Reunión
Wolruf llevó su saltador hiperespacial Xerborodezees a medio kilómetro del bosque y a algo más de uno de la línea de robots y sus vehículos que se extendían a través de la pradera hacia la ciudad robótica del Mundo Ostrícola.
Apenas habían tocado tierra, cuando un camión salió de la ciudad y atravesó por entre la hierba dorada, muy crecida, dejando un rastro en la pradera que apuntaba hacia el Xerborodezees como un dardo muy alargado.
Wolruf viajaba sin mucho peso. Había colocado todo cuanto necesitaba en una bolsa que Plateada llevaba colgada del cuello. Los dos estaban sentados en lo alto de la rampa de acceso al aparato, desde donde podían divisar toda la vasta extensión de hierba ondulante y el camión que se iba aproximando.
Pasando cuidadosamente entre ambas Mandelbrot había ido descargando todo el equipo de Derec de la nave, y estaba todo fuera de ésta cuando llegó el camión. Plateada pudo distinguir claramente a los dos ocupantes del vehículo mucho antes de que llegaran a la nave, puesto que ambos se habían puesto de pie.
—¿Quién es la que Derec llama Ariel? —quiso saber Plateada.
—La pequeña a tu izquierda —contestó Wolruf.
—Entonces, el alto debe ser el robot llamado Jacob Winterson.
—Yo no conocerle, pero suponer que sí —asintió Wolruf—. Jacob ser el robot personal de Ariel, y ese robot que haber en el camión ciertamente concordar con la descripción hecha por Derec. Sí, ser igual que un humano, pero Derec decir que Ariel ser la única mujer del planeta, de modo que éste ha de ser Jacob.
—¿Son siempre las mujeres más pequeñas y más delicadas?
—En general, sí. Y esto ser verdad para la mayoría de especies animales de la galaxia. Ciertamente, yo ser más pequeña que mi otro sexo.
—Sí, tu ficha del ordenador habla de ti como de una hembra —afirmó Plateada—. Y así te considero yo, aunque sin captar plenamente el significado más profundo que parece existir, aparte del propósito reproductivo de los sexos. Derec parece estar animado por muchas emociones cuando habla de Ariel.
—Lo mismo que Beores estar impulsado por otras emociones al hablar de Latiel.
—No entiendo. ¿Quiénes son?
—Los primeros seres creados, según los mitos.
—No los primeros seres humanos. Según los archivos históricos, fueron Adán y Eva.
—Bueno, ponerlo en términos humanos el primer hombre y la primera mujer.
—¿Y todos los machos tienen esta gran afinidad hacia las hembras?
—Casi todos. Algunos no, pero ser una pequeña minoría.
—No entiendo que ese sentimiento sea necesario para promover la reproducción de la especie. Las emociones de Derec, no obstante, parecen entrañar unos sentimientos que van mucho más allá de la simple procreación. Y esto resulta confuso más allá de toda confusión… por mi falta de comprensión, y hasta del entendimiento de las emociones de naturaleza biológica en general.
—Las emociones poder ser tan confusas también para los que experimentarlas —concedió Wolruf—, por lo que tu confusión ser comprensible, y no tener que preocuparte por ello.
—¿Preocuparme? —repitió Plateada, como si considerase la idea por primera vez—. ¿Es esto una emoción?
—Sí. Toda la preocupación que tú tener por los sexos ser una emoción.
—Una perturbación extraña con un extraño proceso… es la única forma en que puedo expresarlo… algo que no quisiera que continuase, pero que yo soy incapaz de impedir.
—Una buena descripción de la preocupación —aprobó Wolruf.
—Entonces, lo incluiré en un catálogo de emociones que empezaré a preparar, con la esperanza de que, al definirlas, llegaré a conocerlas y reconocerlas como el primer paso para aprender a controlarlas.
—Un valioso proyecto que poder volvernos majaretas —asintió Wolruf.
—¿Majaretas?
—Olvídalo. Esto no es ninguna emoción. Pero yo decirte qué emoción estar sintiendo alegría. Hacer más de un año que no ver a Ariel y por eso yo sentir mucha alegría.
Tras estas palabras, Wolruf descendió por la rampa, justo en el momento en que el camión se detenía junto al montón que formaban los bultos del equipaje y el equipo de Derec. Ariel saltó del camión, mientras Wolruf se erguía en toda su estatura y la abrazaba conmovida.
Ninguna de las dos habló, pero ambas tenían lágrimas en los ojos cuando se separaron para contemplarse mutuamente.
