47. INTERIOR DEL HONDA (en movimiento) – DE DÍA
Butch golpea el volante y el salpicadero mientras conduce por la calle.
BUTCH: De todas las jodidas cosas que podía olvidarse, tiene que haberse olvidado del reloj de mi padre. Le recordé concretamente que no lo olvidara. «En la mesa que está junto a la cama, sobre el canguro». Y le dije las palabras: «No olvides el reloj de mi padre».
48. EXTERIOR. CALLE DE LA CIUDAD – DE DÍA
El pequeño Honda avanza velozmente hacia su destino, tan rápidamente como se lo permite su pequeño motor.
* 49. INTERIOR DEL HONDA (en movimiento) – DE DÍA
* Butch continúa:
* BUTCH: ¿Qué demonios estoy haciendo? ¿Acaso me han dado demasiados golpes en la cabeza? Eso tiene que ser. El daño cerebral es la única excusa para este movimiento tan estúpido. Para el coche, Butch. (continúa conduciendo). Para el coche, Butch. (no se presta atención a sí mismo). Butch, estoy hablando contigo. ¡Pisa el freno!
* El pie de Butch se aprieta con dureza contra el pedal del freno.
* 50. EXTERIOR. CALLE DE LA CIUDAD – DE DÍA
* El pequeño Honda se detiene con un chirrido en medio de la calle. Butch baja del coche como si se hubiera incendiado.
* Empieza a caminar arriba y abajo, hablando consigo mismo, sin hacer caso de la gente que pasa y del tráfico.
* BUTCH: No voy a hacerlo. Es una decisión que sólo tomaría uno que estuviera sonado, y yo no estoy sonado. Papá lo comprendería perfectamente. Si estuviera aquí ahora, me diría: «Butch, recupera tu sentido común. Sólo es un jodido reloj, hombre. Lo que estás poniendo en juego es tu vida, algo que no deberías hacer, porque sólo tienes una».
* Butch continúa caminando de un lado a otro, pero ahora guarda silencio. Luego…
* BUTCH: Esta es mi guerra. ¿Lo ves, Butch? Lo que olvidas es que ese reloj no es sólo un instrumento que te permite controlar el tiempo. Ese reloj es un símbolo. Es un símbolo de cómo tu padre, y su padre antes que él, y su padre antes que él, se distinguieron en la guerra. Y cuando acepté el dinero de Marsellus Wallace, empecé una guerra. Esta es mi Segunda Guerra Mundial. Ese apartamento en Hollywood norte es mi isla Wake. De hecho, si lo miras de ese modo, casi es cosa del destino que Fabienne lo haya olvidado. Y, desde esa perspectiva, no es tan estúpido volver para recuperarlo. Puede que sea peligroso, pero no es estúpido. Porque en este mundo hay ciertas cosas por las que vale la pena regresar.
* Butch acaba de convencerse para continuar. Sube al coche, lo pone en marcha y se aleja.
CORTE A:
51. EXTERIOR. ESQUINA DE CALLE RESIDENCIAL – DE DÍA
Butch no es completamente imprudente. Ha aparcado el coche a un par de manzanas de su apartamento para comprobar cómo están las cosas antes de entrar por la puerta principal.
52. EXTERIOR. CALLEJÓN – DE DÍA
Butch camina por el callejón hasta llegar a otra calle, y luego mira discretamente hacia ella.
53. EXTERIOR. CALLE Apartamento de Butch – DE DÍA
Todo parece normal. En la calle se observa más o menos el mismo número de coches de siempre. Ninguno de los coches aparcados parece estar fuera de lugar. En ninguno de ellos observa a dos matones sentados en su interior. Básicamente, delante de la casa de Butch parece desarrollarse la actividad normal de la mañana.
Butch mira desde la pared de la esquina, captando toda esa información vital.
* BUTCH: (para sí mismo). Todo parece muy normal. Las apariencias pueden ser engañosas, pero no creo que lo sean esta vez. ¿Por qué malgastar a varios hombres para vigilar mi casa? Tendría que ser un jodido idiota para regresar aquí. Así es como los vas a vencer, Butch, porque ellos siguen subestimándote.
Butch sale del callejón, preparado para cualquier cosa. Cruza la calle y entra en la zona ajardinada que hay delante de su apartamento.
