Notas

[1] Sentencia de la Sala de lo Contencioso-Administrativo del Tribunal Supremo, presidida por D. Enrique Medina Balmaseda, dada el 1 de abril de 1977. El 29 de marzo anterior, el Pleno del Tribunal Supremo, reunido «al objeto de guardar y cumplir, si procediere, el Real Decreto de 25 de marzo actual por el que se nombra Presidente de la Sala IV del Tribunal Supremo al Excmo. Sr. D. Juan Becerril y Antón-Miralles», acordó «que no procede el cumplimiento del Real Decreto por las razones que se expondrán en el correspondiente Informe que oportunamente se elevará al Gobierno». El Gobierno dejó sin pagar la deuda de gratitud que contrajo entonces con el Magistrado Becerril. <<

[2] Alfonso Osorio y sus más allegados en el Gobierno empezaban a sentir que Suárez se les escapaba hacia delante y hacia la izquierda. <<

[3] Sólo una Ley, o un Decreto Ley, permitiría que el Gobierno se hiciese cargo de la vieja Compañía Metropolitana, cuya situación era angustiosa y demandaba una intervención rápida. Torcuato Fernández Miranda, Presidente de las Cortes, no estaba por la labor. <<

[4] El jueves, 8 de enero de 1976, llamé a mi despacho al Director General cesante, para decirle que pensaba llevar al Consejo de Ministros el nombramiento de Víctor Moro; que le agradecía sus servicios y le rogaba que los culminase asistiendo el sábado 10 a la toma de posesión de su sucesor, y acompañándole luego a la Dirección General. El Director no se esperaba, por lo visto, el cese: pero me escuchó serenamente, aceptó mi ruego y me pidió permiso para retirarse. A los tres minutos me anunciaron que quería volver a mi despacho: luego supe que había llamado desde la secretaría al Ministro de Marina, Almirante Pita da Veiga. Le hice entrar y de pie, junto a la puerta aun no cerrada, me dijo destempladamente que no podía aceptar el nombramiento de su sucesor y que no contara con él ni en la toma de posesión de Víctor Moro ni en la entrega de la Dirección General.

Me quemó la sangre tanta insubordinación; y le dije lentamente:

«Señor Director General: le recuerdo que está usted ante un superior. Supongo que no se le ha olvidado cuál es la actitud reglamentaria de un marino en esa situación».

El señor Piniés se cuadró con un sonoro taconazo y me dijo: «A las órdenes de V.E., señor Ministro».

«Así está mejor —continué—; ahora, Señor Director General, usted acepta el nombramiento de su sucesor, usted acude a mi despacho el sábado a las 10 de la mañana para la toma de posesión, usted acompaña luego al Sr. Moro hasta su despacho oficial, le presenta al personal de la Dirección, le informa de los asuntos urgentes y le entrega personalmente los documentos importantes».

Así lo hizo. <<

[5] Al comenzar el Consejo repartió a los Ministros el Vicepresidente Segundo, Fraga, una hoja que debía sustituir a la primera del borrador repartido la víspera. Este último decía:

«Son Leyes Fundamentales del Reino: la Ley de Principios del Movimiento Nacional, la Ley de Cortes, la Ley de Sucesión en la Jefatura del Estado… Todas estas leyes podrán ser modificadas en los términos que prevé el artículo…»

El nuevo texto, que sustituía al anterior, presentaba una simple corrección tipográfica. Decía así:

«Son Leyes Fundamentales del Reino:

1 —La Ley de Principios del Movimiento Nacional.

2 —La Ley de Cortes, la Ley de Sucesión en la Jefatura del Estado… Todas estas leyes podrán ser modificadas en los términos que prevé el artículo…»

Este cambio tipográfico separa el antiguo régimen del nuevo. <<

[6] Claro está que recordé en aquel momento al Capitán Jaime Manuel Piniés. <<

[7] Se dio el nombre de «críticos» a un grupo numeroso de Diputados de UCD que discrepaban de la línea de Adolfo Suárez. Tenían, casi todos, origen democristiano y su jefe natural era Landelino Lavilla. <<

[8] El llamado Sanedrín estaba formado en tiempos de Suárez por un grupo de Ministros: Abril Martorell, Pérez-Llorca, Rosón, Rafael Arias-Salgado, Fernández-Ordóñez, Calvo Ortega, Cabanillas y más tarde yo mismo. <<

[9] Alberto Aza, Diplomático, era el jefe del equipo de «fontaneros» que asistían a Adolfo Suárez en La Moncloa. <<

[10] Juan Rovira había sido Ministro de Trabajo y Seguridad Social en el penúltimo Gobierno de Suárez. <<

[11] El INH se creó por la Ley 45/1981 de 28 de diciembre, siendo yo Presidente del Gobierno. Con él se prepara el fin de la muy larga vigencia del Monopolio de Petróleos, obra eminente de José Calvo-Sotelo. Me gustaría que el INH, y su buque insignia REPSOL, alcanzaran también la longevidad. <<

[12] Sabino Fernández Campo, entonces Secretario General de la Casa de S.M. el Rey, luego Jefe de ella, es un personaje clave de la transición política, sin el que no hay manera de entenderla bien. La asombrosa discreción a la que ajusta su vida, como si de un voto monástico se tratara, impide que se conozca su participación en graves encrucijadas de la historia reciente. Alguna ha trascendido, como la brevísima frase que señala el fracaso del 23F: el General Juste, Jefe de la División Acorazada, ha llamado a la Zarzuela poco después del golpe preguntando por el General Armada, y Fernández Campo le responde lacónicamente: «Ni está, ni se le espera».

