayeron al suelo.

—¡Qué mala pata! —dijo Alberto, que, nervioso, las volvió a colocar en la mesa ante la correspondiente risotada de todos, especialmente de Yvonne. Pero, de pronto…—: ¡Anda! —soltó Alberto mirando los resultados.

Efectivamente, el milagro se había producido. Alberto había tenido buena suerte.

2. ¿QUÉ ES LO QUE HABÍA HECHO ALBERTO PARA DESCUBRIR LA RESPUESTA?