19. TURNO DE PREGUNTAS

Stuart Creo que quizá tengas razón. Estoy dispuesto, desde luego, a sopesarlo. Verás, cuando se empezaron a producir vinos orgánicos, no eran de muy buena calidad. Resultaban un tanto estrafalarios. Y luego llegó el biodinamismo, cosa que era todavía más rara, seguir los ciclos de la luna y demás. Creo que uno de los problemas es que cuando la gente abre una botella de vino tiene menos en cuenta la cuestión de la salud que cuando compra un manojo de zanahorias. Pero las técnicas viticulturas han mejorado muchísimo, y existen algunos productos orgánicos decentes. Sí, desde luego, estudiaré el asunto. Todo lo que ayuda a promover las compras en un solo comercio me interesa. Siempre que el comercio sea El Tendero Verde.

Gillian Me pides que me remonte a diez, doce años atrás. ¿Comprendes cómo me enamoré de Oliver, pero no entiendes «cómo es posible» que me desenamorase de Stuart? Pues sólo con hacer esta pregunta queda respondida a medias. Si entiendes «cómo» me enamoré de Oliver, entenderás «cómo» me desenamoré de Stuart. Una cosa anula a la otra. Un ruido fuerte ahoga otro más débil. No, no hagamos comparaciones. Cuando alguien afirma que está enamorado de dos personas a la vez, en mi opinión eso significa que sólo está enamorado a medias de cada una de ellas. Si estás totalmente enamorada de una, no te fijas en la otra. La pregunta no se plantea. Si has estado en mi situación lo entenderás. Si no, estudia matemáticas.

La pregunta más interesante es «si». Stuart nunca se portó mal conmigo. Trató de interferir en nuestra boda; pero de todos modos tampoco esa fecha iba a ser un día sencillo. Y aunque le hice mucho daño, fue práctico y servicial —no, generoso— a lo largo de toda la ruptura. Insistió en que yo conservara el estudio. Nunca puso trabas al divorcio, como podría haber hecho. Y todo lo demás. Nunca le vi como a un enemigo o un obstáculo. Cuando pensaba en él, mis sentimientos eran siempre… positivos. Era una persona a la que había amado y que nunca me había maltratado.

Hasta la otra noche. Sigo sin encontrar explicación a lo que pasó esa noche. Fue un desmentido horrible de todo lo que yo pensaba de Stuart.

Oliver Byron. George Gordon, Lord. ¿Ni siquiera reconociste eso?

«Quiero un héroe…» Discutible… no, indiscutiblemente una de las primeras frases más famosas en la historia de… la historia.

Madame Wyatt ¿Por qué tienes tanta curiosidad respecto a mi matrimonio? Hace muchísimos años. Es algo…, ¿cómo se dice?, «hecho y deshecho». Es —en la expresión que me enseñó Stuart— «sangre pasada». Creo que ya no recuerdo su nombre. Como dijo una de vuestras estupendas damas aristocráticas: «La intromisión no es introducción.» Tengo a mi hija. No fue, que digamos, un nacimiento virgen, es cierto, pero… no, creo que ya no recuerdo el nombre de él.

Ellie Por supuesto que no te digo cómo es Stuart en la cama. Tú solamente le preguntarías a él lo mismo sobre mí. Y así sucesivamente. De todas formas, el sexo no tiene nada que ver con esto. Con todo lo demás, me refiero.

Gillian ¿Por qué iba a estar yo celosa de Ellie? No tiene pies ni cabeza.

Stuart No. Quizá no nos separásemos en los mejores términos. Pero… no. Es algo personal.

Madame Wyatt Quelle insolence!

Gillian Sí, he leído los guiones de Oliver. Son muy buenos, de verdad. En mi opinión. Que no es la que cuenta. Mi única crítica sería que no son demasiado sencillos. Es como cuando los letristas quieren dárselas de listos; es la música la que tiene que llamar la atención, no las letras. ¿No estás de acuerdo?

