13. INTERIOR. CASA DE LANCE (cocina) – DE NOCHE
Primer plano de JODY, una mujer a la que le parecen gustar mucho los pendientes. Tiene las dos orejas perforadas cinco veces cada una. También lleva anillos en el labio, las cejas y la nariz.
JODY: Te lo prestaré. Es un buen libro sobre cómo perforar el cuerpo.
Jody, Vincent y una mujer joven llamada TRUDI se encuentran sentados ante una mesa de cocina, en una casa de los suburbios, en Echo Park. Aunque Vince está sentado a la misma mesa, no queda incluido en la conversación.
TRUDI: ¿Sabes cómo utilizan esa perforadora cuando te perforan las orejas? No la emplean para los pezones, ¿verdad?
JODY: Olvídate de esa perforadora. Va en contra de la idea que hay tras la perforación. Todas las perforaciones que tengo en el cuerpo, dieciséis en total, me las han hecho con una aguja. Cinco en cada oreja. Una a través del pezón de la teta izquierda. Una a través de la ventana derecha de la nariz. Una a través de la ceja izquierda. Otra a través del labio. Otra en el clítoris. Y llevo una chincheta en la lengua.
Vincent dejaba que esta conversación le entrara por un oído y la saliera por el otro, hasta este último comentario.
VINCENT: (interrumpiendo). Disculpa, siento interrumpir, pero tengo curiosidad. ¿Por qué llevas una chincheta en la lengua?
Jody lo mira y contesta, como si fuera la cosa más natural del mundo.
JODY: Es una cuestión sexual. Ayuda a practicar la felación.
Esa idea nunca se le había ocurrido a Vincent, pero no puede negar que tiene cierto sentido. Jody continúa hablando con Trudi, dejando que Vincent reflexione sobre lo que acaba de oír.
LANCE (voz): ¡Vince, ya puedes entrar!
14. INTERIOR. DORMITORIO DE LANCE – DE NOCHE
Lance, un joven de poco menos de 30 años, ofrece un aspecto salvaje y desorganizado, que se corresponde con su personalidad igualmente salvaje y desorganizada. Lance lleva toda su vida de adulto dedicado a vender drogas. Nunca ha tenido un trabajo regular, ni ha presentado una declaración de impuestos, y tampoco ha sido detenido nunca. Lleva una camisa de franela roja sobre una camiseta de «Speed Racer».
En la cama de Lance hay tres bolsitas de heroína.
Lance y Vincent se quedan parados, a los pies de la cama.
LANCE: Esto es Panda. Procede de México. Muy buena mierda. Esta otra es Bava, algo diferente, pero también de buena calidad. Y esto es Choco, de las montañas Hartz, en Alemania. Las dos primeras cuestan lo mismo, cuarenta y cinco la onza, precio para los amigos. Pero esta otra… (señala la bolsa de Choco)… esta otra es un poco más cara. Cuesta cincuenta y cinco. Pero cuando te la inyectas te das cuenta en seguida de por qué has pagado ese dinero extra. Aunque no hay nada de malo con las dos primeras. Es una mierda muy buena, pero esta otra es jodidamente enloquecedora.
VINCENT: Recuerda que acabo de regresar de Amsterdam.
LANCE: ¿Me tomas por un negro de mierda? ¿Estás en Inglewood? No. Estás en mi casa. Los blancos que conocen la diferencia entre la buena y la mala mierda vienen a esta casa. La mía sería capaz de superar las pruebas ciegas de sabor de la Pepsi con cualquier mierda de Amsterdam en cualquier jodido día de la semana.
VINCENT: Esa afirmación es demasiado atrevida.
LANCE: Esto no es Amsterdam, Vince. Esto es un mercado. La coca está tan muerta como la música disco. La heroína vuelve por sus fueros, y a lo grande. Es esa nueva moda retro de los años setenta. Cascabeles y heroína, tan ardientes como el infierno.
Vincent saca un rollo de billetes capaz de atragantar a un caballo.
VINCENT: Dame por valor de trescientos de la enloquecedora. Si es tan buena como dices, volveré a por mil más.
LANCE: Espero que para entonces me quede todavía. ¿Qué te parece Trudi? No tiene amigo. ¿Quieres quedarte un rato por aquí antes de picarte?
VINCENT: ¿Quién es Trudi? ¿La que lleva toda esa mierda en la cara?
LANCE: No, esa es Jody. Es mi mujer.
Vincent y Lance se echan a reír ante el faux pas.
VINCENT: Tengo que ir a alguna parte. Un compromiso para cenar. ¿Está claro el panorama?
LANCE: No problemo.[7]
Vincent saca su caja de utensilios para picarse.
VINCENT: No te importará que me pique aquí, ¿verdad?
LANCE: Mi casa, su casa.
VINCENT: Mucho gracias.[8]
Vincent saca los utensilios de la caja y se pica mientras los dos siguen hablando.
LANCE: ¿Tienes todavía el Malibu?
VINCENT: ¿Sabes lo que le hizo el otro día algún jodido hijo de puta?
LANCE: ¿Qué le hizo?
VINCENT: Lo rayaron con una llave.
LANCE: Oh, eso es una guarrada.
VINCENT: Dímelo a mí. Tuve guardado el maldito trasto durante tres años. Hace apenas cinco días que lo he sacado, sólo cinco días, y algún estúpido de mierda me lo jode.
LANCE: Deberían matarlos a todos. Nada de juicios ni jurados; directamente al paredón.
Mientras se inyecta la heroína…
VINCENT: Sólo quisiera pescarlos mientras lo hacen, ¿sabes? Ah, daría cualquier cosa por pescarlos mientras lo hacen. Valdría la pena si sólo pudiera pescarlos. ¿Comprendes lo que quiero decir?
LANCE: Es una mierda de gallina. No se fastidia así el vehículo de otro hombre.
Plano: la aguja.
Plano: sangre.
La sangre aparece en la jeringuilla, mezclándose con la heroína. Plano del pulgar de Vincent apretando el émbolo de la jeringuilla hacia abajo.
CORTE A: