12. ¡Vaya con la muñeca!

EL JUEGO DE LOS PARENTESCOS

La hermana pequeña de Alberto tiene una merecida fama de ser bastante quisquillosa. Nunca hace nada sin que esté todo perfectamente organizado. Totalmente lo contrario de lo que le ocurre a Alberto.

La diferencia de edad es bastante grande, y por ello normalmente no suelen jugar juntos muy a menudo. Además no se suelen poner de acuerdo ni tan siquiera para definir las normas del juego. No obstante, a veces a Alberto le cae el embolado de tener que quedarse en casa cuidándola. Sus padres les suelen alentar entonces para que sean capaces de permanecer juntos sin llegar a regañar, y en esto se encontraban los dos la otra tarde…

—Bueno, ¿qué podemos hacer? —preguntó Alberto a su hermana con un resoplido de desinterés.

—¡Podemos jugar con las muñecas! —respondió ella entusiasmada.

—¡Qué pestiño de tarde me espera!

La hermana de Alberto se dedicó a convencerlo, y para eso nada mejor que mostrarle su nueva muñeca: la Gertrudis. Alberto la miró con cierto escepticismo, mientras decía a su hermana:

—Tendremos que buscar el parentesco de cada uno de nosotros con la muñeca.

A la hermana le pareció una idea genial. Ella ya había organizado el parentesco de Gertrudis con el resto de sus otras muñecas, pero con ella misma y con su hermano era algo que no se le había ocurrido todavía.

—Haremos que es mi sobrina —añadió Alberto con cierto aire de resignación.

—¡Pues no!, porque si yo soy tu hermana, Gertrudis será también mi sobrina y yo no quiero que sea mi sobrina. Yo ya tengo otra muñeca que es mi sobrina —respondió ella en tono altanero.

—Sí, vale, tienes razón, pero tú y yo no podemos dejar de ser hermanos.

—Manuela, la muñeca de las trenzas largas y rubias, es mi sobrina —dijo la hermana de Alberto.

—Entonces, si Manuela es tu sobrina, yo sería su padre, y esto me parece bien, pero sigo sin saber qué parentesco tendremos con Gertrudis —añadió Alberto.

Los dos hermanos continuaron buscando sus respectivas relaciones familiares con las muñecas, pero ella insistía en que no quería que Gertrudis fuera su sobrina. Alberto empezaba a perder los nervios, pero antes de iniciar una discusión prefirió utilizar la cabeza para hallar una solución y poder ser el tío de Gertrudis. De modo que con estos antecedentes, la pregunta estaba clara:

¿CUÁL ERA LA RELACIÓN DE PARENTESCO DE LA HERMANA DE ALBERTO CON GERTRUDIS?