44. INTERIOR. MOTEL (habitación seis) – DE NOCHE
Acurrucada sobre la cama, completamente vestida, de espaldas a la cámara, está FABIENNE, la amiga francesa de Butch.
FABIENNE: Apaga la luz.
Butch aprieta de nuevo el interruptor y la habitación vuelve a quedar a oscuras.
BUTCH: ¿Está mejor así, cariño?
FABIENNE: Oui. ¿Has tenido un día duro en la oficina?
BUTCH: Muy duro. Hoy he tenido una pelea.
FABIENNE: Pobre. ¿Podemos hacer la cuchara?
Butch se mete en la cama y se acuchara a Fabienne por detrás. Cuando Butch y Fabienne hablan entre sí, lo hacen como adolescentes.
FABIENNE: Me estaba mirando en el espejo.
BUTCH: ¿Y?
FABIENNE: Desearía tener una barriguita.
BUTCH: ¿Te miraste en el espejo y deseaste tener un poco de barriga?
FABIENNE: Una barriguita. Las barriguitas son sexy.
BUTCH: Pues deberías sentirte feliz, porque la tienes.
FABIENNE: No digas mentiras. No tengo barriguita. Lo que tengo es un poco de vientre, como Madonna cuando hizo Lucky Star. Pero eso no es lo mismo.
BUTCH: No me había dado cuenta de que hubiera una diferencia entre tener barriga y tener vientre.
FABIENNE: La diferencia es enorme.
BUTCH: ¿Y quieres que yo también tenga barriga?
FABIENNE: No. Las barrigas hacen que los hombres parezcan idiotas o como un gorila. Pero una barriga, en una mujer, es algo muy sexy. El resto del cuerpo es normal. Una cara normal, unas piernas normales, unas caderas normales, un trasero normal, pero con una gran barriga, perfectamente redondeada. Si tuviera una, me pondría una camiseta dos tallas menores para acentuarla.
BUTCH: ¿Y crees que eso les parecería atractivo a los hombres?
FABIENNE: No me importa que a los hombres les parezca atractivo o no. Es una verdadera pena que lo que nos parece agradable al tacto, raras veces nos lo parezca a la vista.
BUTCH: Si yo tuviera una barriga, te apretaría con ella.
FABIENNE: ¿Me apretarías la barriga?
BUTCH: Directamente en la barriga.
FABIENNE: Pues yo te sofocaría. Me dejaría caer directamente sobre tu cara, hasta que no pudieras respirar.
BUTCH: ¿Me harías eso?
FABIENNE: ¡Sí!
BUTCH: ¿Has hecho todo lo que te dije, cariño?
FABIENNE: Sí, lo hice.
BUTCH: Buen trabajo.
FABIENNE: ¿Salió todo como estaba planeado?
BUTCH: ¿No escuchaste la radio?
FABIENNE: Nunca escucho la retransmisión de tus peleas. ¿Fuiste el ganador?
BUTCH: Gané perfectamente.
FABIENNE: ¿Todavía piensas en retirarte?
BUTCH: Desde luego que sí.
FABIENNE: ¿Qué pasó con el hombre contra el que luchaste?
BUTCH: Floyd también se retiró.
FABIENNE: (sonriendo). ¿De veras? ¿Ya no peleará más?
BUTCH: No, ya no más.
FABIENNE: ¿Así que todo salió bien al final?
BUTCH: Todavía no hemos terminado, cariño.
Fabienne se da la vuelta y Butch se coloca sobre ella. Se besan.
FABIENNE: Corremos mucho peligro, ¿verdad?
Butch asiente con la cabeza: «Sí».
FABIENNE: Si nos encontraran, nos matarían, ¿verdad?
Butch asiente con la cabeza: «Sí».
FABIENNE: Pero no nos encontrarán, ¿verdad?
Butch niega con la cabeza: «No».
FABIENNE: ¿Todavía quieres que vaya contigo?
Butch asiente con la cabeza: «Sí».
FABIENNE: No quiero ser una carga o una molestia…
Las manos de Butch desaparecen del encuadre y empieza a acariciar la entrepierna de Fabienne. Fabienne reacciona.
FABIENNE: ¡Dímelo!
BUTCH: Fabienne, quiero que estés conmigo.
FABIENNE: ¿Para siempre?
BUTCH: Para siempre.
Fabienne echa la cabeza hacia atrás.
Butch continúa acariciándole la entrepierna.
FABIENNE: ¿Me amas?
BUTCH: Oui.
FABIENNE: ¿Butch? ¿Me darás siempre placer oral?