No sería razonable que esa discreción de Sabino Fernández Campo impida también, en su día, el homenaje nacional que merece como pocos españoles de nuestro tiempo. <<

[13] El Comité Ejecutivo de UCD, elegido en el Congreso de Palma de Mallorca, tuvo durante mi Presidencia la composición siguiente: Presidente: Agustín Rodríguez Sahagún, Secretario General: Rafael Calvo Ortega, Vocales: Jerónimo Alberti Picornell, Fernando Abril Martorell, Rafael Arias Salgado, Emilio Attard Alonso, Soledad Becerril Bustamente, Pío Cabanillas Gallas, Blas Camacho Zancada, Antón Cañellas Balcells, Migo Cavero Lataillade, Gabriel Cisneros Laborda, Justo de las Cuevas González, Francisco Fernández Ordóñez, Luis Gámir Casares, Jaime García Añoveros, Juan Antonio García Díez, Carmela García Moreno, Luis González Seara, Antonio Jiménez Blanco, Jaime Lamo de Espinosa, Landelino Lavilla Alsina, Rodolfo Martín Villa, Juan Martínez Meseguer, Jaime Mayor Oreja, Manuel Núñez Pérez, Lorenzo Olarte Cullen, José Pedro Pérez-Llorca y Rodrigo, Javier Rupérez Rubio, Jesús Sancho Rof, Manuel de ‘Segarra Gómez, Joaquín Satrústegui, Adolfo Suárez González, Cecilio Valverde Mazuelas, Jesús M. Viana Santacruz, Miguel Herrero Rodríguez de Miñón, Francisco Villodres García, Arcadio Domínguez, Leopoldo Calvo-Sotelo y Bustelo, Vicente Álvarez Pedreira y Juan Díez-Nicolás. <<

[14] Laboratorio que había sido de Semillas Selectas, dependiente de la Escuela Especial de Ingenieros Agrónomos, incorporado al complejo de la Moncloa. <<

[15] Rodolfo Martín Villa, Al Servicio del Estado, Planeta 1984, pág. 96. <<

[16] Amando de Miguel y José Luis Gutiérrez, La Ambición del César, Madrid, 1989, pág. 307. <<

[17] Hasta 1990 Adolfo Suárez no ha conseguido acrecer el capital político que reunió durante sus años en la Moncloa; más bien ha vivido de él. <<

[18] El uso del término «barón» para designar a un notable del Partido se puso de moda entre los colaboradores del General Gaulle en la V República francesa. <<

[19] Sobre él ha publicado un generoso artículo Luis Miguel Enciso en el núm. 1 de Nueva Revista, febrero 1990, pág. 75. <<

[20] Los subrayados son de 1990.<<

[21] El Diario de Sesiones n.° 3 de 30 de marzo de 1979 recoge con detalle la bronca monumental que cae sobre el Presidente del Congreso, Landelino Lavilla, al iniciarse la sesión de investidura de Adolfo Suárez. Lavilla, cediendo a presiones de Suárez y de Abril, ha construido un hábil argumento reglamentario para justificar lo injustificable: que no haya Debate de Investidura; y hace leer a Carrascal Felgueroso, Secretario provisional de la Cámara, una resolución cuya parte sustantiva es ésta:

«En consecuencia, y en uso de las facultades que le confiere el artículo 23 del Reglamento Provisional del Congreso, esta Presidencia ha dispuesto:»

«Artículo 1.° Primero. La sesión de investidura se iniciará con la lectura de la propuesta de S.M. el Rey, concluida la cual el candidato propuesto expondrá el programa del Gobierno que pretende formar y solicitará la confianza de la Cámara».

«Artículo 2.° Finalizada esta exposición y sin interrupción alguna, el Presidente anunciará cuántos son los escaños que se encuentran cubiertos, cuál es, en consecuencia el número de votos necesarios para la mayoría absoluta…»

«Artículo 3.° Hecho el anuncio a que se refiere el apartado anterior, se pasará a la votación, que se efectuará mediante llamamiento nominal…»

Interviene a continuación de Carrascal Felipe González para pedir, con toda la razón del mundo, que haya un debate antes de la votación. El Presidente del Congreso responde que se ha visto obligado a ejercitar sus facultades reglamentarias como lo ha hecho. El hemiciclo se viene abajo de protestas y pateos. La discusión crece con la intervención de Carrillo, quien recuerda hábilmente el artículo 54 del Reglamento y propone modificar el orden del día para incluir en él un debate. Lavilla le contesta con una escolástica distinción entre el orden del día y el orden de la sesión; vuelve a encenderse la cólera de los Diputados. Todos los Grupos Parlamentarios, menos UCD, se suman a la protesta con su voto y con sus pies. El rostro de Landelino pasa de la ira blanca a la ira roja y sus manos pidiendo calma consiguen, después de un larguísimo calvario, dominar la situación. Suárez aguanta estoicamente en su escaño aquella violencia, mayor para él que la del 23F. Estoy convencido de que en este instante comienza el declive de Adolfo Suárez <<

[22] La entendí muy bien porque tuvo la claridad, la torrencialidad y la contundencia que lucía Fraga en el Congreso. Copio alguna de sus vehemencias del Diario de Sesiones n.° 144, correspondiente al 19 de febrero de 1981, págs. 9186 a 9193:

«Habría que desestacionalizar los Gobiernos. Hemos tenido uno de primavera, otro de otoño, ahora tenemos este de invierno. ¿Llegará este Gobierno al verano o tendremos un Gobierno de alpaca?»

«En este momento no hay, ni puede haber, ningún riesgo mayor que el de continuar el actual camino de decadencia, debilidad y confusión».

«No faltaron palabras ni programas en los discursos ante esta Cámara del anterior Presidente del Gobierno. El grado de cumplimiento de los mismos fue diferente. Nosotros, sin embargo, le dimos incondicionalmente los votos. Y no queremos ahora cargar sobre nosotros la responsabilidad de contribuir a sostener una situación que creemos inestable y ficticia».

Es decir: se acabó la broma, como para la CEOE. Fraga y Ferrer anuncian, casi al mismo tiempo, que tratarán a Calvo-Sotelo peor que a Suárez. Curiosa y equivocada coincidencia. Y sigue la agresión:

«Estamos convencidos de que no se puede hacer un nuevo parcheo… (Decimos no) a un bamboleo permanente;… a la improvisación y a la frivolidad;… a la sensación de estar todo en juego cada semana, sin capacidad efectiva de reacción».

A mi persona dedica Fraga algunas observaciones. Después de un inventario de las materias olvidadas por mí, entre ellas «el impresionante y ominoso silencio sobre el desarrollo científico y tecnológico», me dice, como Hamlet, «hay, querido amigo, muchas cosas en el cielo y en la tierra que ignora tu filosofía». Y a continuación: «Su discurso (el mío) en estas y otras materias pareciera hecho para otro país, o recordaría más bien aquellas conocidas conversaciones de salón, donde la regla de oro era la de no hablar de nada que pudiera molestar a nadie, con lo que se terminaba diciéndolo todo sobre nada en concreto. La exposición del programa que nos ha hecho el Sr. Calvo-Sotelo no ha añadido más que intenciones… A veces me recuerda aquella famosa frase del examen de Moliere en El Médico a Palos, cuando le preguntan al candidato a doctor por qué hace dormir el opio, y contesta: porque tiene la virtud de hacer dormir».

En cuanto mi anunciado propósito de meter a España en la Alianza Atlántica, que tan duras reacciones produjo en otros oradores, Fraga lamenta «que una vez más predomine la vaguedad, con notable retroceso sobre declaraciones anteriores, como la que en su día formulara, hace menos de un año, el Ministro Sr. Oreja».

Termina anunciando que no votará mi investidura:

«Lo lamento muy de veras, Sr. Calvo-Sotelo, pero su discurso y sus propuestas no son suficientes para levantar la hipoteca de la desconfianza…»

Creo que hice bien dejando sin respuesta a Fraga. <<

[23] Diario de Sesiones n.° 144 de 19 de febrero de 1981, pág. 9206. Luego me entendería mucho mejor con el inteligente diputado vasco. <<

[24] Diario de Sesiones n.° 144 de 19 de febrero de 1981, pág. 9208. <<

[25] Sobre el voto de la Minoría Catalana hay más comentarios en el Capítulo VII «La Cuestión Autonómica». Sobre la sorpresa que fue para todos el 23F tengo un dato curioso: desde mi casa, la víspera de la investidura, llamó Pío Cabanillas a Jordi Pujol y tuvo con él este diálogo:

—Jordi ¿por qué no votáis en primera votación a Calvo Sotelo? —Ahora no podemos; ya se verá más tarde.

—No es prudente ir a la segunda votación.

—¿Qué temes que puede suceder entre una y otra?

—No, nada. A lo mejor un revuelo de entorchados.

—¡Qué tontería!

Era el 17F. Ni Pujol —ni, por supuesto, Cabanillas— creían en un golpe militar; sobre todo Pujol, porque de Pío nunca se sabe, Si el 20F me hubiese votado CiU o (AP), yo hubiera sido Presidente ese día, y el 23F, lunes, el Congreso de los Diputados hubiera estado vacío. <<

[26] A esta lista hay que añadir el nombre de Matías Rodríguez Inciarte, que fue Ministro el 31 de agosto de 1981; los de Soledad Becerril, Federico Mayor, Santiago Rodríguez Miranda, Manuel Núñez, Luis Gámir, Rafael Arias Salgado, nombrados el 1.° de diciembre de 1981, el de Luis Cosculluela, nombrado el 30 de julio de 1982 y el de José Luis García Ferrero, nombrado el 13 de septiembre de 1982. Entre estos 24 —verdadero resto de Jacob por el aguante y la fidelidad— sólo hubo dos tránsfugas: uno precoz, Fernández Ordóñez, y otro muy tardío, José Luis Álvarez. <<

[27] Como en el asalto, un par de años antes, a un polvorín del Norte. <<

[28] Desde mi designación como candidato a la Presidencia el General Gutiérrez Mellado me había dicho que no deseaba continuar en el Gobierno. Gutiérrez Mellado tiene muy arraigada su vocación militar: la fortaleza con la que soportó durante años su responsabilidad política, tan incómoda para un soldado, no es el menor de los servicios que le debe la transición. Yo respeté su deseo que me permitía, además, destacar el carácter civil del Gobierno que siguió al golpe. <<

[29] Ver el Capítulo X, «Nadie es profeta en su tierra». <<

[30] Ver Estrambote 1.°, «Los Consejos de Ministros: escenario y bestiario». <<

[31] Luis Sánchez Merlo fue mi principal colaborador político desde 1977, primero en las elecciones de junio de aquel año, luego como Secretario General Adjunto en la Trinidad; en septiembre de 1980 como Secretario General Adjunto de la Vicepresidencia; y en 1981 y 1982 como Secretario General de la Presidencia. <<

