La calle y la fachada de un edificio de departamentos de alquiler.
Louis y Mike, estibadores, están jugando a arrimar monedas contra el edificio de la izquierda.
Entra Alfieri. Los estibadores lo saludan con la cabeza cuando pasa.
ALFIERI
Piensan en nosotros y sonrío porque me saludan con tanto recelo. Es porque soy abogado. En este barrio encontrarse con un abogado o con un cura es mala fortuna piensan en desastres, por eso nos prefieren lejos.
A veces pienso que detrás de ese saludo descansan tres mil años de desconfianza. Un abogado significa la ley, y en Sicilia, de donde vienen sus padres, la ley no es una idea agradable desde que los griegos fueron derrotados.
Tiendo a advertir las ruinas en las cosas, quizás porque nací en Italia… Llegué acá a mis veinticinco. En esos días, Al Capone, el cartaginense más famoso, aprendía su oficio en este empedrado, y el mismísimo Frankie Yale fue partido al medio por una ráfaga de ametralladora en la esquina de Union Street, a sólo dos cuadras de acá. Hubo muchos aquí que fueron baleados justamente por hombres injustos. Acá la justicia es muy importante.
Pero esto es Red Hook, no Sicilia. Y el barrio enfrenta la bahía de este lado del Puente de Brooklyn, el que da al mar. Éstas son las fauces de Nueva York tragándose los tonelajes del mundo. Y ahora somos casi civilizados, casi norteamericanos. Ahora transo por la mitad, y eso me gusta más. Por eso ya no guardo un revólver en mi escritorio.
Y mi trabajo carece de todo romanticismo.
Mi mujer me advirtió y también mis amigos; me dijeron que la gente de este barrio carece de elegancia, de glamour. Después de todo ¿con quiénes traté a lo largo de mi vida? Con estibadores y con sus mujeres, con sus padres y sus abuelos; en casos de indemnizaciones, desalojos, peleas familiares —los despreciables problemas de los pobres— pero… una vez cada tanto mientras atiendo algún caso y escucho a las partes contarme sus problemas, el aire chato de mi oficina se impregna del verde aroma del mar, el polvo de este aire se disipa, y llega a mí la imagen de que en tiempos de César, o tal vez en Calabria o junto a un acantilado en Siracusa, otro abogado, vestido de manera diferente a la mía, escucha las mismas quejas y —allí sentado, tan impotente como yo— observa cómo el caso sigue, inexorablemente, su curso sangriento.
Mala fortuna, mala fortuna.
Aparece Eddie.
El nombre de este sujeto era Eddie Carbone, un estibador que trabajó en los muelles que se extienden desde el Puente de Brooklyn hasta la escollera, allí donde comienza el mar abierto. (Sale).
Catherine entra al living.
LOUIS
¿Trabajás mañana?
EDDIE
Si, todavía me queda un día en ese barco. Nos vemos, Louis.
Eddie entra al living.
CATHERINE
¡Hola, Eddie!
EDDIE
¿Dónde vas tan arreglada?
CATHERINE
(Se pasa las manos por la pollera). Acabo de comprarla. ¿Te gusta?
EDDIE
Sí, es linda. ¿Y qué le pasó a tu pelo?
CATHERINE
¿Te gusta? Peinado nuevo. ¡Ya llegó Eddie, Bea!
EDDIE
Hermoso… a ver date vuelta, dejame ver atrás. ¡Si viviera tu madre para verte! No lo podría creer.
CATHERINE
Te gusta, ¿eh?
EDDIE
Parecés una universitaria. ¿Dónde vas?
CATHERINE
Esperá que venga Bea, tengo que contarles algo. Vení, sentate. Bea, ¿venís?
EDDIE
¿Qué pasa?
CATHERINE
Te traigo una cerveza, ¿sí?
EDDIE
Bueno, contame qué pasó. Vení acá, contame.
CATHERINE
Quiero esperar a Bea. Adiviná cuánto pagamos la pollera.
EDDIE
Un poco corta, ¿no?
CATHERINE
¡No! Cuando me paro, no.
EDDIE
Pero a veces tenés que sentarte.
CATHERINE
Eddie, es lo que se usa. A ver: si me vieras caminando por la calle…
EDDIE
Me da escalofríos ver cómo caminás por la calle, lo digo en serio.
CATHERINE
¿Por qué?
EDDIE
Catherine, no quiero ser pesado, pero caminás moviendo mucho las caderas.
CATHERINE
¿Las muevo mucho?
EDDIE
¡No me digás que no, Katie, sí… mucho! No me gusta cómo te miran los del kiosko. Y con esos tacos altos sobre la vereda… Las cabezas giran como molinos.
CATHERINE
Pero esos tipos miran a todas, lo sabés.
EDDIE
Vos no sos «todas».
CATHERINE
¿Y qué querés que haga?
EDDIE
No te pongas mal.
CATHERINE
No sé qué querés de mí.
EDDIE
Katie, se lo prometí a tu madre antes de morir. Soy responsable por vos. No entendés estas cosas. Cuando te parás ahí en la ventana, saludando a todo el mundo…
CATHERINE
Estaba saludando a Louis.
EDDIE
Si te contara algunas cosas de Louis… no lo saludarías más.
CATHERINE
¡Eddie, me gustaría que al menos hubiera un hombre en el mundo del cual no tuvieras nada que decirme…!
EDDIE
¿Querés hacerme un favor? Tenés que mantenerte más… no sé… no podés ser tan cariñosa. (Llama). Bea, ¿qué hacés? ¡Vení de una vez! (A Catherine). Andá a buscarla. Tengo noticias para ella.
CATHERINE
¿Qué?
EDDIE
Llegaron sus primos.
CATHERINE
¡No! ¡Bea, tus primos…!
Entra Beatrice.
BEATRICE
¿Qué?
CATHERINE
¡Llegaron tus primos!
BEATRICE
¿De qué hablás? ¿Dónde están?
EDDIE
Cuando salí del trabajo Tony Bereli me dijo que el barco había llegado, está a dos kilómetros al norte.
BEATRICE
¿Y están bien?
EDDIE
Tony todavía no los vio, siguen a bordo. Pero apenas bajen los va a buscar. Tony cree que a eso de las diez van a estar por acá.
BEATRICE
¿Qué pasó? Se suponía que llegaban el otro jueves…
EDDIE
No sé, los meten en cualquier barco que los pueda sacar. Por ahí el barco que iban a tomar era peligroso… ¿Por qué llorás?
BEATRICE
Es… que… no lo puedo creer. Ni siquiera compré mantel nuevo… y además iba a lavar las paredes…
EDDIE
Vamos, van a pensar que ésta es la casa de un millonario comparada con la casa que tenían. No te preocupes por las paredes. Van a estar agradecidos.
BEATRICE
¡Ya lo sé… pero pensaba que iban a llegar la semana que viene! Y también iba a encerar los pisos…
CATHERINE
Tal vez la señora Dondero arriba…
BEATRICE
No, su departamento está peor que éste. (De repente).Dios mío, ¡ni siquiera tengo algo para darles de comer!
EDDIE
Ey, ey. Calmate.
BEATRICE
Estoy nerviosa, nada más… (A Catherine). Voy a preparar el pescado…
EDDIE
Bea, les estás salvando la vida, ¿por qué te preocupás por un mantel? Lo más probable es que en la pocilga en la que vivieron no hayan visto jamás un mantel.
BEATRICE
Estoy preocupada por vos, eso me preocupa.
EDDIE
Mirá, mientras sepan dónde van a dormir…
BEATRICE
Les aclaré en las cartas que iban a dormir en el piso…
EDDIE
Beatrice, lo único que me preocupa es que con el corazón tan grande que tenés voy a terminar durmiendo con vos en el piso; y ellos, en nuestra cama.