Butch la besa en la boca.
BUTCH: ¿Quieres chupármela?
Ella asiente con la cabeza: «Sí».
FABIENNE: Pero tú antes.
La cabeza de Butch desaparece del encuadre para darle placer oral a Fabienne, cuyo rostro queda a solas en el encuadre.
FABIENNE: (en francés, con subtítulos en inglés). Butch, amor mío, empieza la aventura.
LA ESCENA SE FUNDE EN NEGRO. Se ilumina la escena.
45. HABITACIÓN DEL MOTEL.
La misma habitación del motel, sólo que ahora está vacía. Escuchamos el ruido del agua de la ducha en el cuarto de baño. La cámara se mueve hacia la puerta de éste. Vemos a Fabienne envuelta en un batín blanco de tela de toalla que casi parece tragársela. Se está secando la cabeza con una toalla. Butch está dentro de la ducha, enjuagándose. Vemos el perfil de su cuerpo desnudo a través del cristal ahumado de la puerta de la ducha. El cuarto de baño está lleno de vapor. Butch cierra la ducha y abre la puerta, asomando la cabeza.
BUTCH: Creo que tengo una fisura en una costilla.
FABIENNE: ¿Por darme placer oral?
BUTCH: No, retrasada. Por la pelea.
FABIENNE: No me llames retrasada.
BUTCH: (con voz de mongoloide). ¡Me llamo Fabby! ¡Me llamo Fabby!
FABIENNE: Cierra el pico. Detesto esa voz de mongólica.
BUTCH: Está bien, lo siento, lo siento. ¡Lo retiro! ¿Me puedes pasar la toalla, Miss Tulipán Hermoso?
FABIENNE: Oh, me gusta eso. Me gusta que me llames tulipán. Tulipán es mucho mejor que mongólica.
Ella se termina de secar el cabello y se envuelve la cabeza con la toalla, como un turbante.
BUTCH: No te he llamado mongólica. Te he llamado retrasada, pero lo retiro.
Ella le entrega una toalla.
BUTCH: Merci beaucoup.
FABIENNE: ¿Butch?
BUTCH: (secándose la cabeza). Sí, pastel de limón.
FABIENNE: ¿Adónde vamos a ir?
BUTCH: Todavía no estoy seguro. A donde quieras. Vamos a sacar mucho dinero con esto. Va a ser tanto que podremos vivir para siempre como cerdos en la pocilga. Estaba pensando que podríamos irnos a alguna parte en el Pacífico sur. Con el dinero que vamos a tener podremos irnos muy lejos de aquí.
FABIENNE: ¿Podríamos vivir si quisiéramos en Bora Bora?
BUTCH: Puedes apostarlo. Y si al cabo de un tiempo no te sientes a gusto en Bora Bora, podemos trasladarnos a Tahití o a México.
FABIENNE: Pero yo no hablo español.
BUTCH: Tampoco hablas bora–borano. Además, el mexicano es fácil. (añade en español). ¿Dónde está la zapatería?
FABIENNE: ¿Qué significa eso?
BUTCH: ¿Dónde está la zapatería?
FABIENNE: (en español). ¿Dónde está la zapatería?
BUTCH: Excelente pronunciación. Te convertirás en mi pequeña intérprete en un abrir y cerrar de ojos.
Butch sale del cuarto de baño. La cámara se queda con Fabienne, mientras ella se cepilla los dientes. Butch continúa desde la otra habitación.
BUTCH: (voz en español). ¿Qué hora es?
FABIENNE: (en español). ¿Qué hora es?
BUTCH: (voz en inglés). ¿Qué hora es?
FABIENNE: (en inglés). ¿Qué hora es?
BUTCH (voz): Hora de irse a la cama. Que tengas dulces sueños, rayo de sol.
Fabienne sigue cepillándose los dientes. La observamos un momento y entonces ella parece recordar algo.
FABIENNE: Butch.
Ella sale del cuarto de baño para hacerle una pregunta a Butch, pero lo encuentra profundamente dormido en la cama.
Se queda mirándolo un momento.
FABIENNE: Olvídalo.
Ella sale del encuadre y regresa al cuarto de baño. La cámara queda enfocada sobre el dormido Butch, en la cama.
LA ESCENA SE FUNDE EN NEGRO
Se ilumina la escena.
46. HABITACIÓN DEL MOTEL – POR LA MAÑANA
El mismo encuadre que antes, a la mañana siguiente. Encontramos a Butch todavía dormido en la cama.
Fabienne se cepilla los dientes mientras está en la puerta del cuarto de baño y mira la televisión al mismo tiempo. Todavía lleva el batín blanco de tela de toalla de la noche anterior.
