COMENTARIO BIBLIOGRÁFICO

Me encontré por primera vez con el tema del robo de la bomba atómica por parte de espías soviéticos cuando trabajaba en mi estudio sobre las Brigadas Internacionales al que he hecho referencia en un capítulo anterior. Para sorpresa mía —todavía en aquellos momentos—, un número nada despreciable de los interbrigadistas norteamericanos no sólo eran comunistas, a pesar de haberlo negado durante décadas con indignadas protestas de inocencia, sino que además habían realizado para la URSS funciones de espionaje. De manera también sorprendente, habían escapado en su inmensa mayoría a la justicia de Estados Unidos que, en puridad, debería haberlos encarcelado por traición al propio país en beneficio de una potencia extranjera. Remito, pues, a mi libro Las Brigadas Internacionales (Madrid, 1999) para un estudio documentado sobre el tema.

Con posterioridad, se publicó otra obra que cuenta con enormes alicientes para su lectura y que viene a dejar de manifiesto hasta qué punto los servicios de inteligencia soviéticos habían logrado trepanar los mecanismos de seguridad de Estados Unidos. Me refiero a The Haunted Wood (Nueva York, 1999), de Allen Weinstein y Alexander Vassiliev. La tesis que yo sostenía en mi libro de las Brigadas Internacionales sobre el robo de la bomba atómica aparece más que confirmada en esta obra con datos adicionales. Allen Weinstein publicó, además, hace algunos años Perjury: The Hiss-Chambers Case (Nueva York, 1978), donde dejaba de manifiesto el cinismo con que se defendieron algunos de los acusados en procedimientos de espionaje.

Algo alejado de este tema pero relacionado con el del espionaje nuclear, más concretamente con el caso de Klaus Fuchs y su relación con el KGB, es la obra de Nigel West y Oleg Tsarev The Crown Jewels: The British Secrets at the Heart of the KGB Archives (Londres, 1998).

En su conjunto, estas obras muestran hasta qué punto buena parte de los supuestos «progresistas» del período situado entre los años treinta y los sesenta del siglo XX no pasaron nunca de ser agentes soviéticos con una especial capacidad no sólo para engañar a idealistas sin mucha capacidad de reflexión sino también para cumplir con funciones de espionaje que amenazaron seriamente la causa de la libertad en Occidente.