[32] Ver el Estrambote 3.°, «Nominilla de tránsfugas». <<

[33] Ver el Estrambote 3.°, «Nominilla de tránsfugas». <<

[34] A pesar de sus protestas, Adolfo Suárez fue también un tránsfuga de UCD. <<

[35] Cuando se abrió el período de sesiones, a principios de septiembre, y el Presidente del Congreso señaló la fecha del 16 para el debate sobre la colza, pedí a Rafael Arias-Salgado que interviniera en nombre del Grupo Parlamentario y del partido. Era tan injusto el acoso al Gobierno por el dramático envenenamiento que me parecía conveniente una respuesta unitaria del partido, cerrando filas en torno a él; a dar esa imagen contribuía la intervención de Arias-Salgado, hombre próximo a Suárez y, además, brillante, sólido y eficaz en la tribuna. Rafael Arias se manifestó en principio dispuesto a intervenir. Faltaban sólo dos días para el debate y, al entrar en la reunión del Grupo Parlamentario, me dijo que prefería no hablar en el Pleno. Le pedí que reconsiderase esa negativa, porque ya era muy tarde para encargar a otro orador la intervención. Al día siguiente me mandó una carta, cuyos párrafos esenciales voy a transcribir como muestra de lo que sufría el Gobierno por la querella interior de UCD y por la ambigüedad de Miguel Herrero. Me decía Rafael Arias lo siguiente: «Te escribo estas líneas después de unas breves horas de sueño. Lamento tener que comunicarte que he tomado la decisión definitiva de no intervenir en el debate del aceite de colza. En conciencia, no me siento vinculado por ningún compromiso; en conciencia también pienso que la expresión de una inicial voluntad de intervenir, aunque en cierta manera condicionada, no es un compromiso. Es simplemente la manifestación de un deseo de colaborar». Este curioso razonamiento se explica, más adelante, en el siguiente párrafo de la misma carta: «Por otra parte, el comportamiento del Portavoz de nuestro Grupo Parlamentario (Miguel Herrero) raya en la indignidad al tratar de eludir una responsabilidad que le corresponde por definición y al expandir entre un buen número de Diputados… que mi actitud reacia a intervenir era algo así como un acto de cobardía…» <<

[36] La carta lleva fecha de 8 de octubre de 1981 y dice así: «Querido Leopoldo: Los últimos acontecimientos en RTV demuestran que no se puede sostener más la situación actual y que, a la postre, el Director General (Castedo) no hace otra cosa que ganar tiempo.

En tu ausencia hemos podido parar algunos goles importantes, pero son continuas las acciones del PSOE que pretende utilizar estos medios públicos como instrumento al servicio de su partido y una manera de atacar al Gobierno y a nuestro modelo de sociedad.

Su atrevimiento ha desbordado todo lo imaginable, llevando adelante unos planteamientos de marginación y de recusación de muchos profesionales de los medios por el simple hecho de no avenirse a su juego.

Por mi parte he dado instrucciones a los representantes del Consejo de Administración para que, ya que ellos no pueden cambiar la situación, la denuncien puntual y públicamente en todos los casos que se presenten y estoy dispuesto a que este tema se trate a fondo en la primera reunión del Comité Ejecutivo Nacional que celebraremos después de las elecciones gallegas y si fuera preciso en el seno del Consejo Político.

Como estoy seguro de que compartes mis inquietudes te pongo esta carta con el ruego de que hagas cuanto esté en tu mano para poner fin a la situación. Un fuerte abrazo,

Agustín».

Tenía toda la razón del mundo Rodríguez Sahagún, que aún no había dado en la flor de pasar al PSOE por la izquierda. Dos semanas más tarde Castedo presentaba su dimisión. <<

[37] Esa es la triste suerte de todos los Directores de Televisión que en España han sido. <<

[38] Ver en este punto el Capítulo VIII «La Polémica Atlántica». <<

[39] Mi declaración a Radio Nacional de España está en la prensa del 4 de junio de 1982 y dice así:

«En el momento en que ustedes me llaman sólo conozco las penas impuestas y he pedido a los Ministros de Justicia y de Defensa que estudien con detalle el texto de la Sentencia. Lo que conozco me ha preocupado profundamente. Todo parece indicar que se han concentrado las responsabilidades en dos responsables máximos y que no se han apreciado en un grupo de acusados de menor graduación. Como Diputado tengo que decir que me resulta difícil contemplar la absolución de oficiales que mandaban las fuerzas que nos tuvieron secuestrados durante 17 horas en el Congreso. Como Presidente del Gobierno confío en que el examen a fondo de la Sentencia, que yo mismo emprendo ahora y que están haciendo ya los Ministros de Justicia y de Defensa, me permita mañana proponer al Consejo de Ministros la interposición del Recurso que prevé la legislación vigente». <<

[40] Y, sin embargo, el Consejo Político y el Comité Ejecutivo son los que Suárez impuso en el Congreso de Palma de Mallorca; como el Gobierno es el mismo que Suárez había formado en septiembre de 1980. Los mimbres con los que yo trabajaba eran, todos, de Adolfo Suárez; esa lealtad me valió reproches dentro y fuera de UCD; y esa misma lealtad parece ser la razón del disgusto de Adolfo Suárez que culminará en su deserción de UCD unas semanas más tarde. <<