Uno era sobre Picasso, Franco y Pablo Casals que participan en un campeonato de pelota[19] justo antes de la Guerra Civil. A algunas personas les gustó muchísimo, pero nadie se ocupó de reunir el dinero. «¿Dónde está la tía?» Ese comentario le dolió. Conque escribió Charlie Montaña, basado en una historia verídica de una mujer que se vestía como un vaquero. Pero dijeron que le faltaba chispa y volvió a escribirlo en forma de musical, Una chica en el dorado Oeste, para el nuevo milenio. Y luego hizo una versión anterior de la historia del Séptimo sello… Bueno, es una vieja historia, ¿no?

Sophie Como una hora, quizá menos. Ya te dije. Luego se apagó el lavavajillas, se cerró de golpe la puerta de la calle y luego oí a mamá subir la escalera y pasar de puntillas por nuestro dormitorio para no despertarme.

No, no oí nada «raro». ¿Por qué habría de llorar mamá?

Stuart Sí, claro que es verdad lo de la cerveza Skullsplitter. No te tomaba el pelo. Es cierto que viene de las Órcadas. Deberías probarla algún día.

Madame Wyatt Muy bien observado por tu parte. Sí, me llamo Marie-Christine. Sí, mi marido —el canalla del que ya no me acuerdo— se fugó con una chica, una furcia que se llamaba Christine. Y mi segunda nieta se llama Marie. Pero no es posible que alguien conozca esos tres hechos aparte de mí. Y de ti. Así que creo que se trata de una coincidencia.

Stuart Sí, supongo que mis padres hubiesen estado orgullosos de mí. Pero no viene a cuento. Cuando vivían estaban siempre un poco decepcionados conmigo, y al mirar atrás comprendo que eso no contribuyó a darme confianza en mí mismo cuando era niño. Y murieron cuando yo tenía veinte años. De modo que es un poco tarde para que empiecen a estar orgullosos de mí.

Si alguna vez tengo hijos, voy a asegurarme de no minarles el ánimo como me hicieron a mí. No creo que haya que mimarlos, pero sí que hay que infundirles la seguridad de su propia valía. Sé muy bien que es más fácil de decir que de hacer, pero aun así.

¿Mi hermana? Curiosamente, he rastreado su pista. Se casó con un otorrino y vive en Cheshire. La visité una tarde en que fui por allí. Bonita casa, tres hijos. Ha dejado de trabajar, por supuesto. Nos llevamos. Más o menos como de niños. Ni bien ni mal, nos llevábamos. Y, desde luego, a ella no le conté los sucesos recientes de mi vida. Así que no sirve de nada preguntárselos.

Gillian ¿Sophie? No, Sophie está bien.

Madame Wyatt ¿Sophie? Bueno, ha entrado en la adolescencia, ¿no? Hoy día empieza a los diez años. Es una chica muy concienzuda, quiere agradar a toda costa. Siempre ha tenido ese carácter. Pero ¿quién resiste la adolescencia?

Stuart No, nunca colgué el cuadro. De hecho, lo llevé a la tienda donde lo compré. Me dijeron que no querían volver a comprarlo. A ningún precio. Lo cual significaba: Cuando usted entró, dimos con el único idiota que nos lo iba a quitar de encima, y no creemos que podamos encontrar a ningún otro.

¿De qué es? No recuerdo. Es un paisaje de campo, creo.

Ellie Estaba tan sucio que al principio pensé que era un Nacimiento. Al limpiarlo resultó que era una escena de granja. Un establo, una vaca, un burro, un cerdo. Obra de un aficionado con talento, como se suele decir, o sea, que no vale ni el lienzo en que está pintado.