En la televisión, William Smith y un puñado de Ángeles del Infierno parecen dispuestos a acabar con todo el ejército vietnamita en la película Los perdedores.
Butch se despierta de pronto como si un monstruo horrible lo persiguiera. Su brusco despertar asusta a Fabienne.
FABIENNE: Merde! Me has asustado. ¿Has tenido una pesadilla?
Butch parpadea hacia los pies de la cama, en dirección de Fabienne, tratando de enfocar la mirada.
* BUTCH:… Sí… ¿Todavía te estás cepillando los dientes?
* FABIENNE: Así soy yo. Me he pasado toda la noche cepillándome los dientes, hasta esta mañana. ¿Crees que tengo un problema?
Fabienne regresa al interior del cuarto de baño para escupir.
Si se suponía que eso era un sarcasmo, Butch no acabó de captarlo a esas horas de la mañana.
Butch, que todavía trata de apartar las telarañas del sueño, mira la televisión. Los Ángeles del Infierno destrozan un campo vietnamita de prisioneros.
BUTCH: ¿Qué estás viendo en la tele?
FABIENNE (voz): Una película de motocicletas. No estoy segura de saber el título.
BUTCH: ¿La estás viendo? Fabienne vuelve a entrar en la habitación.
FABIENNE: En cierto modo. ¿Por qué? ¿Quieres que la apague?
BUTCH: ¿Lo harías, por favor? Ella se acerca al televisor y lo apaga.
BUTCH: Todavía es demasiado temprano para explosiones y guerra.
FABIENNE: ¿De qué trataba?
BUTCH: Cómo quieres que lo sepa. Eras tú la que estabas viéndola.
Fabienne se echa a reír.
FABIENNE: No, imbecil, ¿de qué trataba tu sueño?
BUTCH: Oh… No lo recuerdo. Raras veces recuerdo un sueño.
FABIENNE: Pero si te acabas de despertar.
BUTCH: Fabienne, no te miento. Realmente, no lo recuerdo.
FABIENNE: Bueno, mira cómo se ha despertado de gruñón esta mañana. No he dicho que mintieras, sino simplemente que me parece extraño que no recuerdes tus sueños. Yo siempre recuerdo los míos. ¿Sabías que hablaste en sueños?
BUTCH: Yo no hablo en sueños… ¿Hablo en sueños?
FABIENNE: Lo has hecho esta noche pasada.
BUTCH: ¿Y qué dije?
Colocándose encima de él.
FABIENNE: No lo sé. No pude entender lo que decías.
Ella besa a Butch.
FABIENNE: ¿Por qué no te levantas y desayunamos en esa cafetería donde sirven las tortitas?
BUTCH: Un beso más y me levanto.
Fabienne le da a Butch un beso largo y dulce.
FABIENNE: ¿Satisfecho?
BUTCH: Sí.
FABIENNE: En ese caso, arriba, perezoso.
Butch salta de la cama y empieza a sacar ropas de la maleta que había traído Fabienne.
BUTCH: ¿Qué hora es?
FABIENNE: Son casi las nueve de la mañana. ¿A qué hora llega nuestro tren?
BUTCH: A las once.
Lo observa mientras él mira un par de pantalones.
FABIENNE: Esos pantalones son muy bonitos. ¿Puedes ponértelos con esa agradable camisa azul que tienes?
Él saca una camisa azul de la maleta.
BUTCH: ¿Ésta?
FABIENNE: Esa. Hacen juego.
BUTCH: Está bien.
Butch se viste.
FABIENNE: Voy a pedir un gran plato de tortitas de frambuesa con jarabe de arce, huevos y cinco salchichas.
BUTCH: (sorprendido ante tanto apetito potencial). ¿Algo de beber para acompañar todo eso?
Butch ha terminado de vestirse.
FABIENNE: (refiriéndose a las ropas de Butch). Oh, sí, así estás muy bien. Para beber, un vaso alto de zumo de naranja y una taza de café. Después me comeré un trozo de empanada.
Mientras él revisa las maletas.
BUTCH: ¿Un trozo de empanada?
FABIENNE: Cualquier momento del día es bueno para comer una empanada. Empanada de frambuesa para acompañar a las tortitas. Y encima una rebanada delgada de queso fundido…
BUTCH: ¿Dónde está mi reloj?
FABIENNE: Está ahí.
BUTCH: No, no está. No está aquí.
FABIENNE: ¿Has mirado?
Ahora, Butch registra frenéticamente las maletas.