BEATRICE
Está bien, terminala…
EDDIE
¿Por qué será que apenas nos encontramos con uno de tus parientes termino durmiendo en el piso?
BEATRICE
¿Cuándo dormiste en el piso?
EDDIE
Cuando la casa de tu padre se incendió.
BEATRICE
¡Se había incendiado la casa!
EDDIE
¡Si, pero el incendio no duró dos semanas!
BEATRICE
Está bien, les voy a decir que se vayan a otra parte…
EDDIE
¡Esperá! ¡Beatrice! No me gusta que te tomen de idiota. Tenés un corazón de oro. ¿Por qué estás tan susceptible?
BEATRICE
Tengo miedo de que te enojes conmigo si las cosas no salen bien.
EDDIE
Si todos mantienen la boca cerrada no puede pasar nada malo. Tus primos van a pagar por el hospedaje…
BEATRICE
Sí, eso se los dije…
EDDIE
Entonces, ¿cuál es el problema? Es una cuestión de honor, Bea, en serio. Hace un rato pensaba, cuando venía para acá que si mi padre no hubiera venido a este país, yo me estaría muriendo de hambre en Italia, como ellos… y si tuviera parientes en los Estados Unidos… lo menos que esperaría de ellos es que estuviesen honrados en darme un lugar para dormir.
BEATRICE
(A Catherine). ¿Ves cómo es? (A Eddie). ¡Sos un ángel! Dios te bendiga… ¡Ya vas a ver: vas a recibir una bendición por esto!
EDDIE
Me conformo con mi cama.
BEATRICE
Andá, querida, poné la mesa.
CATHERINE
Todavía no le contamos lo mío…
BEATRICE
Primero dejá que coma y después se lo contamos. Poné la mesa. (Sale Catherine).
EDDIE
¿Qué pasa? ¿Dónde se va?
BEATRICE
A ninguna parte. Son buenas noticias, Eddie. Te vas a poner contento.
EDDIE
¿Qué pasa?
BEATRICE
Consiguió un trabajo. (Entra Catherine).
EDDIE
¿Qué trabajo? Tiene que terminar la escuela.
CATHERINE
Eddie, no lo vas a creer…
EDDIE
No, no… vas a terminar la escuela. ¿Qué trabajo?
CATHERINE
¿Podés escuchar un segundo? Es maravilloso.
EDDIE
No, no es maravilloso. No vas a llegar a ninguna parte si no terminás la escuela. ¿Por qué no me preguntaste antes de buscar un trabajo?
BEATRICE
Te lo está preguntando ahora.
CATHERINE
¿Podés escucharme? Esta mañana llegué a la escuela y el director me pidió que saliera de la clase y que lo viera en su oficina.
EDDIE
¿Ah sí?
CATHERINE
Lo fui a ver. Me empezó a decir que él sabía que mis notas eran buenas y que había una empresa que necesitaba una chica con urgencia… no como secretaria sino como estenógrafa, pero que muy rápido podría llegar a ser secretaria. Y él pensó que como yo era la mejor alumna de la clase…
BEATRICE
¿Escuchaste eso?
EDDIE
Claro que sí. Seguro que es la mejor.
CATHERINE
Y, como soy la mejor alumna, el director me dijo que tengo que aceptar ese trabajo y que a fin de año él me tomaría el examen para darme el certificado. ¡Así que además me ahorraría un año!
EDDIE
¿Dónde es el trabajo? ¿Qué compañía?
CATHERINE
Es una plomería importante sobre la Avenida Nostrand…
EDDIE
¿Nostrand y qué?
CATHERINE
Cerca del astillero.
BEATRICE
Cincuenta dólares por semana, Eddie.
EDDIE
¿Cincuenta?
CATHERINE
Te lo juro.
EDDIE
Eso no es lo que quería para vos.
CATHERINE
¿Por qué? Es una compañía importante.
EDDIE
No me gusta el barrio.
CATHERINE
Está a una cuadra y media del subte. Me lo dijo el director.
EDDIE
En una cuadra y media en ese barrio te puede pasar de todo. ¡Una plomería! Eso es nada más que un escalón más alto que trabajar en los muelles. Son estibadores, casi.
BEATRICE
Si, pero ella va a estar en la oficina, Eddie.
EDDIE
Ya sé que va a estar en la oficina, pero eso no es lo que tenía pensado.
BEATRICE
Alguna vez va a tener que salir a trabajar.
EDDIE
¿Y va a estar rodeada de plomeros? ¿O de marineros paseándose para arriba y para abajo por esa calle? Entonces, ¿para qué fue a la escuela?
CATHERINE
Pero son cincuenta por semana, Eddie.
EDDIE
¿Te pedí plata yo? Si te mantuve hasta ahora puedo mantenerte un poco más… Quiero que estés con otra clase de gente. Quiero que estés en una buena oficina. Tal vez en la oficina de un abogado de Nueva York, en uno de esos edificios lindos. Quiero decir: si te querés ir de acá, andate; pero no a la misma clase de barrio.
BEATRICE
Andá, querida, traé la cena. (Catherine sale). Pensá un poquito, Eddie. Por favor. Está loca por empezar a trabajar. No es un negocito, es una compañía importante. Algún día va a llegar a ser secretaria. La eligieron entre toda la clase. ¿Qué te preocupa? Puede cuidarse sola. Sale del subte y en dos minutos está en la oficina.
EDDIE
Conozco el barrio, Bea, y no me gusta.
BEATRICE
Si no le pasó nada en este barrio, no va a pasarle nada en ningún lado. Tenés que acostumbrarte, ya no es una nena. Decile que lo acepte. ¿Me oís? No te entiendo… ¿pensás mantenerla en esta casa toda su vida?
EDDIE
¿Qué clase de comentario es ése?
BEATRICE
Bueno, no entiendo cuándo va a terminar todo esto. Primero iba a ser cuando se graduase de la secundaria, y se graduó de la secundaria. Después iba a ser cuando aprendiera estenografía, así que aprendió estenografía. Y ahora, ¿qué vamos a esperar? En serio, Eddie, no te entiendo; la eligieron entre toda la clase, es un honor para ella.
Catherine entra.
EDDIE
¿Querés trabajar, eh?
CATHERINE
Sí.
EDDIE
Está bien, andá a trabajar. ¡Eh! ¡Calmate! ¿Por qué llorás?
CATHERINE
Es que… ¡Con mi primer sueldo les voy a comprar vajilla nueva! En serio. ¡Voy a arreglar toda la casa! ¡Voy a comprar una alfombra!
EDDIE
Y después te vas a mudar.
CATHERINE
¡No, Eddie!
EDDIE
Y vas a venir a visitarnos los domingos, después una vez por mes y después sólo en Navidad y Año Nuevo.
CATHERINE
¡No, por favor!
EDDIE
Te pido sólo una cosa: no confíes en nadie.
BEATRICE
Tenés que ser como sos, Katie, no le hagas caso.
EDDIE
(A Beatrice). Viviste encerrada en una casa toda tu vida, ¿qué podes saber? No trabajaste nunca en tu vida.
BEATRICE
A ella le gusta la gente. ¿Qué tiene de malo eso?
EDDIE
Que la mayoría de la gente no es gente. Va a trabajar con plomeros y se la van a comer cruda si no se cuida. Grabate esto, Katie: cuanto menos confíes, menos te vas a arrepentir.
CATHERINE
Lo primero que voy a comprar es una alfombra, ¿eh, Bea?
BEATRICE
Lo que quieras. (A Eddie). Estuve oliendo café todo el día. ¿Estuviste descargando café?
