Durante un descanso, Alberto y los de su clase se encontraron en el bar. Entre copa y copa —no se sabe muy bien cómo salió el tema— la conversación desembocó en la nueva película de Sharon Stone, que se acababa de estrenar. Pronto empezaron a hacer planes para ir a verla esa misma tarde, a lo que se apuntaron tropecientos.
Alberto, como siempre en plan organizativo, tomó la batuta y empezó a elaborar la lista de gente que iba. En total eran veinte. Luego les tomó las direcciones e hizo un plano asignando a cada amigo un número. Así sería más fácil y no habría repeticiones a la hora de ver cuál era el mejor recorrido para los coches y poder ir todos juntos. El objetivo era pasar por las casas de todos, pero una sola vez.
Alberto, dándoselas de ingenioso, lanzó una pregunta al ruedo:
¿CUÁL ES LA SUCESIÓN DE NÚMEROS QUE DEBEMOS SEGUIR PARA CONSEGUIR EL OBJETIVO?