[1] Frase cuyo sentido burlón se basa en su similitud fonética (en inglés) con el primer versículo del Salmo 23 de la Biblia (N. del E.).

<<

[2] Xanadú: enorme y lujoso palacio del emperador mogol Kublai Khan en la segunda mitad del siglo XIII. Estos nombres fueron recordados en un famoso poema del inglés Samuel Taylor Coleridge (1816) y de aquí fueron citados en el film Citizen Kane (1940) (N. del E.).

<<

[3] Ben Hall, Best Remaining Seats: The Story of the Golden Age of the Movie Palace, Nueva York, Bramhall, 1961, pág. 93.

<<

[4] Idem, pág. 41.

<<

[5] Ídem. pág. 39.

<<

[6] Ídem. pág. 40.

<<

[7] David Naylor, Great American Movie Theaters, Washington, D.C., Preservation Press.

<<

[8] Hall, Best Remaining Seats, págs. 72-90. Véase también: Koszarski, An Evening’s Entertainment, págs. 7-61, para una maravillosa descripción de «cómo se iba al cine» en los años veinte.

<<

[9] Kevin Brownlow y John Kobal, Hollywood: the Pioneers, Nueva York, Knopf 1979, pag 90.

<<

[10] Las máquinas proyectoras de los cines podían cargar una película enrollada en una bobina de unos 300 metros; su proyección duraba alrededor de diez minutos. La exhibición de películas de mayor duración se hizo con dos proyectores funcionando sucesivamente (N. del E.).

<<

[11] Koszarski, Evening’s Entertainment, pág. 72.

<<

[12] Salón de juegos con máquinas que se hacían funcionar con una moneda (= penny). Desde la última década del siglo XIX, estos salones incluyeron aparatos con un visor a través del cual un cliente podía ver, individualmente, una escena filmada durante alrededor de un minuto (N. del E.).

<<

[13] Naylor, Great American Movie Theaters, pág. 247.

<<

[14] Los hunos fueron pastores y guerreros nómadas que invadieron despiadadamente Europa, desde el Volga hasta los Alpes, en los siglos IV y V. Durante la Primera Guerra Mundial (1914-1918) la propaganda anglo-francesa, y luego también la norteamericana, usó el término despectivamente, contra alemanes y austríacos (N. del E.).

<<

[15] Para una historia del desarrollo de los estudios, véase: Gene Fernett, American Film Studios. El libro The Hollywood Story, de Joel Finler, es un tesoro de información.

<<

[16] Joseph P. Kennedy fue un banquero y empresario multimillonario, de ascendencia irlandesa. Se vinculó a] cine en 1922, cuando compró un grupo productor-distribuidor-exhibidor y lo rebautizó Film Booking Office of America; después adquirió acciones de otras empresas cinematográficas hasta ser titular en 1927 de la Pathe Corporation. En 1928 vendió sus acciones a la RCA, que estaba consolidando la productora RKO. Kennedy fue luego embajador norteamericano en Gran Bretaña (1937-40); entre sus hijos hubo figuras muy notorias de la política estadounidense (John F., Robert y Edward Kennedy) (N. del E. ].

<<

[17] Anthony Slide, The American Film Industry: A Historical Dictionary, Nueva York, Limelight, 1986, pág. 358.

<<

[18] La famosa Ley Volstead, aprobada en 1919 para limitar severamente la fabricación, circulación y venta de bebidas alcohólicas, más conocida como «Ley Seca». Refrendada por la mayoría de los Estados, se convirtió en la 18a Enmienda de la Constitución estadounidense. Su paradójico resultado fue el notable incremento de fabricantes y distribuidores clandestinos, organizados en bandas armadas, y vinculados a amplias redes de corrupción económica, política y policial. En 1933, en un rápido proceso, la «Ley Seca» fue derogada por la 21ª Enmienda (N. del E.).

<<

[19] Estos últimos eran, entonces y después, escritores de primera importancia. Henry L. Mencken fue en la época un periodista, polemista, crítico y humorista, singularmente ácido y brillante. Las novelas realistas de Howells y las provincianas de Stratton-Porter tuvieron su período de popularidad (N. del E.).