EDDIE
Si, un barco de Brasil
CATHERINE
Yo también lo olí. Se olía por todo el barrio.
EDDIE
Mañana reventamos una bolsa, les traigo un poco.
BEATRICE
¿Qué hora es?
EDDIE
Nueve menos cuarto.
CATHERINE
Tony los va a traer a las diez, ¿no?
EDDIE
Más o menos, si.
CATHERINE
Eddie, suponete que alguien nos pregunte si están viviendo acá… Digo, si nos preguntan.
EDDIE
Me parece que estamos mezclando todo otra vez.
CATHERINE
Porque la gente los va a ver entrar y salir.
EDDIE
No me importa quién los vea entrar y salir mientras vos no los veas entrar y salir. Y eso también va para vos, Bea… Ustedes no ven nada y no saben nada.
BEATRICE
¿Qué querés decir? Yo sé lo que tengo que hacer.
EDDIE
No lo sabés; todavía creés que podés comentarlo con alguien. Y te lo digo por última vez, porque me estás poniendo nervioso otra vez, y va para las dos: no me importa si alguien entra a la casa y los ve durmiendo en el piso, nunca tiene que salir de sus bocas quiénes son ellos o qué están haciendo acá. Con el gobierno no se juega, y menos con el Departamento de Inmigración. Si lo dijiste, lo sabías; si no lo dijiste, no lo sabías.
CATHERINE
Si, Eddie, pero suponete que alguien…
EDDIE
No supongas nada más. Tienen espías por todo el barrio y les pagan por semana para que den información, y nadie sabe quiénes son. Puede ser tu mejor amigo. ¿Me oís? Como Vinny Bolzano, ¿te acordás de Vinny?
BEATRICE
Ay, sí. Dios me libre.
EDDIE
Contale de Vinny. ¿Creés que exagero? Dale, contale. Eras una beba. Había una familia que vivía pegado a lo de su madre. (Por Bea). Él tenía dieciséis…
BEATRICE
No, no tenía más de catorce, yo estuve en su confirmación en la iglesia de Santa Inés. La familia escondía a un tío en la casa, y Vinny fue y lo delató en Inmigración…
CATHERINE
¿El chico lo delató?
EDDIE
¡A su propio tío!
CATHERINE
¿Estaba loco?
EDDIE
Se volvió loco después, te lo aseguro.
BEATRICE
Ay, fue horrible. Vinny tenía cinco hermanos y un padre anciano. Lo agarraron en la cocina y lo arrastraron por la escalera, tres pisos, su cabeza golpeando contra los escalones. Y en la calle lo escupieron, su padre y sus hermanos. Todo el barrio gritaba.
CATHERINE
¡Ay! ¿Y qué le pasó?
BEATRICE
Creo que se fue… (A Eddie). No lo volví a ver, ¿vos?
EDDIE
¿A él? No lo vas a ver nunca más… ¿Cómo va a mostrar la cara alguien que hizo algo así? Acordate, nena, es más fácil recuperar un millón de dólares robados que la honra, si la perdiste denunciando a alguien…
CATHERINE
No voy a decirle nada a nadie, lo juro.
EDDIE
Va a llover mañana. Vamos a andar resbalándonos por los muelles. Tal vez deberías ir cocinándoles algo, están al caer.
BEATRICE
Sólo tengo pescado, y no me gustaría desperdiciarlo si ya comieron. Voy a esperar, se hace rápido; lo puedo hacer a la parrilla.
CATHERINE
Eddie, ¿y qué va a pasar cuando el barco se vaya y ellos no estén a bordo? ¿El capitán no dice nada?
EDDIE
El capitán está arreglado, ¿qué te crees?
CATHERINE
¿También el capitán?
EDDIE
¿Acaso el capitán no tiene que vivir? El capitán recibe un dinero, tal vez haya algo para uno de los compañeros, y otro poco para el tipo que les arregló los papeles en Italia, Tony también va a recibir lo suyo…
BEATRICE
Espero que consigan trabajo acá, eso es todo lo que espero.
EDDIE
El sindicato les va conseguir trabajo; hasta que salden las deudas los van a tener trabajando todos los días. Y cuando la deuda esté saldada van a tener que rebuscárselas solos como hacemos todos los demás.
BEATRICE
Bueno, siempre va a ser mejor que lo que tenían allá.
EDDIE
Ah, seguro… ¿Así que vas a empezar el lunes, eh?
CATHERINE
Eso creo, sí.
EDDIE
Espero que tengas buena suerte. Te deseo lo mejor.
CATHERINE
¡Hablás como si me fuera a otro país!
EDDIE
Ya sé… lo que pasa es que nunca imaginé…
CATHERINE
¿Qué?
EDDIE
Que alguna vez ibas a crecer. Dejé un cigarro en mi otro saco… me parece.
CATHERINE
¡Quedate! Te lo busco. (Sale).
EDDIE
¿Qué es lo que te enoja conmigo?
BEATRICE
¿Quién está enojada? No estoy enojada. Sos vos el que está enojado. (Sale y entra Catherine).
CATHERINE
¡Acá está! ¡Te lo prendo! No te preocupes por mí, Eddie, ¿eh?
EDDIE
No te vayas a quemar. ¿Por qué no la ayudás con los platos?
CATHERINE
(Va saliendo). ¡Yo lavo, Bea!
Entra Tony, escoltando a Marco y Rodolfo. Tony señala la casa. Se quedan parados un instante mirando hacia ella.
MARCO
Gracias.
TONY
De acá en más pueden ir solos. Tengan cuidado. Planta baja.
MARCO
Gracias.
TONY
Los veo mañana en el muelle. Van a trabajar. (Sale).
RODOLFO
Ésta va a ser la primer casa que voy a pisar en América. ¡Imaginate! ¡Y ella decía que eran pobres!
MARCO
Vamos.
Marco golpea. Eddie abre la puerta. Entran Marco y Rodolfo. Beatrice y Catherine entran desde la cocina.
EDDIE
¿Sos Marco?
MARCO
Marco
EDDIE
¡Entren!
BEATRICE
Por acá. Dejen los bolsos.
MARCO
¿Sos mi prima?
BEATRICE
Beatrice. Mi esposo, Eddie. Catherine, la hija de mi hermana Nancy.
MARCO
Mi hermano, Rodolfo. Eddie, quiero decirte algo: cuando digas váyanse, nosotros nos vamos.
EDDIE
Pero no…
MARCO
Se ve que es una casa chica, pero en una de ésas, pronto, podamos tener nuestra casa.
EDDIE
Bienvenidos, Marco; tenemos mucho lugar acá. Katie, serviles la cena, ¿sí? (Sale con los bolsos al dormitorio).
CATHERINE
Pasen, siéntense. Les traigo un poco de sopa.
MARCO
Comimos en el barco. Gracias.
BEATRICE
(A Catherine). Traé café. Vamos a tomar café. Siéntense.
CATHERINE
¿Y cómo es que él es tan morocho y vos tan rubio, Rodolfo?
RODOLFO
No sé. Dicen que hace mil años, los daneses invadieron Sicilia.
Beatrice besa a Rodolfo. Se ríen mientras entra Eddie.
CATHERINE
¡Es muy rubio!
EDDIE
¿Cómo va ese café?
CATHERINE
Ya lo traigo. (Sale hacia la cocina).
EDDIE
¿Tuvieron buen viaje?
MARCO
El océano siempre es duro. Pero somos buenos marineros.
EDDIE
¿Ningún problema para llegar acá?
MARCO
No. El hombre nos trajo. Muy buen tipo.
RODOLFO
Nos dijo que empezamos mañana a trabajar. ¿Es honesto?