[41] Véase, más adelante, el Estrambote 1°. <<

[42] Landelino se reservaba el derecho a devolverme la presidencia de UCD si el Gobierno no apoyaba suficientemente al Partido. <<

[43] En declaraciones a Soledad Alameda, publicadas en El País dominical del 24 de septiembre de 1989, página 29, Agustín Rodríguez Sahagún, ya Alcalde de Madrid —y buen Alcalde— dice lo siguiente:

«Porque cuando Suárez hace el cambio político, al querer hacer el cambio social, rechinan los ejes… Y Adolfo y yo nos quedamos con la insatisfacción de no haber podido realizar ese cambio social. Por eso, en 1982, cuando ganan los socialistas yo me alegro, porque pienso que se va a llevar a cabo ese cambio que nosotros no pudimos hacer».

«¿No se alegra, también, del fracaso de UCD?»

«Eso me daba igual. Es que votamos la primera investidura de González, aunque no fuera necesario, pero sí era un símbolo. Y nuestra decepción, y no es que quiera hacer política, es que no lleve adelante ese proceso de cambio».

Al cabo de siete años ¡cuánta inconsecuencia en labios de un hombre inteligente! Raúl Morodo dará una explicación más razonable, aunque a mi juicio tampoco exacta, en el diario El País del 29 de marzo de 1990, pág. 22. <<

[44] El 11 de julio de 1975 se constituye un embrión de partido: la Federación de Estudios Independientes, Sociedad Anónima, FEDISA. La presidencia es rotativa. El primer Presidente es José Luis Álvarez y en el Consejo están Fraga, Areilza, Pío Cabanillas, Marcelino Oreja, Francisco Fernández-Ordóñez, Juan José Rosón, Ruiz Navarro y Leopoldo Calvo-Sotelo. <<

[45] Manuel Fraga Iribarne. En busca del tiempo servido, Planeta, 1987. <<

[46] La violencia verbal, casi física, de Fraga, es un rasgo de su carácter que está muy documentado. Aporto una prueba más: El martes, 20 de enero de 1976, tenía yo despacho a las 12 como Ministro de Comercio con el Presidente Arias Navarro, en Castellana 3. Me recibió a las doce y media y, al recibirme, quiso disculparse. Yo no necesitaba sus disculpas, naturalmente, pero él insistió:

«Quiero contarte la razón de mi retraso. Antes que tú ha despachado conmigo el Vicepresidente Segundo del Gobierno, Manuel Fraga. ¿Y sabes cómo despacha Fraga?»

Estábamos de pie junto a su mesa, y me obligó a sentarme en el sillón del Presidente mientras él, que era muy buen actor, hacía el papel de Fraga despachando. Se puso la mano izquierda en la espalda sujetando unos papeles, levantó la derecha con ademán tribunicio y empezó a recorrer la habitación a grandes zancadas mientras, en voz muy alta, devorando las palabras, con un tono imperativo, lanzaba un interminable discurso en el que había juicios a medio hacer, propuestas sincopadas, y alguna amenaza de dimisión si el Consejo de Ministros próximo no aprobaba unos cuantos Decretos.

«Así ha estado una hora y veinte minutos —siguió Arias— sin que yo pudiera decir una palabra. De pronto, al llegar en una de sus carreras hasta la puerta del despacho, ha mirado el reloj, me ha dicho si quería algo más, y se ha marchado». <<

[47] En ese sentido le insistió, verbalmente y por escrito, su antiguo compañero de Gobierno Vicente Mortes. <<

[48] Parece que fue decisivo el entusiasmo de su entonces incondicional Jorge Verstringe. <<

[49] Quiero dejar constancia de mi gratitud por lo que tendría de halagador para mí ese análisis que atribuyo a Manuel Fraga. <<

[50] C.I.S. Separata de la Revista Española de Investigaciones Sociológicas n° 28, oct.-dic. 1984, pág. 309. <<

[51] Sólo el notabilísimo invento que se llamó UCD fue capaz de retrasar 7 años, desde 1975 hasta 1982, el primer triunfo socialista. <<

[52] Claro que había unos electores partidarios de la coalición UCDAP: los que dieron sólo 105 diputados a AP en 1986 y al PP en 1989. <<

[53] El término hidráulico laminar se usa, en contraposición a turbulento, para designar el curso ordenado de un fluido. Pujol ha usado, peyorativamente, laminación en otro sentido, para aludir a la interpretación restrictiva que se hace, a su juicio, del Estatuto catalán. <<

[54] Ver Jordi Pujol, L’Estatut d’Autonomia, Pacte d’Estat, Barcelona, 1987, pág. 16. <<

[55] «Se ha dicho que la causa inmediata de la puesta en marcha de una dinámica de Pactos Autonómicos y de su derivación normativa, como es el caso de la LOAPA, está en el 23F. No se puede decir eso al Grupo Parlamentario y al Partido que representa, y no creo que sea legítimo decírselo a nadie». Palabras de Felipe González en el Congreso de los Diputados el 22 de junio de 1982. Diario de Sesiones, n.° 251, pág. 14543. <<

[56] Diario de Sesiones del Congreso de los Diputados, n.° 251, de 30 de junio de 1982, págs. 14836 y 14837. <<

[57] Ver Eduardo García de Enterría. Estudios sobre autonomías territoriales, Madrid, 1985, pág. 458. <<

