Capítulo 8

LAS SOCIEDADES CRIMINALES

Todos los países europeos han conocido gran número de Sociedades criminales, de asociaciones de malhechores, de las cuales muchas obras literarias han conservado el recuerdo. En franela, esas asociaciones secretas de gente al margen de la ley fueron numerosas, sobre todo después de la guerra de los Cien Años (1336-1452) y todo el desorden que esta engendró. Todos conocemos, por Nuestra Señora de París, de Víctor Hugo, la célebre «Corte de los Milagros», el reino de los indigentes, de los mendigos y de los «truhanes» de los cuales Villon era uno de los miembros, que formaba una verdadera Orden, con su jerarquía y su gobierno, sus ritos de admisión, sus signos de reconocimiento y su lenguaje secreto (Francois Villon ha escrito baladas en jerga jobelin, es decir, en la de los Coquillarts). Esos «menesterosos», reclutados entre los más diversos elementos: malhechores propiamente dichos, obreros sin trabajo, desertores, cantadores callejeros, charlatanes y zahones, comerciantes fallidos, vagabundos, descarriados, perdidos de toda clase, bohemios, rameras…, se dividían en cinco tribus: los «soldados»; los mercelots (vendedores ambulantes), de que formaba parte Villon; mendigos, «gente del reino de Thunes» (o del «Gran Coësre»); los bohemios; los ladrones.

Hacia la misma época (siglo XV) se desarrolló en Inglaterra una asociación similar, que había de constituir un verdadero peligro público en tiempos de Isabel, y que formaba toda una jerarquía, con numerosos «oficios», una jerga especial y ritos de iniciación. En España y en Italia, toda la gente al margen de la ley formaban igualmente asociaciones especiales, que agrupaban a cuantos tenían cuentas con la policía: mendigos, vagabundos, desertores, etc. En la época moderna, las asociaciones de malhechores han perdido mucho de lo pintoresco de antaño; pero no por eso han dejado de existir, formando un «medio» especial…

Una de las extrañas sociedades secretas criminales era la de los thag (en inglés, «thug») hindúes, de los cuales las autoridades inglesas han conseguido librar al país. Esos «estranguladores» obraban a la vez por razones de lucro y por razones religiosas; esa extraña asociación puede considerarse ya sea como sociedad secreta criminal, ya sea como secta religiosa. Los Thag tenían una leyenda que relataba el origen de su asociación: volviendo a una doctrina hindú clásica, sostenían que en el comienzo del mundo «había dos potencias, creadora una, destructora la otra, ambas emanaciones del Ser supremo; esas dos potencias se hallaban continuamente en lucha. La potencia creadora fue tan rápida en poblar la tierra, que la destructora, al no poder ponérsele a la par, buscó algún medio para que la ayudaran. Con ese fin su compañera Kali modeló un ser en forma de hombre y le dio vida. Luego reunió cierto número de sectarios suyos, a quienes dio el nombre de Thag y les enseñó el arte del thagismo, encomendándoles la tarea de destruir el ser de su fabricación por el medio que los Thag emplearon siempre desde entonces»[81].