BUTCH: ¡Claro que he mirado!
Ahora, está arrojando las ropas fuera de las maletas.
BUTCH: ¿Qué crees que estoy haciendo? ¿Estás segura de que lo cogiste?
Fabienne apenas si puede hablar. Nunca había visto a Butch tan enfadado.
FABIENNE: Eh…, sí… sobre la mesa del tocador…
BUTCH:… sobre el pequeño canguro.
FABIENNE: Sí, estaba sobre tu pequeño canguro.
BUTCH: ¡Pues no está aquí!
FABIENNE: (a punto de ponerse a llorar). ¡Debería estar!
BUTCH: Oh, claro, sin duda debería estar, pero no está. Así que, ¿dónde está?
Fabienne está llorando y se siente asustada. Butch baja el tono de la voz, lo que no hace más que darle un aspecto más amenazador.
BUTCH: Fabienne, ese era el jodido reloj de mi padre. ¿Sabes por lo que tuvo que pasar mi padre para hacerme llegar ese reloj? No quiero entrar en detalles ahora, pero tuvo que pasar mucho. Toda esta otra mierda la podrías echar a la hoguera, pero te recordé específicamente que no te olvidaras del reloj de mi padre. Y ahora piensa, ¿lo cogiste?
FABIENNE: Creo que sí…
BUTCH: ¿Crees que sí? O lo cogiste o no lo cogiste. ¿Qué fue?
FABIENNE: Entonces lo cogí.
BUTCH: ¿Estás segura?
FABIENNE: (temblando). No.
Butch se pone fuera de sí y lanza un puñetazo al aire. Fabienne grita y retrocede hasta un rincón. Butch levanta el televisor del hotel y lo lanza contra la pared.
Fabienne grita, horrorizada. Butch se vuelve a mirarla, repentinamente tranquilo.
BUTCH: (a Fabienne). ¡No! No es culpa tuya. (Se acerca a ella). Lo dejaste en el apartamento.
Se inclina sobre la mujer, que se ha dejado resbalar hacia el suelo. Le toca la mano y ella se encoge.
BUTCH: Si lo dejaste en el apartamento, no es culpa tuya. Te pedí que trajeras un montón de cosas. Te lo recordé, pero no te dije la importancia personal que tiene ese reloj para mí. Si ese reloj me importaba tanto, debería habértelo dicho. Tú no puedes leer mis pensamientos.
Le besa la mano. Luego se incorpora. Fabienne todavía lloriquea. Butch se acerca al armario.
FABIENNE: Lo siento.
Butch se pone la chaqueta de escuela superior.
BUTCH: No, no lo sientas. Esto sólo significa que no podré desayunar contigo.
FABIENNE: ¿Por qué significa eso?
BUTCH: Porque voy a regresar a mi apartamento para recuperar mi reloj.
FABIENNE: ¿No te estarán buscando los gangsters allí?
BUTCH: Eso es lo que voy a descubrir. Si están allí y no creo que pueda controlarlo, me abriré.
Levantándose del suelo.
* FABIENNE: Cariño, no quiero que te asesinen por un estúpido reloj.
* BUTCH: Primero, no es un estúpido reloj. Segundo, no me van a asesinar. Y tercero, no te asustes. No permitiré que nada nos impida vivir juntos una vida feliz.
* FABIENNE: ¿Qué pasa con el tren?
* BUTCH: Todavía disponemos de un par de horas.
FABIENNE: Estoy muy asustada. Vi tu reloj. Creía haberlo traído. Lo siento mucho.
Butch la atrae hacia sí y le pone las manos en el rostro.
* BUTCH: No te sientas mal, cariño. Nada de lo que puedas hacer haría que me sintiera permanentemente enojado contigo. (Pausa). Te amo, ¿recuerdas? (saca algo de dinero de la cartera). Aquí tienes dinero. Pide esas tortitas y disfruta de un gran desayuno.
FABIENNE: No vayas.
BUTCH: Estaré de regreso antes de que hayas dicho empanada de frambuesa.
FABIENNE: Empanada de frambuesa.
BUTCH: Bueno, quizá no tan rápido, pero sí lo suficiente. ¿De acuerdo? ¿De acuerdo?
* FABIENNE: De acuerdo.
* La besa una vez más y se dirige hacia la puerta.
* BUTCH: Adios, cariño.
* FABIENNE: Hasta luego.
* BUTCH: Me voy a llevar tu honda.
* FABIENNE: Está bien.
* Y tras decir esto, se marcha.
* Fabienne se sienta en la cama y mira el dinero que él le ha dado.