<<

[20] Ephraim Katz, The Film Encyclopaedia, Nueva York, G.P. Putnam, 1979, pág. 1182.

<<

[21] Robert Sklar, Movie Made America, pág. 100.

<<

[22] Alexander Walker, The Celluloid Sacrifice: Aspects of Sex in the Movies, Nueva York, Hawthorn, 1967, pág. 29.

<<

[23] Confundiendo «admirable» con «admiral», almirante (N. del E.).

<<

[24] Photoplay, diciembre de 1919, págs. 72-3, en Anthony Slide, Selected Film Criticism, 1919-1920, pág. 169.

<<

[25] «Male and Female» en Frank N. Magill (ed.), Magill’s Survey of Cinema: Silent Camera II, Englewood, (Nueva Jersey), Salem Press, 1982, pág. 691.

<<

[26] Ídem.

<<

[27] Lewis Jacobs, The Rise of the American Film, pág. 400 (en castellano: La azarosa historia del cine americano); Adolph Zukor con Dale Kramer, The Public Is Never Wrong, Nueva York, G.P. Putnam, 1953, págs. 202-3 (Edición en castellano: El público nunca se equivoca, Buenos Aires, La Isla, 1955).

<<

[28] Phil Koury, Yes, Mr. DeMille, Nueva York, G.P. Putnam, 1959, págs. 198-9.

<<

[29] Brownlow y Kobal, Hollywood: the Pioneers, pág. 120.

<<

[30] Famoso espectáculo de coristas ligeras de ropa (N. del E.).

<<

[31] New York Times, 11 de abril de 1921, pág. 9.

<<

[32] Jacobs, Rise of the American Film, pág. 400.

<<

[33] Feldman, The National Board of Censorship (Review) of Motion Pictures, 1909-1922, pág. 141.

<<

[34] Jowett, Film: the Democratic Art, págs. 215-16.

<<

[35] Koszarski, An Evening’s Entertainment, pág. 205.

<<

[36] Ídem. pág. 257.

<<

[37] Charles Feldman, The National Board of Censorship of Motion Pictures, 1909-22, pág. 191.

<<

[38] Jowett, Film: the Democratic Art, pág. 159.

<<

[39] Ídem. Véase también: Terry Ramsaye, A Million and One Nights, págs. 482-3; Benjamin B.

<<

[40] La prensa de William Randolph Hearst fue especialmente virulenta en esta campaña acusatoria (N. del E.).

<<

[41] El tercer juicio terminó descartando la culpabilidad de Arbuckle; el jurado lamentó expresamente el daño causado al actor, y recomendó la más amplia rehabilitación pública. Pero el efecto del escándalo fue más poderoso, y la propia Paramount, distribuidora de los films de Arbuckle, dejó de circularlos (N. del E.).

<<

[42] El crimen de Taylor nunca pudo aclararse en sus móviles ni en sus eventuales implicados. La prensa hizo, sin embargo, sensacionalismo, insistiendo en presuntas y múltiples relaciones sexuales de Taylor con la popular y excelente actriz cómica Mabel Normand y con la ingenua romántica Mary Miles Minter; después se orientó a sospechas de homosexualismo, pero la carrera de Normand quedó arruinada. En cuanto a Wallace Reid, actor de gran valor de taquilla, fue tratado con morfina para aliviarle el dolor de una herida en una pierna. En lugar de un tratamiento curativo que lo hubiera tenido un tiempo alejado de ios estudios, se le siguió administrando morfina para calmarle los dolores sin dejar de trabajar, creando la adicción que al fin lo mató. Su viuda, la actriz Dorothy Davenport, encabezó luego varias iniciativas —y algunos films— de lucha contra las drogas (N. del E.).

<<

[43] «The Hays Office», Fortune, 18, diciembre de 1938, págs. 68-70. Véase también: «Czar and Elder», New Yorker, 9,10 de junio de 1933, págs. 18-21; y Albert Shaw, «Will Hays: A Ten Year Record», págs. 30-1. Pese a que Will Hays fue el director de la MPPDA desde 1922 hasta su jubilación en 1945, se ha escrito muy poco sobre él o sobre su labor como zar de la industria. Por desgracia, el panegírico de Raymond Moley, The Hays Office, es la única fuente de que disponemos sobre esta figura misteriosa pero tremendamente importante para el desarrollo del cine.

