22. INTERIOR. CASA DE MARSELLUS WALLACE – DE NOCHE

La puerta principal se abre y Mia y Vincent entran en la casa bailando estilo tango y cantando a cappella la canción de la escena anterior. Terminan su pequeño baile echándose a reír.

Luego…

Los dos se quedan de pie, frente afrente, mirándose.

Mia se aleja para servir una copa para los dos. Vincent cuelga el abrigo sobre un gran perchero de bronce en el vestíbulo.[11]

Vincent se dirige hacia el cuarto de baño.

Mia se acerca al tocadiscos, revisa un montón de discos compactos y elige uno de K. D. Lang. Los altavoces estallan con una enérgica música country y Mia se pone a tocar una guitarra imaginaria. Comienza a bailar por la habitación y se encuentra junto al abrigo de Vincent, colgado en el perchero. Le toca la manga. Experimenta una sensación agradable.

Mete la mano en el bolsillo y saca la bolsa de tabaco. Como si fuera una niña pequeña que jugara a los vaqueros, extiende tabaco sobre un papel de fumar. Imitando lo que él hizo anteriormente, pasa la lengua por el papel de fumar y lo lía hasta formar un cigarrillo bastante bien hecho. Quizá ligeramente grueso, pero nada mal para ser un primer intento. En cualquier caso, así lo piensa ella. Vuelve a introducir la mano en el bolsillo y saca el encendedor Zippo de Vincent. Se golpea el encendedor contra la pierna, tratando de encenderlo con estilo, como hizo Vincent. ¡Y lo consigue! Mia sonríe dichosa. Con expresión de triunfo, se lleva la llama al grueso cigarrillo, lo enciende y luego cierra la tapa del Zippo con fuerza, sonoramente.

El cigarrillo hecho por Mia asciende hasta sus labios y ella absorbe una larga chupada. La mano devuelve el Zippo al interior del bolsillo del abrigo. Pero un momento… Sus dedos tocan algo más. Esos dedos sacan una bolsita de plástico que contiene un polvo blanco, el producto enloquecedor que Vincent le compró antes a Lance. Con una amplia sonrisa, Mia se lleva la bolsita de heroína al rostro.

CORTE A

23. INTERIOR. CUARTO DE BAÑO (casa de Marsellus Wallace) – DE NOCHE

Vincent está de pie ante el lavabo, lavándose las manos, hablando con su propia imagen reflejada en el espejo.

Sala de estar: Mia ha extendido la heroína, desconocida para ella, formando gruesas líneas sobre la mesa de café, que es de cristal. Toma un billete de cien dólares y, como si fuera una aspiradora humana, esnifa rápidamente la línea gruesa.

Primer plano de Mia.

Echa la cabeza hacia atrás de golpe. Se lleva las manos a la nariz (que siente como si le ardiera). Algo está saliendo terriblemente mal.

Luego… se siente golpeada por la reacción.

Cuarto de baño: Vincent se seca las manos en una toalla mientras sigue dialogando consigo mismo en el espejo.

Sala de estar: Mia está en el suelo, a cuatro patas, y trata de arrastrarse hacia el cuarto de baño, pero es como si intentara gatear después de que se le hubieran extraído los huesos de las rodillas. Empieza a brotar sangre por la nariz de Mia. Luego, su estómago percibe la reacción y vomita.[12]

Cuarto de baño: Vincent continúa hablando consigo mismo.

Ahora que ya ha hablado consigo mismo y se ha animado un poco, Vincent está preparado para lo que le espera al otro lado de aquella puerta, sea lo que fuere. Abre la puerta y sale.

Sala de estar: La cámara sigue a Vincent mientras éste camina desde el cuarto de baño hacia la sala de estar, donde encuentra a Mia tumbada en el suelo, como una muñeca de trapo. Ella se retuerce sobre la espalda. Sobre su pecho se observa una mezcla de sangre y vómitos. Tiene el rostro contorsionado. No por la tensión del dolor, sino precisamente por todo lo contrario: los músculos de su rostro aparecen tan relajados que está con la boca abierta, como si se le hubieran desencajado las mandíbulas.

Vincent se mueve con la rapidez del rayo y se acerca al cuerpo de Mia. Se inclina sobre ella y le pone los dedos sobre el cuello para detectar el pulso. Ella se agita ligeramente.

Mia es consciente de la presencia de Vincent, inclinado sobre ella, que le habla.

Pero ella es incapaz de comunicarse. Mia emite algunos murmullos incoherentes, que no son lo bastante claros como para que se les considere como palabras.

Vincent le abre los párpados y comprende lo sucedido.

Mia es incapaz de contestar. Vincent la abofetea con fuerza en la cara.

Vincent se levanta de un salto y echa a correr hacia donde está colgado su abrigo. Registra frenéticamente los bolsillos. La bolsita ha desaparecido. Vincent se vuelve y regresa directamente hasta donde está Mia. La cámara le sigue.

Se inclina sobre ella y levanta en sus brazos el peso muerto.

La cámara sigue detrás, mientras él hace avanzar a la prácticamente inconsciente Mia a través de la casa y la saca por la puerta principal.

* 24. EXTERIOR. VEHÍCULO DE VINCENT (en movimiento) - DE NOCHE

* Primer plano del cuentakilómetros: la aguja roza los cien.

* Vincent conduce como un loco en una ciudad sin leyes de tráfico, adelanta a los coches en las curvas, sube y desciende por colinas.

25. INTERIOR. VEHÍCULO DE VINCENT (en movimiento) – DE NOCHE

Vincent, que sujeta firmemente el volante con una mano, cambia de marchas con la otra, como Robocop. Mantiene la mirada fija hacia adelante, excepto cuando se vuelve para echarle un vistazo a Mia.

Esta, con mandíbulas flojas y boca abierta, en una postura que la hace parecer una bolsa de agua caliente.

Vincent saca un teléfono portátil de su bolsillo. Marca un número.

26. INTERIOR. CASA DE LANCE – DE NOCHE

A estas horas avanzadas de la noche, Lance se ha transformado de un narcotraficante bon vivant, en una especie de figura embutida en un batín de baño.

Está sentado en un sillón grande y cómodo, con unos usados pantalones azules de chándal, una vieja pero cómoda camiseta que lleva escrito en la pechera:

«Taft, California», y un batín de afelpada tela de toalla. Sostiene en la mano un cuenco con Crunch Berries. Delante de él, sobre la mesita de café, hay una jarra de leche, la caja de Crunch Berries, y una pipa de hachís posada sobre un cenicero.

En la gran pantalla del televisor, delante de la mesa, están los Tres Stooges, que se están casando.

Suena el teléfono.

Lance deja el cuenco de cereales sobre la mesita y se dirige hacia el teléfono. El teléfono vuelve a sonar. Jody, su esposa, le grita desde el dormitorio, evidentemente despertada.

De regreso a Vincent, en el Malibu.

Vincent sigue conduciendo como un mono enloquecido, con el teléfono ahora apretado contra su oreja. Cortamos de uno a otro durante la conversación.

En ese momento, desde el interior de la casa de Lance, oímos el Malibu de Vincent que sube por la calle. Lance cuelga el teléfono, se acerca a las cortinas y tira del cordón. Las cortinas se abren con un susurro a tiempo para ver el Malibu de Vincent que sube por el prado delantero y se estrella contra la casa. La ventana por la que Lance está mirando se hace añicos a causa del impacto.

Lance se aleja rápidamente de la ventana, se acerca a la puerta que da al prado delantero y la abre.