Al otro lado de la calle, frente al edificio del apartamento de Butch, en la esquina, hay una combinación de tienda de donuts y restaurante japonés. Un gran cartel se levanta en el aire, con el nombre «Teriyaki Donut», y el dibujo de un donut que sobresale de un cuenco de arroz.
54. EXTERIOR. PATIO DEL APARTAMENTO DE BUTCH – DE DÍA
Butch está en el patio de acceso al edificio de su apartamento de Hollywood norte. Una vez más, todo le parece normal: la lavandería, la piscina, la puerta de su apartamento; no aparece nada anormal. Butch sube la escalera que conduce a su apartamento, el número 12. Se detiene frente a la puerta exterior y presta atención por si escucha algo en el interior. Nada.
Lentamente, Butch introduce la llave en la cerradura y abre la puerta sin hacer ruido.
55. INTERIOR. APARTAMENTO DE BUTCH – DE DÍA
Nadie ha tocado su apartamento. Sigilosamente, entra, cierra la puerta y echa un rápido vistazo.
Evidentemente, allí no hay nadie.
Butch se dirige hacia la pequeña cocina y abre la nevera. Saca un cartón de leche y bebe de él.
Con el cartón en la mano, Butch registra el apartamento. Luego, se dirige al dormitorio.
Su dormitorio está como el resto del apartamento: ordenado, limpio y anónimo. Las únicas cosas personales que quedan en la habitación son unos pocos trofeos de boxeo, una medalla olímpica de plata, un número enmarcado de Ring Magazine, donde Butch aparece en la cubierta, y un póster de Jerry Quarry y otro de George Chuvalo.
Naturalmente, el reloj está donde él había dicho que estaría: sobre la mesa que está junto a la cama, colgado de la pequeña estatua en forma de canguro.
Deja la leche sobre la mesa, toma el reloj, comprueba la hora y se lo pone en la muñeca. Sonriendo, Butch toma el cartón de leche y sale del dormitorio.
Cruza el apartamento y regresa a la cocina. Abre un armario y saca una caja de Pop Tarts. Deja la leche y abre la caja; saca dos Pop Tarts y los pone en la tostadora.
Butch mira hacia la derecha y su mirada se detiene sobre algo.
Lo que ve es un pequeño y compacto subfusil M61 de fabricación checa, con un enorme silenciador, que está sobre el mostrador de la cocina.
BUTCH: (en voz baja). ¡Mierda!
Toma el arma, de aspecto intimidatorio, y la examina… En ese momento… se oye el ruido del agua en el lavabo. Butch mira hacia la puerta del cuarto de baño, paralela a la cocina. Hay alguien detrás de ella. Como si fuera un conejo atrapado en un campo de rábanos, Butch se queda petrificado, sin saber que hacer. En ese momento se abre la puerta del cuarto de baño y por ella sale Vincent Vega, abrochándose el cinturón de los pantalones. Lleva en la mano el libro Modesty Blaise, de Peter O'Donnell. Vincent y Butch se miran a los ojos. Vincent se queda petrificado.
Butch no se mueve, excepto para apuntar la M61 en dirección a Vincent. Ninguno de los dos hombres dice una sola palabra. Entonces… la tostadora expulsa ruidosamente las dos rebanadas de Pop Tarts. Eso es todo lo que necesitaba la situación. El dedo de Butch aprieta el gatillo. Ahogados disparos surgen por el cañón del arma. Vincent queda aparentemente cortado en dos por la rociada de veinte balas disparadas simultáneamente, que lo levantan del suelo y lo impulsan por el aire hasta chocar y atravesar la puerta de cristal de la ducha, situada al fondo del cuarto de baño. Cuando Butch aparta el dedo del gatillo, Vincent ya está aniquilado. Butch se queda quieto, extrañado ante lo que acaba de ocurrir.
Su mirada va desde el montón de carne del cuarto de baño, que momentos antes era Vincent, hasta la poderosa arma que todavía empuña. Con el respeto que se merece, Butch vuelve a dejar cuidadosamente la M61 sobre el mostrador de la cocina. Luego, abandona rápidamente el apartamento.
56. EXTERIOR. PATIO DE ACCESO AL APARTAMENTO – DE DÍA
Butch, sin correr, pero caminando con rapidez, cruza el patio…
… sale del edificio de apartamentos, cruza la calle…
…se dirige hacia el callejón…
… y llega hasta su coche en una toma continua y rápida.