EDDIE
No. Pero mientras le debas dinero, ellos te consiguen un montón de trabajo. ¿En Italia trabajaron alguna vez en los muelles?
MARCO
¿En los muelles? No…
RODOLFO
En nuestro pueblo no hay muelles, sólo la playa, y unos botecitos para pescar.
BEATRICE
¿Y qué trabajo hacían?
MARCO
Lo que había, cualquier cosa…
RODOLFO
A veces construyen una casa, o arreglan el puente… Marco es albañil y yo le traía el cemento. En la época de cosecha trabajamos en el campo… si hay trabajo. Cualquier cosa.
EDDIE
Todavía están mal allá, ¿no?
MARCO
Mal, sí.
RODOLFO
Nos sentamos todo el día alrededor de la plaza escuchando la fuente como pájaros. Lo que todos esperan es el tren.
BEATRICE
¿Qué hay en el tren?
RODOLFO
Nada. Pero si hay muchos pasajeros y uno tiene suerte, te ganás unas liras por empujar el taxi colina arriba. (Entra Catherine desde la cocina).
BEATRICE
¿Tienen que empujar un taxi?
RODOLFO
Los caballos en nuestro pueblo son más flacos que las cabras. Así que si hay muchos pasajeros ayudamos a empujar los carros hasta el hotel. En nuestro pueblo los caballos están de adorno.
CATHERINE
¿Pero no tienen autos?
RODOLFO
Hay uno. Y también lo empujamos. ¡Todo lo que hay en nuestro pueblo hay que empujarlo!
BEATRICE
(A Eddie). Qué me contás…
EDDIE
¿Entonces qué vas a hacer, quedarte en este país o volver?
MARCO
¿Volver?
EDDIE
Bueno, estás casado, ¿o no?
MARCO
Sí. Tengo tres chicos.
BEATRICE
¡Tres! Creía que era uno.
MARCO
No. Tengo tres ahora. Cuatro años, cinco años, seis años.
BEATRICE
Deben estar llorando por vos, ¿no?
MARCO
¿Qué puedo hacer? El más grande está enfermo del pecho. Mi esposa los alimenta sacándose la comida de la boca. Si me quedaba allá nunca iban a crecer. Se alimentan del aire.
BEATRICE
Dios mío. Entonces, ¿cuánto tiempo quieren quedarse?
MARCO
Con tu permiso, nos quedaríamos tal vez por…
EDDIE
No quiere decir en esta casa, sino en el país.
MARCO
Ah. Tal vez cuatro, cinco, seis años, creo.
RODOLFO
Confía en su esposa.
BEATRICE
Si, pero en una de esas ganan lo suficiente y pueden volverse antes.
MARCO
Espero. No sé. Tengo entendido que acá tampoco están tan bien.
EDDIE
Ustedes van a estar bien, al menos hasta que devuelvan lo prestado. Después van a tener que arreglárselas y punto. Pero van a hacer más plata acá que allá.
RODOLFO
¿Cuánto? Oímos toda clase de cifras. ¿Cuánto gana un obrero? Vamos a trabajar duro, día y noche…
EDDIE
¿Un promedio anual?… es difícil. A veces estamos sin trabajo, puede no haber barcos por tres o cuatro semanas.
MARCO
¡Tres, cuatro semanas!
EDDIE
Pero pienso que podrían sacar… treinta, cuarenta por semana, durante todo el año.
MARCO
Dólares.
EDDIE
Claro, dólares.
MARCO
Si nos pudiéramos quedar acá unos meses, Beatrice…
BEATRICE
Marco, son bienvenidos…
MARCO
Porque podría mandarles un poco más si me quedo acá…
BEATRICE
Todo lo que quieras, tenemos mucho lugar…
MARCO
Mi mujer… Quisiera mandarle cuanto antes veinte dólares…
EDDIE
Seguro que vas a poder mandarle algo la semana que viene.
MARCO
Eduardo…
EDDIE
No hay nada que agradecer. Ese dinero no sale de mi bolsillo… ¿Qué pasó con el café?
CATHERINE
Ya lo traigo. ¿También estás casado? No.
RODOLFO
No…
BEATRICE
Te dije que él…
CATHERINE
Ya sé… pero en una de ésas se había casado hace poco.
RODOLFO
No tengo plata para casarme. Tengo linda cara, pero no tengo plata.
CATHERINE
(A Beatrice). ¡Es rubio natural!
BEATRICE
Vos también te querés quedar acá, ¿no?
RODOLFO
¿Yo? Sí, ¡para siempre! Quiero ser norteamericano. Y cuando sea rico voy a volver a Italia y me voy a comprar una moto. (Sale Beatrice. Vuelve con el café). También soy cantante.
EDDIE
¿Profesional?
RODOLFO
Sí. Una noche del año pasado, Andreola se enfermó. Barítono. Y yo lo reemplacé en el jardín del hotel. ¡Tres arias sin un solo error! De las mesas me tiraban billetes de mil liras, llovía plata. Fue increíble. Vivimos seis meses gracias a esa noche, ¿no, Marco?
MARCO
Dos meses.
BEATRICE
¿Y no podés conseguir trabajo en ese lugar?
RODOLFO
Andreola se curó. Es un barítono, muy fuerte.
MARCO
Y él cantó muy fuerte.
RODOLFO
¿Cómo muy fuerte?
MARCO
Muy fuerte. Los huéspedes en ese hotel son todos ingleses. No les gusta muy fuerte.
RODOLFO
(A Catherine). ¡Nunca nadie me dijo que canté muy fuerte!
MARCO
Yo lo digo. Era muy fuerte. (A Beatrice). Lo supe apenas empezó a cantar. Muy fuerte.
RODOLFO
¿Y por qué me tiraron tanta plata?
MARCO
Te pagaron por tu coraje. Pero con una vez alcanza.
RODOLFO
Nunca nadie me dijo que canté muy fuerte.
CATHERINE
¿Oíste hablar del jazz?
RODOLFO
¡Claro! Canto jazz.
CATHERINE
¿Podés cantar jazz?
RODOLFO
Sí… canto napolitano, jazz, bel canto… Canto Muñeca de papel, ¿te gusta Muñeca de papel?
CATHERINE
Sí, me encanta Muñeca de papel. Dale, cantala.
RODOLFO
I’ll tell you boys it’s tough to be alone,
And it’s tough to love a doll that’s not your own.
I’m through with all of them,
I’ll never fall again,
Hey, boy, what you gonna do?
I’m gonna buy a paper doll that I can call my own,
A doll that other fellows cannot steal.
And then those flirty, flirty guys
With their flirty, flirty eyes
Will have to flirt with dollies that are real…
EDDIE
(Lo interrumpe). Esperá un poquito…
CATHERINE
Dejalo terminar.
EDDIE
¿Vos no querés que te pesquen, no?
MARCO
¡No!
EDDIE
Porque en esta casa nunca hubo cantantes… y de repente aparece uno… no sé si me explico.
MARCO
Sí. Callate, Rodolfo.
EDDIE
Tienen tipos por todas partes, Marco. Entendelo.
MARCO
Sí. Va a estar callado. (A Rodolfo). Vas a estar callado.
EDDIE
¿Para qué son los tacos altos, Greta Garbo?
CATHERINE
Por los invitados…
EDDIE
Haceme un favor ¿querés? Cambiate. (Ella sale). En este barrio todas quieren ser actrices.
RODOLFO
¡En Italia también! ¡Todas las chicas! (Catherine entra).
EDDIE
¿Ah sí?
RODOLFO
¡Sí! ¡Sobre todo cuando son tan lindas!
CATHERINE
¿Te gusta con azúcar?