Oliver ¿Aquel viejo castaño? ¿Aquel vieux marrón glacé? No, realmente no, sombríamente no. Ni un movimiento en esa dirección. Sin prejuicios, claro, algunos de mis mejores amigos y todo eso…, en realidad, ninguno de ellos, ahora que lo pienso…, a no ser que estés insinuando… ¿Stuart? Es una teoría…, te refieres a que en los Estados Unidos cruzó a la acera soleada de la calle…, o antes…, es verosímil en un sentido…, dos matrimonios efímeros… y parecía extrañamente incómodo con Ellie cuando traté de liarles. Vaya, vaya, vaya. Ahora que miro en mi rétrovisseur moral, todo esto cobra sentido.

Terri Estoy aquí. Pero esta vez yo lo he decidido, no Stuart. No os debo nada, tíos. Arreglároslas solos.

Doctora Robb No sé, no puedo predecirlo. Es una depresión de intensidad moderada. No la tomo a la ligera. Pero no creo que sea activamente suicida. No es hospitalizable. Todavía no. Mantendremos de momento la dosis de 75 miligramos y luego repasaremos nuestras alternativas. No es una enfermedad que admita un pronóstico, sobre todo con un paciente como Oliver.

Por ejemplo, el otro día traté de hacerle hablar. Estaba tendido de espaldas, en un estado de completo letargo, sin ninguna reacción, y le volví a mencionar su historial familiar —es decir, a su madre—, y él se volvió hacia mí, con toda su atención, de pronto, y me dijo en un tono coqueto:

—Doctora Robb, usted está en una categoría de riesgo más grande.

Es cierto: algunas de las categorías de riesgo más altas en países desarrollados de Occidente son médicos, enfermeras, abogados y los que trabajan en la hostelería y bares. Y las médicos son más propensas que los médicos.

Pero creo que su estado sí es frágil. No me gustaría vaticinar lo que podría ocurrir si recibiera otro golpe.

Gillian No tengo idea de si la madre de Oliver se suicidó o no. Lo cierto es que sólo vi a su padre una vez, y como esta teoría no la había oído nunca, difícilmente iba a sacarla a relucir en semejante ocasión, ¿no? Me pareció un viejecito simpático, aunque la situación fue más bien tirante, como era de esperar. Oliver me había preparado para ver a un monstruo, y como no me lo encontré, lo natural era considerarle una persona mucho más agradable de lo que era. Además, tuve el presentimiento de que Oliver estaba, si no alardeando de mí, al menos presentándome a su padre de un modo competitivo. Supongo que es normal. Mira lo que he conseguido, ese tipo de cosas. Su padre se limitó a chupar su pipa y no mordió el anzuelo, lo que me figuro que fue un alivio.

Cuando la doctora Robb me preguntó si yo sabía algo, le dije que buscaría el certificado de defunción en los archivos de Oliver. La verdad es que decir «archivos» es una exageración. Oliver tenía una cajita de cartón con una etiqueta que decía «Voces ancestrales», en la que rebusqué una noche cuando él se fue a la cama. Es lo único que conserva de su familia. Unas cuantas fotos, un ejemplar del Tesoro dorado de Palgrave, con el nombre de su madre y una fecha escritos —creo que ella lo ganó como un premio de recitación en la escuela—, una campanilla de latón de la que me habló una vez, un marcalibros de piel y diseño oriental, un juguetito sumamente estropeado —un autobús de dos pisos de color granate y crema, si quieres saberlo—, una cuchara de plata que podría haber sido un regalo de bautizo, aunque nunca he sabido si a Oliver le bautizaron. De todos modos, lo importante es que no estaba el certificado. El de su padre sí está, en un sobre donde pone «Prueba».

Me figuro que podríamos pedir un duplicado a Somerset House, pero ¿serviría de algo? Como hay cantidad de suicidios encubiertos, no es seguro que disipase la duda. De hecho, podría desorientarnos. Y si dijera muerte por suicidio, pues sería demasiado lúgubre, ¿no?