57. EXTERIOR. HONDA – DE DÍA
Butch pone rápidamente el coche en marcha y se aleja. La amplia y gran sonrisa del superviviente se extiende lentamente sobre su rostro.
58. EXTERIOR. CALLE DEL EDIFICIO DEL APARTAMENTO – DE DÍA
El Honda dobla por la esquina del callejón y cruza lentamente ante el edificio de apartamentos.
59. INTERIOR. HONDA – DE DÍA
Butch mira por la ventanilla hacia su antigua casa.
* BUTCH: Así es como les vas a ganar, Butch. Siguen subestimándote.
Eso hace que el boxeador se eche a reír en voz alta. Mientras ríe, introduce un casette en la radio del coche. Cuando empieza a sonar la música, canta a su ritmo.
Conduce ante el apartamento, pero se ve detenido por la luz del semáforo en la esquina, frente a Teriyaki Donuts.
Butch todavía está riendo y cantando cuando ve:
A TRAVÉS DEL PARABRISAS
Al propio hombre corpulento, a Marsellus Wallace, que sale de Teriyaki Donut llevando una caja de donuts y dos tazas grandes de plástico, llenas de café. Baja de la acera, y cruza la calle delante del coche de Butch. Es la primera vez que vemos con claridad a Marsellus.
Butch deja de cantar al ver al gran jefe directamente delante de él. Cuando Marsellus se encuentra delante del coche de Butch, mira casualmente hacia la izquierda, ve a Butch, continúa caminando… ¡y se detiene!
Doble toma:
«¿Estoy viendo realmente lo que estoy viendo?».
Butch no espera a que el gran jefe se responda a su propia pregunta. Aprieta el pie sobre el pedal del acelerador. El pequeño Honda golpea a Marsellus a cincuenta kilómetros por hora, y lo derriba sobre la calzada, incluidos los donuts y el café. Butch se salta el semáforo, cruzándose con el tráfico que viene de lado, y es abordado por un Cámaro Z–28 dorado, que rompe todas las ventanillas del Honda y lo envía sobre la acera. Butch queda mareado y confuso entre el montón de chatarra que había sido el Honda de Fabienne. Le sale sangre de las narices.
El cassette, que todavía funciona, sigue sonando. Un peatón asoma la cabeza por el interior del coche.
PEATÓN: ¡Santo Dios! ¿Está usted bien?
Butch lo mira, anonadado.
BUTCH: Supongo que sí.
Marsellus Wallace está tendido sobre la calle. Unos bobos rodean el cuerpo.
BOBO NÚM.1: (dirigiéndose a los demás). ¡Está muerto! ¡Está muerto!
Los gritos de aquel estúpido hacen que Marsellus se recupere. Dos peatones ayudan al conmocionado Butch a salir del coche. El aturdido Marsellus también se pone en pie.
BOBO NÚM.2: Si necesita un testigo ante los tribunales, estaré encantado de ayudarle. Ese hombre era un maníaco borracho. Le atropello a usted y luego se estrelló contra aquel coche.
MARSELLUS: (todavía incoherente). ¿Quién?
BOBO NÚM.2: (señalando hacia Butch). Aquel.
Marsellus sigue el dedo del bobo y ve a Butch Coolidge calle abajo, hecho una piltrafa.
MARSELLUS: ¡Maldita sea!
El gran jefe saca una automática del 45 y los bobos mirones retroceden. Marsellus empieza a avanzar hacia Butch. Butch ve a la feroz figura que se dirige directamente hacia él.
BUTCH: Sacre bleu!
Marsellus levanta el arma y dispara, pero está tan aturdido, tembloroso y mareado que el brazo le tiembla. Alcanza en la cadera a una mujer que cae al suelo, gritando.
MUJER: ¡Oh, Dios mío! ¡Me han disparado!
Eso es todo lo que Butch necesita ver. Tiene que salir de allí. Marsellus corre tras él. La multitud lo observa todo, boquiabierta. Butch echa a correr enloquecido, cojeando. El gran jefe le sigue de cerca, en una carrera un tanto inestable.
Butch cruza el tráfico y se precipita al interior de un establecimiento con un cartel que dice: «Casa de empeños Mason–Dixon».