RODOLFO
¿Azúcar? ¡Sí! ¡Me gusta mucho el azúcar!
Alfieri en su escritorio.
ALFIERI
¿Quién puede saber lo que va a ser descubierto? Eddie Carbone jamás esperó tener un Destino. Un hombre trabaja, alimenta a su familia, juega al bowling, come, envejece y después se muere. Ahora había un futuro que enfrentar, un problema que resolver. Las semanas comienzan a desaparecer.
Eddie parado en la entrada de la casa. Beatrice aparece en la calle.
EDDIE
Son las ocho pasadas.
BEATRICE
Bueno, es larguísima la película que dan en el Paramount.
EDDIE
Ya deben haber visto todas las películas que dan en Brooklyn. Se supone que este tipo se tiene que quedar en la casa cuando no trabaja. Se supone que no tendría que andar exhibiéndose.
BEATRICE
Bueno, es su problema, ¿a vos qué te importa? Si lo pescan, lo pescan, eso es todo. Vamos para adentro.
EDDIE
¿Te dijo algo?
BEATRICE
¿Qué te pasa? Es un buen chico, ¿qué pretendés de él?
EDDIE
¿Ése un buen chico? Me pone los pelos de punta…
BEATRICE
Dale, seguí; estás celoso, es eso.
EDDIE
¿De él? Se ve que no tenés un buen concepto de mi si pensás eso.
BEATRICE
No te entiendo. ¿Qué tiene de terrible ese chico?
EDDIE
¿Para vos está bien? ¿Eso puede llegar a ser su marido?
BEATRICE
¿Por qué? Es agradable, trabajador, buen mozo.
EDDIE
Canta en los barcos. ¿Lo sabías?
BEATRICE
¿Qué querés decir con eso?
EDDIE
Lo que dije, canta. En la cubierta, de repente, una canción entera sale de su boca, con gestos. ¿Sabés cómo le dicen? Muñeca de papel le dicen, Canario le dicen. Es raro. Aparece en el muelle y empieza el show… gratis.
BEATRICE
Es un chico, todavía no sabe cómo comportarse.
EDDIE
Y con ese pelo ridículo, parece una bataclana o algo así…
BEATRICE
Pero si es rubio, ¿qué puede…?
EDDIE
Espero que sea su pelo… eso espero.
BEATRICE
¿Estás loco o qué?
EDDIE
¿Qué es lo loco? No me gusta cómo es.
BEATRICE
¿Nunca viste un chico rubio? ¿Y el rubio Balso?
EDDIE
Si, pero Balso no canta; no hace esas cosas en los barcos.
BEATRICE
Bueno, en Italia tal vez las hagan…
EDDIE
¿Y entonces por qué el hermano no canta? Marco se comporta como un hombre; a Marco nadie le hace chistes. Te estoy diciendo la verdad y me sorprende que tenga que decirte todo esto. En serio, Bea, estoy sorprendido.
BEATRICE
No vas a empezar una campaña en su contra…
EDDIE
No voy a empezar con nada, pero tampoco me voy a quedar parado sin hacer nada. No la crié para que termine con un personaje así. Te lo juro Bea, me sorprendés; me siento ahí a esperar que te despiertes, pero no hay caso: para vos todo es fantástico.
BEATRICE
No, para mí no todo es fantástico.
EDDIE
¿No?
BEATRICE
No. Tengo otras preocupaciones.
EDDIE
Claro.
BEATRICE
¿Querés saberlas?
EDDIE
¿Por qué? ¿Qué preocupaciones tenés?
BEATRICE
¿Cuándo voy a volver a ser tu mujer, Eddie?
EDDIE
No me estuve sintiendo bien. Me molestan desde que llegaron.
BEATRICE
Hace casi tres meses que no te sentís bien, y ellos llegaron hace dos semanas. Son tres meses, Eddie.
EDDIE
No lo sé, Bea. No quiero hablar de eso.
BEATRICE
¿Qué te pasa? ¿Ya no te gusto?
EDDIE
¿Qué querés decir con «ya no te gusto»? Te dije que no me siento bien, es eso.
BEATRICE
Quiero saber. ¿Estoy haciendo algo mal? ¡Hablá!
EDDIE
No puedo. No puedo hablar de eso.
BEATRICE
Bueno, decime qué…
EDDIE
¡No tengo nada que decir sobre eso! Voy a estar bien. Dejame tranquilo, ¿sí? Estoy preocupado por ella.
BEATRICE
«Ella» ya tiene edad para casarse…
EDDIE
Bea, la está usando.
BEATRICE
Está bien, pero es a ella a la que está usando. ¿O pensás estarle encima hasta que tenga cuarenta? Eddie, quiero que la termines, ¿me oís? ¡No me gusta!… Entremos.
EDDIE
Quiero caminar, entro enseguida.
BEATRICE
No van a llegar antes si estás parado en la calle. No está bien, Eddie.
EDDIE
Ya entro. Andá.
(Beatrice entra. Vienen Louis y Mike).
LOUIS
¿Querés jugar al bowling?
EDDIE
Estoy muy cansado. Me voy a dormir.
LOUIS
¿Cómo están tus dos ilegales?
EDDIE
Bien.
LOUIS
No paran de trabajar.
EDDIE
Sí… les va bien.
MIKE
Eso deberíamos hacer. Irnos del país y entrar como ilegales. Así tendríamos trabajo.
EDDIE
No lo decís en serio.
LOUIS
Bueno… ¿qué mierda? ¿No nos podemos quejar?
EDDIE
Seguro.
LOUIS
Eddie, te deben todo.
EDDIE
No me molestan, no me cuestan nada.
MIKE
El más grande es un toro. Lo vi el otro día levantando bolsas de café. Si lo dejaban, se hubiera cargado todo el barco solo.
EDDIE
Sí, es un tipo fuerte. Su padre era un gigante, eso me dijeron.
LOUIS
Sí, se ve. Es un verdadero esclavo.
MIKE
Pero el rubio… Tiene sentido del humor.
EDDIE
Sí. Es gracioso.
MIKE
Bueno, no es precisamente gracioso, siempre está haciendo comentarios. Cuando llega todos se ríen.
EDDIE
Sí… bueno… tiene sentido del humor.
MIKE
Sí… siempre está haciendo chistes, ¿no?
EDDIE
Sí, lo sé. Pero es un chico, ¿sabés?… Es… es sólo un chico, por eso.
MIKE
Lo sé. Le pegás una mirada y todo el mundo está feliz. La semana pasada trabajé con él en la línea Moore-Mac Cormack, y te digo que todos se morían de risa.
EDDIE
¿Por qué? ¿Qué hizo?
MIKE
No sé… era divertido. Nunca te acordás de lo que dice. Es la manera en que lo dice. ¡Te mira y no podés parar de reírte!
EDDIE
Sí. Tiene sentido del humor.
MIKE
Sí.
LOUIS
Bueno, Eddie, nos vemos.
EDDIE
Pásenla bien.
LOUIS
Sí. Nos vemos.
MIKE
Si querés venir al bowling más tarde, estamos en el de la Avenida Flatbush. (Salen. Entran Rodolfo y Catherine).
CATHERINE
Hola, Eddie… ¡no sabés qué buena película vimos!
EDDIE
¿Adónde fueron?
CATHERINE
Al Paramount. Era con esos dos tipos, con… eh…
EDDIE
¿El Paramount de Brooklyn?
CATHERINE
Claro, el Paramount de Brooklyn. Te dije que no íbamos a ir a Nueva York.
EDDIE
Está bien, sólo preguntaba. (A Rodolfo). No quiero que esta chica ande dando vueltas por Times Square, ¿entendés? Está lleno de putas.