Sí, tienes razón. Si hubiese habido sospecha de suicidio, habría habido una investigación y, según Oliver, una semana estaba viva y a la siguiente la estaban enterrando, así que ¿habría habido tiempo? Salvo que él sólo tenía seis años cuando sucedió, y sabemos lo aproximado que es el sentido cronológico de Oliver, ¿no? O sea que con eso no adelantamos mucho.

Stuart ¿Yo? ¿Por qué iba yo a correr el riesgo de que el fisco investigara a mi empresa?

Gillian No lo sé. Supongo que depende del estado de Oliver. No podemos esperar que Stuart siga pagándole el sueldo indefinidamente. Y yo nunca aceptaría la caridad de Stuart. Sobre todo ahora.

Oliver Tengo una pregunta para ti. ¿Sabe alguien cuánto tiempo tarda una araucaria en alcanzar su máxima altura? Necesito un poste para amarrar a mi caballo de dos años.

Marie Voy a llamarle Pluto.

Oliver Otra pregunta. ¿Qué prefieres? ¿Amar o que te amen? ¡Sólo puedes escoger una de las dos! Tic, tac, tic, tac, ¡PUM! ¡Elige!

Stuart No, desde luego que no puedes ver la foto.

Ellie Pero te diré una cosa de Stuart. ¿Te acuerdas de dónde vive? Todos esos apartamentos y calles estrechas y plazas de parking para residentes. ¿Sabes lo que hizo la primera noche en que me quedé a dormir con él? ¿En el desayuno? Me dio un puñado de vales de aparcamiento para que no me pudieran poner el cepo. Debí de poner una expresión perpleja porque él empezó a explicarme cómo se utilizaban. Coges una moneda, raspas con ella el día, la hora, el minuto en que has llegado, bla bla.

Yo ya lo sabía. Mi perplejidad no era por eso.

Gillian No, no quiero «rastrear la pista de mi padre». No soy huérfana. Me conoció y me abandonó.

Oliver Otra pregunta para ti. que va contra las reglas. A tomar por el culo las putas reglas. Gillian. La santa, la luz de mi vida. Sin duda me ha estado manipulando todos estos años. Por no mencionar a míster Cherrybum. Estanterías incluidas. El plutócrata con el nivel de burbuja. El quid es —la pregunta— ¿cuánto te ha estado manipulando a ti también? Piénsalo.

Terri Sí, Ken sigue llamando cuando dice que llamará. Gracias por preguntar. Gracias por acordarte. Y por recordar su nombre.

Madame Wyatt ¿De verdad? ¿De verdad dije que la única ley inmutable del matrimonio es que un hombre nunca deja a su mujer por otra de más edad? ¿Y lo sigo creyendo? No lo sé. De veras, no recuerdo que lo creyese. No estoy segura de saber mucho, finalmente.

Ellie ¿Me siento estafada? ¿Por Stuart? Sí y no. Lo extraño es que me siento más estafada por Gillian. Por algo en su actitud. Por ejemplo, puedes tener a Stuart un ratito, faltaría más, porque yo le tengo siempre que me apetezca. Quizá ella ni siquiera se haya molestado en pensar esto. Pero seguro que lo ha pensado, ¿verdad?

Gillian Es la pregunta más estúpida que he oído en mi vida. ¿Yo?

Sí, Oliver me agredió hace diez años.

Sí, Stuart me agredió hace poco.

Pero yo provoqué aposta a Oliver. Mientras que no provoqué a Stuart. No hay conexión alguna entre los dos incidentes. Ninguna en absoluto.

Es un término muy estúpido, a mi entender. Víctima profesional.

Oliver [se negó a responder a más preguntas]

Stuart Me alegro mucho de que preguntes eso. Personalmente uso Carnaroli; es lo que usan los milaneses. O Vialone Nano. Es más veneciano. Permíteme que te dé un soplo. Si es un risotto primaveral, espárragos o primavera,[20] pongamos, entonces al final, en lugar de la cucharada normal de mantequilla, utilizo crème fraiche. Lo aligera una pizca. Es sólo una idea.