<<

[44] Boston Globe, 29 de octubre de 1922, pág. 1. Véase también: Variety, 3 de noviembre de 1922, pág. 47.

<<

[45] Se refiere a la odisea de los separatistas anglicanos, no tolerados en Inglaterra, que se embarcaron en un largo viaje en el «Mayflower» hasta llegar en 1620 a la costa de Massachusetts, a un lugar que llamaron Plymouth. Fue el primer contingente de colonos llegado a Norteamérica. La historia tradicional los recuerda como los «Padres Peregrinos» (N. del E.).

<<

[46] Una de las primeras batallas en la guerra de las colonias norteamericanas contra los soldados ingleses, en 1775 (N. del E.).

<<

[47] Incidente en que unos sesenta colonos, disfrazados de indios, abordaron tres barcos ingleses en el muelle y echaron al mar su carga de té, como protesta contra los impuestos de importación establecidos por el Gobierno de Londres (diciembre de 1773) (N. del E.).

<<

[48] Ídem.

<<

[49] Moley, Hays Office, págs. 59-63. Will Hays, The Memoirs of Will H. Hays, pág. 431.

<<

[50] Joy hizo carrera militar, de soldado a coronel, durante la participación norteamericana en la Primera Guerra Mundial. Después fue secretario ejecutivo de la Cruz Roja estadounidense, hasta que, creada la MPPDA en 1922, pasó allí a cargo de las relaciones públicas, y desde 1926 de la SRD (N. del E.).

<<

[51] Gregory D. Black, «Hollywood Censored», pág. 170.

<<

[52] Comisión de Educación del Congreso, Audiencias, Comisión Federal del Cine, C. de Rep. 4094 y C. de Rep. 6233, Congreso 69, 1ª Sesión, Washington, D.C., 1926.

<<

[53] William M. Halsey, The Survival of American Innocence, pág. 107.

<<

[54] Ídem. pág. 108.

<<

[55] Ídem. pág. 111.

<<

[56] Alusión a los modelos de conducta social moralmente muy estricta, promovidos por los grupos dirigentes de Inglaterra bajo el reinado de Victoria 1 (1837-1901) (N. del E.).

<<

[57] Halsey, ídem, pág. 111.

<<

[58] Ídem.

<<

[59] Martin Quigley al padre Fitz George Dinneen, 26 de noviembre de 1929, Daniel Lord Papers, Province Archives, Saint Louis, Missouri (en adelante: LP).

<<

[60] Daniel lord a Patrick Scanlan, 13 de agosto de 1936, caja 1, Martin Quigley Papers, Universidad de Georgetown (en adelante: QP).

<<

[61] Quigley a Dinneen, 26 de noviembre de 1929, LP.

<<

[62] Idem; Daniel Lord, Played By Ear, pag. 296.

<<

[63] Joseph Breen al padre Wilfrid Parsons, caja C—8, Wilfrid Parsons Papers, Universidad de Georgetown (en adelante: PP).

<<

[64] Lord, Played By Ear, pág. 289.

<<

[65] En Queen’s Work, por ejemplo, escribió numerosas novelas por entregas con enérgicas lecciones morales. Véase: Clouds Over the Campus (1940) o Murder in the Sacristy (1940).

<<

[66] Lord, Played By Ear, pág. 289.

<<

[67] Idem, pág. 275.

<<

[68] Ídem.

<<

[69] Ídem. págs. 273-6, 283-91.

<<

[70] Ídem. págs. 283-91. Para las opiniones de Lord sobre diversos temas, véase: Daniel Lord, Fashionable Sin: A Modern Discussion of an Unpopular Subject (1929), Speaking of Birth Control (1930) y Murder in the Classroom (1931), todos publicados por entregas en Queen’s Work.

<<

[71] Lord a Quigley, 7 de diciembre de 1929, LP.

<<

[72] Daniel E. Doran, «Mr. Breen Confronts the Dragons»; Walter Davenport, «Pure As the Driven Snow», Collier’s, 94, 24 de noviembre de 1934, págs. 10-11, 34-7; J.P. McEvoy, «The Back of Me Hand To You», Saturday Evening Post, 211, 24 de diciembre de 1938, págs. 8-9; Timothy Higgins, «No Man in Yes-Land».