RODOLFO
Alguna vez me gustaría ir a Broadway, Eddie. Me gustaría caminar con ella por donde están los teatros y la ópera. Desde chico veo fotos de todas esas luces.
EDDIE
Quiero hablar con ella un minuto. Andá para adentro, ¿puede ser?
RODOLFO
Eddie, sólo caminamos juntos por la calle. Ella me muestra lo que hay que ver.
CATHERINE
(A Eddie). ¿Sabés lo que Rodolfo no puede entender? ¡Qué no haya fuentes en Brooklyn!
EDDIE
¿Fuentes?
CATHERINE
Dice que en Italia cada pueblo tienes fuentes, y se encuentran ahí. ¿Y sabés qué? Tienen naranjas en los árboles, y limones. ¿Te das cuenta?… en los árboles. Interesante, ¿no? Está loco por Nueva York.
RODOLFO
Eddie, ¿por qué no podemos ir a Broadway?
EDDIE
Tengo que hablar con ella.
RODOLFO
Vos también podés venir. Quisiera ver todas esas luces… Voy a caminar por la costanera antes de ir a dormir. (Sale).
CATHERINE
¿Por qué no le hablás? Él te adora y vos ni siquiera le dirigís la palabra.
EDDIE
Yo te adoro y vos no me hablás.
CATHERINE
¿Yo no te hablo?
EDDIE
Ya casi ni te veo. Cuando llego a casa estás saliendo a las corridas…
CATHERINE
Bueno, él quiere ver todo, por eso salimos… ¿Estás enojado conmigo?
EDDIE
No. Sólo que antes, cuando volvía a casa, siempre estabas ahí. Y ahora… yo no sé cómo hablarte.
CATHERINE
¿Por qué?
EDDIE
No sé, siempre estás corriendo, Katie. No creo que quieras seguir escuchándome.
CATHERINE
Eddie, claro que sí. ¿Qué te pasa? ¿Él no te gusta?
EDDIE
¿A vos te gusta, Katie?
CATHERINE
Sí, me gusta.
EDDIE
Te gusta.
CATHERINE
Sí. ¿Qué tenés contra él? No entiendo. Si te adora.
EDDIE
No me adora, Katie.
CATHERINE
Claro que sí. ¡Sos como un padre para él!
EDDIE
Katie.
CATHERINE
¿Qué, Eddie?
EDDIE
¿Vas a casarte con él?
CATHERINE
No sé. Sólo estamos… saliendo, eso es todo. ¿Qué tenés contra él, Eddie? Por favor, decime… ¿Qué?
EDDIE
No te respeta.
CATHERINE
¿Por qué?
EDDIE
Katie… si no fueses huérfana, ¿no tendría que pedirle permiso a tu padre antes de andar de un lado para otro con vos?
CATHERINE
Ah, bueno, pensó que no te iba a importar.
EDDIE
Él sabe que me importa, pero no le molesta que me importe, ¿te das cuenta?
CATHERINE
No, Eddie, tiene todo el respeto del mundo por mí. ¡Y por vos también! Cuando caminamos por la calle me agarra el brazo y hasta es capaz de hacerme una reverencia. Te equivocás con él, Eddie; de veras, yo…
EDDIE
Katie, él sólo le hace una reverencia a su pasaporte.
CATHERINE
¡Su pasaporte!
EDDIE
Sí. Si se casa con vos tiene derecho a ser ciudadano. Eso es lo que está pasando acá. ¿Entendés lo que digo? El tipo está buscando su futuro, eso es lo que busca.
CATHERINE
No, Eddie, no lo creo.
EDDIE
¿No lo creés? Katie, me vas a hacer llorar. ¿Eso es un trabajador para vos? ¿Qué hizo con su primer sueldo? Se compró un saco elegante, discos, un par de zapatos nuevos y los hijos de su hermano muriéndose de hambre allá y con tuberculosis. Ese tipo roba lo que necesita y se escapa, nena, tiene luces en la cabeza, Broadway. ¡Tipos como ése no piensan nada más que en ellos mismos! ¡Te casás con él y la próxima vez que lo ves va a ser para el divorcio!
CATHERINE
Eddie, nunca dijo nada sobre sus papeles…
EDDIE
¿Vos creés que te va a decir algo?
CATHERINE
Ni siquiera creo que esté pensando en eso.
EDDIE
¿Y en qué puede estar pensando? ¡Lo pueden atrapar en cualquier momento y estaría de vuelta en Italia empujando taxis!
CATHERINE
No, no lo creo.
EDDIE
Katie, no me rompas el corazón, escuchame por favor…
CATHERINE
No quiero oírte.
EDDIE
Katie, escuchame…
CATHERINE
¡Me ama!
EDDIE
¡No digas eso, por amor de Dios! Es el fraude más viejo de los que se cometen en el país…
CATHERINE
¡No lo creo!
EDDIE
Agarran a una chica inocente que no sabe nada y…
CATHERINE
¡No lo creo y quisiera que te calles la boca!
EDDIE
¡Katie! (Entran al departamento. Allí está Beatrice). ¿Por qué no la ponés en vereda?
BEATRICE
¿Cuándo la vas a dejar sola?
EDDIE
¡Bea, ese tipo no es bueno!
BEATRICE
¿No pensás dejarla en paz? ¿O me querés volver loca? (Eddie sale. Catherine empieza a irse al dormitorio). Catherine, vení. ¿Qué es lo que vas a hacer con tu vida?
CATHERINE
No lo sé.
BEATRICE
No me digas que no lo sabés; ya no sos una nena, ¿qué vas a hacer con tu vida?
CATHERINE
No me escucha.
BEATRICE
No lo entiendo. No es tu padre, Catherine. No entiendo qué pasa acá.
CATHERINE
¿Qué tengo que hacer? ¿Refregarle en la cara que no es mi padre?
BEATRICE
Mirá, querida, ¿querés casarte o no querés casarte? ¿Qué es lo que te preocupa, Katie?
CATHERINE
No lo sé, Bea. Todo me parece mal si Eddie está en contra.
BEATRICE
Sentate, querida, quiero contarte algo. Acá, sentate. ¿Alguna vez hubo un chico que le gustase? No hubo, ¿no es así?
CATHERINE
Él dice que Rodolfo sólo está detrás de sus papeles…
BEATRICE
Mirá, él puede decir cualquier cosa. ¿Qué te importa? Si fuera un príncipe el que viniera a buscarte no habría diferencia. Lo sabés, ¿no?
CATHERINE
Sí.
BEATRICE
¿Y eso qué significa?
CATHERINE
¿Qué?
BEATRICE
Significa que tenés que ser vos misma. Ya nadie puede decidir por vos, ¿entendés? Tenés que hacerle entender de una buena vez que ya no puede darte más órdenes.
CATHERINE
Sí, ¿pero cómo voy a hacer eso?
BEATRICE
Te lo dije cien veces: no podés actuar de la manera en que actuás. Todavía caminás cerca suyo en bombacha…
CATHERINE
Es que me olvido…
BEATRICE
Bueno, no podés olvidarte. O cuando te sentás en el borde de la bañadera para hablarle cuando se afeita en calzoncillos.
CATHERINE
¿Cuándo hice eso?
BEATRICE
¡Esta mañana por ejemplo!
CATHERINE
Bueno… sólo quería contarle algo y…
BEATRICE
Ya lo sé, querida. Pero si actuás como una nena él te va a tratar como a una nena. Como cuando llega a casa y te tirás en sus brazos como cuando tenías doce.
CATHERINE
Bueno, me gusta verlo y me pone feliz, por eso…
BEATRICE
Mirá, no te estoy diciendo qué tenés que hacer, querida, pero…
CATHERINE
¡No, vos podés decirme lo que te parezca!… Ay, estoy confundida. No sé… Se lo ve tan triste y eso me duele.