Plateada consideró las lágrimas como un signo de emoción externa, empezando, sin intención, a componer un catálogo de síntomas asociados que, más tarde, a medida que aumentaran sus conocimientos, identificaría mediante el término lenguaje corporal.
—Tú ser una bendita experiencia después de un período terrible —exclamó Wolruf.
—Y tú eres una visión excelente para los ojos doloridos —replicó Ariel. Rápidamente, añadió—. ¿Dónde está Derec?
—Se ha quedado en el planeta de los lobos —respondió Wolruf.
La expresión consternada que inmediatamente se asomó al rostro de Ariel también se grabó en el catálogo de Plateada, si bien ésta sólo pudo anotarla junto a la palabra mentira, que ya sabía que no era una emoción sino una falta de verdad por parte de Wolruf. Sin embargo, no tenía nada más con que catalogarla.
De repente, la expresión turbada de Ariel se trocó en otra de enorme júbilo cuando Derec apareció en lo alto de la rampa, al lado de Plateada.
—¡Oh, maldita embustera! —le gritó la joven a Wolruf.
La caninoide gargarizó una flema, un sonido sintomático que Plateada hacía tiempo que asociaba con Wolruf y su extraña afinidad hacia lo que Derec denominaba humor.
Ariel y Derec se encontraron en el centro de la rampa y se abrazaron fuertemente, juntando los labios.
La expresión de júbilo tenía que quedar catalogada junto a la emoción de alegría, que era lo que Wolruf ya había definido como el sentimiento que experimentaban dos personas al verse después de largo tiempo. Y lo mismo debía experimentar Ariel. Pero la alegría no tenía conexiones personales con Plateada, de manera que para ella era solamente una palabra y un síntoma en su archivo, e incluso incompleta sin la positrónica norma potencial de Plateada.
Comprendía la preocupación, pero no la alegría. Y, sin embargo, pensó de pronto, también ella había encontrado a unos seres con los que se sentía muy unida al cabo de un período de separación, como había ocurrido cuando Derec, Wolruf, Mandelbrot y ella habían llegado al claro del bosque, y ella había corrido en busca de Aullador y el resto de la manada, para poder presentárselos a Wolruf.
Ver a Aullador al cabo de aquel tiempo la había perturbado, con una perturbación agradable que le gustaría volver a sentir. Su memoria le recordaba ahora aquel antiguo patrón potencial positrónico, y de repente comprendió que podía colocarlo en su catálogo junto a la palabra y el lenguaje corporal, definidores de la emoción alegría.
Pero éstas eran cosas menores en la confusión de sus pensamientos. Era la naturaleza inexplicable de los sexos biológicos, y no su función reproductora, lo que la perturbara más agudamente esta tarde. Y, en menor extensión, también sentíase trastornada por una duda respecto a quién era más inteligente, o sea más humano Derec o Wolruf.
Por nimio que fuese este pensamiento, la duda subsistía, aunque sólo a causa de la importancia del juicio que podía afectar a la vida y la muerte de los dos, si a ella se le pedía que escogiese entre ambos en una situación en que una de las dos vidas estuviera amenazada.
¿Se consideraba ella más varonil que femenina porque Derec había demostrado ser más inteligente en su primer desafío básico, el que incitó a pelear a Ojo Avizor, hembra, contra Derec, macho? ¿Por este motivo se había ella inclinado hacia el género masculino? Después de dicho desafío, ella ciertamente habíase sentido más cómoda en su clonación de Derec. Él le había abierto un mundo nuevo ante sus ojos, él y sus archivos bibliotecarios.
De modo que esa confusión respecto a la naturaleza de los sexos biológicos, y esa incomodidad que sentía con la clonación femenina, la perturbaban, sí… y esa perturbación era la emoción que Wolruf llamaba preocupación. Plateada se preocupaba respecto a su clonación de Wolruf porque experimentaba un perturbador anhelo de volver a la clonación de Derec, a la forma masculina, incómoda como la habría descrito Wolruf; de manera que Plateada colocó esa emoción en su catálogo, junto con el modelo potencial positrónico.
Cada vez estaba más convencida de que debía volver a adoptar la clonación de Derec, estrictamente desde el punto de vista de la comodidad. Ésta era una idea que había catalogado como una gran posibilidad futura, mas por el momento seguiría con la clonación de Wolruf, a fin de ayudarse con la feminidad que pudiese ofrecerle la posibilidad de estudiar a Ariel y el efecto que ésta provocaba en Derec.
Plateada se incorporó cruzó la escotilla, siguiendo a Ariel y Derec, que habían ascendido por la rampa y penetrando en la nave.