[58] Diario El País, días 7, 8 y 15 de junio de 1979. <<

[59] La Comisión de Expertos estaba integrada por las siguientes personas: Eduardo García de Enterría, Presidente; Santiago Muñoz Machado, Secretario; Miguel Sánchez Morón, Vicesecretario; Luis Cosculluela Montaner, Tomás Ramón Fernández Rodríguez, Tomás de la Quadra-Salcedo y Francisco Sosa Wagner. <<

[60] Diario de Sesiones del Congreso de los Diputados, n.° 255 de 30 de junio de 1982, pág. 14841. <<

[61] Por cierto que Pujol vino sin el banderín autonómico en su coche oficial, según comentario, que anoté, de mis Ayudantes. En el citado debate parlamentario sobre el Estatut, celebrado el 11 de febrero de 1987, Pujol negó haberse plegado a una sugerencia sobre el banderín que ignoro quién pudo hacerle. En su visita a la Moncloa el 8 de abril de 1981, que fue la segunda y no la primera, vino ya con banderín. <<

[62] El PNV, por ejemplo.<<

[63] Francesc Cambó, Memóries, Tomo I, Barcelona, 1981, pág. 440. <<

[64] Juan de la Cierva, Notas de mi vida, Madrid, 1955, pág. 341. <<

[65] Juan de la Cierva, Notas de mi vida, Madrid, 1955, pág. 442. <<

[66] Pujol se ve a sí mismo en la vanguardia señera de la lucha por la autonomía, sin la asistencia de los demás nacionalistas. En su discurso citado en L’Estatut d’Autonomia, Pacte d’Estat, 1987, pág. 19, se lamenta así: «Catalunya defensa la seva autonomía, peró també la deis altres…: perqué les altres comunitats autónomes no defensen ni la seva autonomia ni l’Estat de les Autonomies?» Y unas páginas antes juzga los planteamientos vascos «més anacrónics que els nostres». <<

[67] A la cita con el Presidente del Gobierno del 26 de junio de 1981 Garaicoechea llega con 45 minutos de retraso, «debido a un malentendido con el coche que debía pilotarles hasta la Moncloa». Garaicoechea llega indignado porque ha leído en la prensa del día un reproche, atribuido al Gobierno, de que el PNV vende frustración. El Presidente del Gobierno se levanta, busca sobre una mesa un ejemplar del diario ABC, y lo abre por la página que indica en grandes titulares cómo el Sr. Garaicoechea viene dispuesto a expresarse con dureza en la Moncloa. Añade el Presidente del Gobierno que no cabe emplear a la prensa como argumento de autoridad y que se dispone a escuchar los argumentos reales del Sr. Garaicoechea. A continuación el lendakari hace un extenso y áspero memorial de agravios, que concluye con una frase lapidaria: «Todo esto significa una desnaturalización del Estatuto».

El Presidente del Gobierno contesta al memorial con estas palabras:

«No tengo más remedio que expresar la decepción que me produce esta relación de quejas sobre la marcha del proceso autonómico. Me interesa dejar bien claro que estamos dispuestos a profundizar en el Estatuto vasco y a llegar a sus últimas consecuencias, pero que no sólo queremos construir las Autonomías del Estado, sino también el Estado de las Autonomías… Es indispensable que construyamos, entre todos, un Estado en el que las autonomías alcancen plenamente sus objetivos, sin detrimento de la eficacia y de la solidaridad. Y ese objetivo es, precisamente, el que me ha movido a crear la Comisión de Expertos… Me gustaría que trabajáramos en esa línea y evitáramos las palabras gruesas como desnaturalización, desolación y laminación». <<

[68] «No hubo consenso en la negociación de los Estatutos de Autonomía», dice y prueba Sebastián Martín Retortillo en el Estudio Preliminar del pasado, presente y futuro de las Comunidades Autónomas. Instituto de Estudios Económicos. Madrid, 1989, pág. 38. <<

[69] Diario de Sesiones del Congreso de los Diputados, n.° 251 de 22 de junio de 1982, págs. 14545 y 14546. <<

[70] La Sentencia de 12 de febrero de 1981, resolviendo el recurso de inconstitucionalidad contra el Estatuto de Centros Docentes. <<

[71] E. García de Enterría, Estudios sobre Autonomías Territoriales. Madrid, 1987, págs. 465 y 485. <<

[72] Marcos Vizcaya, Diario de Sesiones del Congreso de los Diputados, n.° 250 de 21 de junio de 1982, pág. 14512. <<

[73] Marcos Vizcaya, Diario de Sesiones del Congreso de los Diputados, n.° 251 de 22 de junio de 1982, págs. 14547 y 14548. <<

[74] Miguel Roca. Conferencia en el Club de los 90. Octubre, 1989. <<

[75] Así todavía en la carta de políticos de la oposición, entre ellos Enrique Múgica y Ramón Rubial, a Williams Rogers, Secretario de Estado del Presidente Nixon, en mayo de 1970. <<

[76] Una carta altisonante y malsonante que me pareció escrita para la Historia, grande o pequeña. <<

[77] A finales de 1985 el PSOE distribuye un documento que lleva por título «Propuesta del PSOE. Una política de paz y seguridad». En él puede leerse lo que sigue:

«Este proceso de reflexión y la experiencia de tres años de permanencia de nuestro país en la Alianza Atlántica han permitido constatar que algunas de las consideraciones que nuestro partido hizo durante el debate parlamentario sobre la adhesión de España al Tratado Atlántico Norte no se ajustaban a la realidad» (La cursiva es mía).