BEATRICE
Mirá, Katie, si te va a doler tanto vas a terminar siendo una solterona.
CATHERINE
¡No!
BEATRICE
Te lo digo, no es una broma. Quise decírtelo un par de veces este año. Por eso estaba tan contenta cuando conseguiste ese trabajo, porque así no ibas a estar tanto acá y te haría un poco más independiente. En serio. Es maravilloso para una familia que todos se quieran, pero sos una mujer y estás en la misma casa con un hombre. Así que ahora vas a actuar distinto, ¿sí?
CATHERINE
Sí, lo voy a hacer.
BEATRICE
Porque no depende solo de él, Katie, ¿entendés? A él ya se lo dije.
CATHERINE
¿Qué?
BEATRICE
Que tiene que dejarte ir. Pero, ya sabés, si sólo se lo digo a él puede pensar que lo estoy retando, o que estoy celosa, o algo así, ¿entendés?
CATHERINE
¿Dijo que estabas celosa?
BEATRICE
No, sólo digo que puede llegar a pensarlo. ¿Pensás que estoy celosa de vos, querida?
CATHERINE
¡No! Es la primera vez que pienso en eso.
BEATRICE
Deberías haberlo pensado antes… pero no estoy celosa. Todos vamos a estar bien. Hacé que entienda esto; no tenés que pelearte, es que ya sos… Sos una mujer, eso, y tenés un buen chico al lado tuyo, y ahora llegó el tiempo de decirnos adiós… ¿De acuerdo?
CATHERINE
Está bien… si puedo.
BEATRICE
Querida… tenés que poder.
CATHERINE
Está bien.
Alfieri en su escritorio.
ALFIERI
Fue en ese tiempo cuando vino a verme por primera vez. Yo había representado a su padre en un juicio por accidente unos años antes, y conocía a su familia de un modo casual. Lo recuerdo atravesando la puerta… (Eddie entra). Sus ojos parecían túneles; mi primer pensamiento fue que había cometido un crimen… pero pronto vi que una pasión se había metido en su cuerpo, como un extraño. (A Eddie). No entiendo qué puedo hacer por usted. ¿Es una cuestión legal?
EDDIE
Eso es lo que quiero preguntarle.
ALFIERI
Porque no hay nada ilegal que una chica se enamore de un inmigrante.
EDDIE
Sí, ¿pero qué pasa si el único motivo que tiene es conseguir sus papeles?
ALFIERI
Antes que nada, usted no sabe eso.
EDDIE
Lo veo en sus ojos; ese tipo se burla de ella y se burla de mí…
ALFIERI
Eddie, soy abogado. Sólo puedo tratar con lo puede probarse. ¿Entiende esto?… ¿Puede probarlo?
EDDIE
¡Sé lo que hay en su cabeza, señor Alfieri!
ALFIERI
Eddie, aunque eso pueda probarse…
EDDIE
¿Me puede escuchar? Mi padre siempre decía que usted era un hombre inteligente. Quiero que me escuche.
ALFIERI
Sólo soy un abogado, Eddie…
EDDIE
¿Me va a escuchar o no? Estoy hablando de la ley. Déjeme decirle lo que pienso. Un hombre, que entra ilegalmente al país, por lógica va guardar cada centavo debajo del colchón, ¿no? Porque no saben qué puede pasar mañana ¿no es cierto?
ALFIERI
Sí.
EDDIE
Pero éste gasta todo. Hoy se compra discos. Zapatos. Sacos. ¿Me entiende? Este tipo no está preocupado. Este tipo está acá. Tiene todo planeado… se va a quedar. ¿Correcto?
ALFIERI
¿Y? ¿Con eso qué?
EDDIE
Estamos hablando confidencialmente, ¿no?
ALFIERI
Seguro.
EDDIE
No va a salir de acá. Porque no me gusta decir esto de nadie. Ni a mi mujer se lo dije.
ALFIERI
¿Qué?
EDDIE
El tipo no es normal, señor Alfieri.
ALFIERI
¿Qué quiere decir?
EDDIE
No es un tipo normal.
ALFIERI
No entiendo.
EDDIE
Es rubio… ¿Me entiende?
ALFIERI
No.
EDDIE
Quiero decir que si uno cierra el diario de golpe… lo puede ver saltando asustado.
ALFIERI
Eso no significa nada…
EDDIE
Espere, no le conté todo… Canta, ¿entiende?… Ya sé que eso no significa… en principio… que haya un problema, pero a veces alcanza cada nota, que me tengo que dar vuelta… para saber si… ¿Se da cuenta?
ALFIERI
Claro, es tenor.
EDDIE
Sé lo que es un tenor, señor Alfieri. Y éste no es tenor. Si usted entra en la casa y no sabe quién está cantando en vez de buscarlo a él, buscaría una ella.
ALFIERI
Si, pero eso…
EDDIE
Espere, no le conté todo, señor Alfieri. Hace un par de noches mi sobrina sacó un vestido que era chico para ella… El tipo agarra el vestido, lo pone sobre la mesa, lo corta: un, dos, tres… hace un vestido nuevo. Quiero decir, se lo veía tan dulce, como un ángel, si lo hubiera visto lo habría besado, tan dulce.
ALFIERI
Mire, Eddie…
EDDIE
Señor Alfieri, se ríen de él en los muelles. Me da vergüenza. Lo llaman Muñeca de papel. Ahora le dicen la Rubia. Su hermano dice que es porque tiene sentido del humor, ¿se da cuenta? Y lo tiene. Pero no se ríen por eso. Pero no se va a salir con la suya porque saben que, sea lo que sea, el tipo es mi pariente y se las van a tener que ver conmigo si lo cargan, ¿se da cuenta? Pero sé muy bien de qué se ríen, y cuando pienso en ese tipo poniendo sus manos sobre ella, yo podría… Me está matando, señor Alfieri, ¡porque yo luché por esa chica! Y ahora éste viene a mi casa y…
ALFIERI
Eddie, mire… yo tengo hijos. Lo entiendo. Pero la ley es muy clara… la ley no…
EDDIE
¿Entonces no hay una ley contra alguien que no es normal o vago o que quiera casarse con una chica y…?
ALFIERI
No hay amparo en la ley, Eddie.
EDDIE
Sí, pero no es normal, señor Alfieri.
ALFIERI
No hay nada que pueda hacer, Eddie, créame.
EDDIE
Nada.
ALFIERI
Nada. Acá hay una sola cuestión legal.
EDDIE
¿Cuál?
ALFIERI
La forma en que entraron al país. Pero no creo que usted quiera hacer algo al respecto, ¿no?
EDDIE
¿Usted dice…?
ALFIERI
Bueno, entraron ilegalmente.
EDDIE
No, por Dios, no. No haría nada con eso, quiero decir…
ALFIERI
Está bien, entonces, déjeme hablar, ¿sí?
EDDIE
Señor Alfieri, no puedo creer lo que me dice. Debe existir algún tipo de ley que…
ALFIERI
Eddie, quiero que me escuche… Usted sabe, a veces Dios confunde a la gente. Todos amamos a alguien, la mujer, los chicos… todo hombre tiene alguien a quien amar, ¿no? Pero a veces… es demasiado. ¿Entiende? Es demasiado y a veces uno va donde no tiene que ir. Un hombre trabaja muy duro, educa a una chica, a veces una sobrina, o una hija, y no se da cuenta, pero después de años… hay demasiado amor por esa hija, hay demasiado amor por esa sobrina. ¿Me entiende?
EDDIE
¿Qué quiere decir? ¿Que no debo buscar lo mejor para ella?