<<

[73] Breen al padre Wilfrid Parsons, 9 de septiembre de 1929, y 14 de enero de 1930, PP.

<<

[74] Breen al padre Corrigan, 17 de octubre de 1930, caja 42, Will Hays Papers, Indiana State Historical Society, Indianápolis, Indiana (en adelante: HP).

<<

[75] McEvoy, «Back of Me Hand», págs. 8-9; Elizabeth Yeaman, «The Catholic Movie Censorship», pág. 233.

<<

[76] Los detalles de la polémica no pertenecen al ámbito de este capítulo. Quigley luchó durante veinte años para que se le reconociera su participación en el Código. En un momento dado, suavizó su enfrentamiento con Breen y pidió al director de la PCA una carta oficial que le atribuyera su autoría (véase: Breen a Quigley, 19 de junio de 1937, caja C—81, PP). El debate, que se exaltó todavía más cuando en 1955 se publicó la autobiografía de Lord, poco después de su muerte, sólo muestra las profundas desavenencias sobre la dirección del movimiento. En 1929, cuando las relaciones eran buenas y quizá estuvieran más claras, Quigley escribió a Lord: «Esta mañana he recibido su versión definitiva de nuestro Código». Sólo se añadieron pequeños cambios al documento aprobado por la industria. Es prácticamente seguro que Quigley aportó muchas ideas incorporadas al Código, pero el que lo escribió fue Lord. Véase: Quigley a Lord, 26 de noviembre de 1929, LP.

<<

[77] Los Lord Papers incluyen varias versiones del Código y éste ha sido publicado en diversos libros sobre el cine. Para un excelente debate, véase: Jowett, Film: the Democratic Art, pp. 240-3,468-72.

<<

[78] «Suggested Code to Govern the Production of Motion Pictures», n.d., LP.

<<

[79] Stephen Vaughn, «Morality and Entertainment: The Origins of the Motion Picture Production Code» Journal of American History, 77, junio de 1990, págs. 39—45. El artículo de Vaughn es sin duda el análisis más completo sobre la adopción del Código por parte de la industria.

<<

[80] Hays, Memoirs, pág. 440.

<<

[81] C.C. Pettijohn a Quigley, 28 de noviembre de 1929, LP.

<<

[82] Hays, Memoirs, pág. 440.

<<

[83] Halsey, The Survival of American Innocence, págs. 107-111.

<<

[84] «General principles to govern the preparation of a revised code of ethics for talking pictures», n.d., LP. En la copia del documento hallado entre los papeles de Lord está escrito «Irving Thalberg». No queda claro si Thalberg redactó el documento o si sólo lo presentó en la reunión. No existe ningún testimonio de la reunión, pero es evidente que los productores tenían una visión del cine y de su papel en la sociedad totalmente opuesta a la de Lord.

<<

[85] Ídem.

<<

[86] Ídem.

<<

[87] Lord a Mundelein, 14 de febrero de 1930, LP.

<<

[88] Para una descripción de las diversas reuniones, véase: Quigley a Lord, 3 y 10 de enero, y 17, 24 y 28 de febrero y 1 de marzo de 1930. LP; Lord a Mundelein, 14 de febrero de 1930, LP; Lord, Played By Ear, págs. 298-304; Hays, Memoirs, págs. 439-43.

<<

[89] Variety, 19 de febrero de 1930, pág. 9.

<<

[90] Lord a Quigley, n.d., y Quigley a Lord, 28 de febrero y 1 de marzo de 1930, LP.

<<

[91] Quigley a Lord, 1 de marzo de 1930, LP.

<<

[92] Quigley también tuvo un conflicto con Lord y, a partir de 1934, le provocaría gran amargura que se atribuyera a éste la redacción del Código.

<<

[93] Comunicado de prensa, «La industria cinematográfica crea un nuevo Código requerido por el sonido», 1 de abril de 1930, caja 42, HP.

<<

[94] «Virtue in Cans», Nation, 130, 16 de abril de 1930, pág. 441.

<<

[95] Ídem. Outlook and Independent, 54, 16 de abril de 1930, pág. 612.

<<