En declaraciones a TVE por las mismas fechas, y refiriéndose a la misma cuestión, Felipe González dijo:

«Yo no he sido sabio toda mi vida, ni presumo de ello, ni siquiera he sido primer número de oposiciones nunca. Por tanto, me he equivocado y he aprendido con la historia». (Diario 16, 27 de diciembre de 1985). El ejercicio de falsa modestia es curioso, pero a España le convendría que sus Presidentes del Gobierno llegaran a la Moncloa ya aprendidos, o que tardaran en aprender las cuestiones más importantes menos de tres años. <<

[78] Laureano García Hernández, Director de la Revista Española de Defensa, editada por el Ministerio de Defensa, contestó el 14 de julio a mi carta del 24 de junio de 1988 —con la que le enviaba un artículo «que toma como referencia, para puntualizar y completar, el Informe publicado en el número de la Revista de junio, pág. 46»—rechazando el artículo y dándome a elegir entre reducir «el escrito a 20 líneas mecanografiadas» o «brindar a nuestros lectores… una opinión proyectiva del futuro que nos aguarda en Europa o en la Alianza Atlántica». Puse el desafuero en conocimiento del Ministro Serra, enviándole copia de las cartas y del artículo, y me respondió verbalmente con evasivas untuosas, sin ofrecer una reparación adecuada por la insolencia de su bien adoctrinado Director. Este episodio me confirmó en el convencimiento de que los años de UCD han sido un paréntesis extrañísimo de libertad en la historia de España. <<

[79] Washington Post de 9 de mayo de 1987. <<

[80] «La opinión pública española ante la OTAN». Revista española de Investigaciones Sociológicas, núm. 22, abril-junio 1983. <<

[81] La Televisión de Castedo emitió un largo reportaje informativo sobre la Alianza Atlántica. La información era pasablemente objetiva en cuanto al Tratado de Washington y al organigrama de la OTAN; pero la opinión hostil iba en las imágenes, todas de destrucción y de guerra, y en la música de fondo, el «Dies irae, dies illa» del oficio de difuntos. <<

[82] Un par de años antes Felipe González había reconocido la contribución decisiva del PSOE a que la opinión pública española hubiera llegado a rechazar mayoritariamente el ingreso de España en la OTAN. «Nos lo hemos ganado a pulso», dijo a El País el 3 de febrero de 1985. Pero cuando habló a Jim Hoagland y a Karen De Young, del Washington Post, había ya olvidado aquello. <<

[83] J. Pabón. Cambó, Madrid, 1952. Vol. I, pág. 56. <<

[84] Manuel Fraga, En busca del tiempo servido, pág. 266:

«Primer Pleno del Congreso sobre la OTAN; como siempre que vamos de acuerdo con UCD, no hay problemas».

La votación fue favorablemente al Gobierno por 40 votos de diferencia; entre ellos los 9 de AP, que no eran decisivos. <<

[85] Ver la revista Política Exterior, núm. 1, invierno 1987, Manuel Fraga «El papel de España en el equilibrio defensivo europeo», pág. 37. La integración de España en la OTAN tiene muchos padres, como todas las decisiones exitosas: el diario ABC, en artículo editorial de tercera página publicado el 9 de marzo de 1990, la cuenta entre los méritos del PSOE, a pesar de que Felipe González había dicho enfáticamente en el Congreso de los Diputados que «el partido socialista, ni en el presente ni para las consecuencias futuras para España, se responsabiliza de esta decisión» (Diario de Sesiones núm. 193 de 29 de octubre de 1981, pág. 11450). <<

[86] Diario de Sesiones del Congreso de los Diputados, n.° 192, de 28 de octubre de 1981, pág. 11341. <<

[87] Diario de Sesiones, n.° 267, de 5 de febrero 1986, pág. 11992. <<

[88] Roy Jenkins estuvo una hora y cuarto con Suárez en la Moncloa el jueves 2 de octubre de 1980, cuando intentábamos relanzar la negociación después del giscardazo del 5 de junio anterior. Jenkins anota en su diario lo siguiente:

«Extrañamente, la mayor parte de la entrevista estuvo dedicada a lo que nosotros llamaríamos devolution y los españoles llaman autonomías, es decir, a los problemas vasco y catalán y a sus consecuencias sobre la estructura del Gobierno».

Al Presidente de la Comisión Europea le sorprende que el Presidente del Gobierno de un país candidato desperdicie una hora de diálogo con él hablándole de política interior. La cita está tomada de Roy Jenkins, European Diary 1977-1981, London, 1989, pág. 633. <<

[89] En el equipo inicial de la Trinidad estaban Matías Rodríguez Inciarte, Gabriel Ferrán, Luis Sánchez Merlo, Enrique González, Pedro Solbes, Carlos Díez Eimil, Carlos Muñoz Betemps, Emilio Bonet, Juan María Nin, Carlos Fernández Lerga, Carlos Díaz Huder, Juan Zurdo, Pablo Benavides, Rafael González Gallarza, Alfredo Sánchez Bella, Julio Blanco, Daniel Busturia y Luis Fernández-Cid. <<

[90] Carta de Leopoldo Calvo-Sotelo a Marcelino Oreja de 10 de noviembre de 1978. <<

[91] Los famosos «Cuestionarios» de la Comisión Europea se respondieron cumplidamente dos meses antes del plazo previsto. La calidad de la respuesta española sorprendió al Vicepresidente de la Comisión Lorenzo Natali, que negociaba al mismo tiempo con España, Grecia y Portugal. <<

[92] Cenando en la Embajada de España con el Embajador De la Barre de Nanteuil, su paternal arrogancia llegó hasta el extremo de hacerme públicamente esta pregunta:

«Ministro, el Rey de España ¿trabaja mucho o más bien se da buena vida?»

Me pareció necesario fijar un límite a las confianzas del Embajador y, formalizando el tono, le respondí:

«Señor Embajador, estamos en España, y en España esa pregunta es inconstitucional».

El Embajador se excusó confusamente, cambió de tono, y pudimos, por fin, iniciar un diálogo paritario. <<

[93] La visita al Palais Bourbon fue en la mañana del día 7 de junio de 1978. <<

[94] Giscard anunciaría en Atenas la entrada de Grecia en el Mercado Común, de la mano de Francia, con un memorable discurso en griego clásico. <<

[95] En un discurso electoral el Presidente Giscard dijo que, una vez admitida Grecia, la Comunidad necesitaba un largo plazo para arreglar sus asuntos internos antes de recibir a los candidatos Portugal y España (5 de junio de 1980). <<

[96] Juan Van-Halen, Objetivo: ganar el futuro (Conversaciones con Alfonso Osorio), Plaza y Janés 1986, pág. 199. Confieso que al hojear estas Conversaciones no pude reprimir un movimiento de impaciencia; y no por lo de la seriedad y la suerte, sino por el tono superior que destilan algunas páginas. Por ejemplo: a José Calvo Sotelo, que fue Abogado del Estado como es Osorio, lo despacha Osorio con este juicio de arriba abajo (pág. 35): «(Fue) un gran funcionario público; pero creo, sinceramente, que no tenía madera de estadista». <<

[97] Ver Francisco Comín «Hacienda y Economía en la España Contemporánea», Instituto de Estudios Fiscales, págs. 1021 y sigtes. y 1171 y sigtes. <<

[98] Debate sobre el Estado de la Nación, 1985. Diario de Sesiones del Congreso de los Diputados, n.° 238 de 16 de octubre de 1985, págs. 10694 a 10699. El texto del discurso se recoge íntegro como Apéndice al final de este libro. <<

[99] Diario El País, 17 de noviembre de 1985. <<

[100] La entrega del poder a Felipe González sería calificada como «viscontianamente lenta» por Abascal. Se hizo ejemplarmente, Ministerio por Ministerio, con todos los papeles sobre la mesa. Ojalá sirva de modelo para las próximas transmisiones. <<

[101] Las listas de los contribuyentes por el Impuesto General sobre la Renta empiezan a publicarse en 1971 (Orden Ministerial de 23 de febrero de 1971, Boletín Oficial del Estado de 25 de febrero). El Real Decreto-Ley de 13 de marzo de 1981 deja cn suspenso la publicación. <<

[102] Los empresarios, sobre todo los banqueros, se han decidido más tarde a hacer también ruido —¡y qué ruido!—. Pero en 1981 seguían siendo individualmente cautos y silenciosos, aunque locuaces y agresivos en la CEOE. Y los políticos se han empeñado ahora en dar una imagen de inmoralidad que contrasta con el candor y la limpieza de los tiempos de UCD. <<

[103] Jean Francois Deniau. Europa, un continente por descubrir. Ediciones RIALP de bolsillo, Madrid, 1982. Prólogo de L. Calvo-Sotelo, fechado el 27 de febrero de 1980. <<

[104] Ver Manuel Fraga, En busca del tiempo servido, pág. 238. <<

[105] Centro de Investigaciones Sociológicas, loc. cit. <<

[106] Eran algunos de ellos Agustín Hidalgo de Quintana, Félix Pareja, Leopoldo Zumalacárregui, José Ramón Bustelo, Javier Juliá y Enrique Laghiloat <<

[107] Esto, que era todavía verdad en 1985, ya no lo es en 1990. <<

[108] En una carta del 14 de mayo de 1981 Felipe González me habla de la espantá (sic) de Adolfo Suárez y supone que me había transmitido el poder sin demasiada información confidencial. Entonces me pareció una impertinencia. <<

[109] J.H. Elliot. Richelieu and Olivares, Cambridge University Press 1984. Pág. 36. <<

[110] Felipe González me diría en su despacho de la Moncloa, a primeros de 1983: «¿No te parece que a los Ministros del Interior se les acaba poniendo cara de policías?» <<

[111] Desde la reunión electoral Martín Villa se fue al Notario para declarar ante él que, si resultaba elegido en León, sólo aceptaría el Acta de Diputado con la venia de Sánchez de León. Después de las elecciones solicitó y obtuvo esa venia; conservo los documentos notariales, símbolo de la lealtad que Rodolfo Martín Villa ha sabido guardar a sus hombres. <<

[112] Al escribir el término calvosotelista me doy cuenta de que no ha existido nunca esa especie en el bestiario de la política actual. <<

[113] Jaime Lamo de Espinosa es uno de los hombres más capaces del equipo original de UCD. Le viene por la sangre la sensibilidad política, y por su condición de ingeniero la solidez técnica. Fue un gran Ministro de Agricultura, aguantó los golpes de mar periódicos de la cuestión pesquera, mantuvo como Portavoz la coherencia del Grupo Parlamentario en los difíciles tiempos finales. Ha visto antes que muchos otros la importancia de nuestra integración en la Comunidad. Que siga en el banquillo es un ejemplo eminente de que no se administran bien entre nosotros los recursos humanos. <<

[114] Mt. 5, 37. <<