ALFIERI
Sí, pero estas cosas tienen que terminar, Eddie, eso es todo. La chica tiene que crecer e irse y el hombre tiene que aprender a olvidar. Porque después de todo, Eddie, ¿de qué otra forma puede terminar esto? Déjela ir. Es mi consejo. Usted hizo su trabajo, ahora es la vida de ella, deséele suerte y déjela ir. ¿Lo va a hacer? Porque no hay ley, Eddie, grábeselo en la cabeza, la ley no está interesada en esto.
EDDIE
¿Me está diciendo que aunque sea un vago? ¿Aunque…?
ALFIERI
No puede hacer nada.
EDDIE
Bueno, está bien, gracias. Muchas gracias.
ALFIERI
¿Qué va a hacer?
EDDIE
¿Qué puedo hacer? Si soy un imbécil, ¿qué puede hacer un imbécil? Trabajé como un perro veinte años para que un vago se la lleve, eso hice. Quiero decir, en los peores momentos, los peores, cuando no llegaba ningún barco al puerto, no me quedé parado esperando un milagro: me rompí bien el culo. Cuando los muelles estaban vacíos en Brooklyn me iba a Hoboken, a Staten Island, al West Side, a Jersey, a cualquier lado… porque había hecho una promesa. Me saqué el pan de la boca para dárselo. Y le saqué el pan a mi mujer. ¡Caminé muerto de hambre muchos días en esta ciudad! ¡Y ahora tengo que sentarme en mi propia casa y mirar a un vago hijo de puta venido de la nada! Le di mi casa para que durmiera. Saqué las frazadas de mi cama para ponerlas en la cama de él, y él pone sus manos roñosas sobre ella como un ladrón.
ALFIERI
Eddie, es una mujer…
EDDIE
¡Me la está robando!
ALFIERI
Quiere casarse, Eddie. Ella no puede casarse con usted, ¿no?
EDDIE
¿De qué está hablando? ¿Casarse conmigo? ¡No sé de qué carajo está hablando!
ALFIERI
Le di mi consejo, Eddie. Eso es todo.
EDDIE
Gracias, muchas gracias. Es que… me está partiendo el corazón, ¿se da cuenta? Yo…
ALFIERI
Lo entiendo. Sáqueselo de la cabeza. ¿Puede hacerlo?
EDDIE
Yo… Nos vemos. (Sale).
ALFIERI
Hay veces que uno quiere dar la señal de alarma, pero nada sucede. Lo supe, lo supe en aquel momento. Y podría haber terminado con toda esa historia aquella tarde. No estaba frente a un misterio a desvelar. Podía ver cada paso futuro, paso a paso, como una silueta oscura caminando a través de un largo corredor hacia una puerta determinada. Sabía hacia dónde iba Eddie, sabía dónde iba a terminar. Y me senté muchas tardes aquí preguntándome por qué yo, siendo un hombre inteligente, había demostrado tanta impotencia en frenar todo aquello. Si hasta fui a ver a cierta anciana del barrio, una anciana muy sabia, y le conté, y ella sólo asintió y dijo: «Rece por él». Y entonces yo… esperé.
El departamento. Todos están terminando de comer: Beatrice, Eddie, Marco, Catherine y Rodolfo.
CATHERINE
¿Sabés dónde estuvieron?
BEATRICE
¿Dónde?
CATHERINE
Fueron a África una vez. En un barco de pesca. Es cierto, Eddie. (Beatrice sale).
EDDIE
No dije nada.
CATHERINE
Y yo ni siquiera fui a la Estatua de la Libertad.
EDDIE
No te perdiste nada. (Catherine sale). Marco, ¿cuánto tiempo te llevó llegar a África?
MARCO
Eh… dos días… Estuvimos por todos lados.
RODOLFO
Y una vez fuimos a Yugoslavia.
EDDIE
¿Pagan bien en esos botes? (Entra Beatrice).
MARCO
Si la pesca es buena, pagan bien.
RODOLFO
Son botes de familia. Y nadie en nuestra familia tenía uno. Por eso trabajábamos cuando alguno de otra familia estaba enfermo.
BEATRICE
¿Sabés qué, Marco? Lo que no puedo entender es que teniendo un océano lleno de peces se mueran de hambre.
EDDIE
Hay que tener botes, redes, necesitás plata. (Catherine entra).
BEATRICE
Sí, ¿pero no pueden pescar en la playa? Aquí en Coney Island se ve gente pescando en la playa…
MARCO
Sardinas.
EDDIE
Claro. ¿Cómo vas a pescar sardinas con anzuelo?
BEATRICE
Ah, no sabía que eran sardinas. (A Catherine). ¡Son sardinas!
CATHERINE
Sí, las siguen por todo el océano, África, Yugoslavia…
BEATRICE
Es gracioso, ¿no? Uno nunca piensa en eso. Que las sardinas nadan en el océano. (Sale).
CATHERINE
Claro. Es como las naranjas y los limones en los árboles. (A Eddie). ¿Alguna vez pensaste en naranjas o en limones en los árboles?
EDDIE
Sí… Es gracioso. (A Marco). Oí que a las naranjas las pintan para que se vean naranjas. (Entra Beatrice).
MARCO
¿Las pintan? (Leyendo una carta, que sacó del bolsillo).
EDDIE
Sí, oí que crecen verdes…
MARCO
No, en Italia las naranjas son naranja.
RODOLFO
Los limones son verdes.
EDDIE
Ya sé que los limones son verdes, por el amor de Cristo, lo ves en la frutería, a veces son verdes. Dije que pintan naranjas, no dije nada sobre los limones.
BEATRICE
¿Tu mujer está recibiendo el dinero sin problemas, Marco?
MARCO
Sí. Compró los remedios para mi chico.
BEATRICE
Qué bueno. Te sentís mejor, ¿no?
MARCO
Sí. Pero solo.
BEATRICE
Espero que no hagas como algunos que conozco… Están acá veinticinco años, algunos hombres, y nunca ahorran para volver.
MARCO
Lo sé. Tenemos familias en nuestro pueblo, los hijos jamás vieron a sus padres. Pero yo voy a volver. En tres, cuatro años, creo.
BEATRICE
Tal vez deberías dejar algo de plata ahorrada acá. Porque a lo mejor ella piensa que se consigue tan fácil y se lo gasta todo, y así no vas a tener para volver.
MARCO
No, ella ahorra. Yo mando todo. Mi esposa está sola.
BEATRICE
Debe ser buena. ¿Es linda?… A que sí.
MARCO
No, pero entiende todo.
RODOLFO
Marco tiene una esposa inteligente.
EDDIE
Apuesto que hay tipos que al volver se llevan una sorpresa, ¿no?
MARCO
¿Sorpresa?
EDDIE
Quiero decir… cuentan los chicos y hay un par más…
MARCO
No, no… Las mujeres esperan, Eddie. La mayoría. La gran mayoría. Pocas sorpresas.
RODOLFO
Es más estricto en nuestro pueblo. No es tan libre.
EDDIE
Acá tampoco es tan libre, Rodolfo… Vi algunos novatos meterse en problemas… piensan que porque una chica no anda con un pañuelo en la cabeza… no es seria, ¿sabés? Una chica no tiene que andar de negro para ser seria, ¿entendés?
RODOLFO
Bueno, siempre tengo respeto…
EDDIE
Lo sé, pero a que en tu pueblo no andan con una chica por cualquier parte sin permiso. ¿Entendés, Marco? Acá no es tan diferente.
MARCO
Sí.
BEATRICE
Pero Rodolfo no la lleva a cualquier parte, Eddie.
EDDIE
Ya sé, pero veo que algunos se hacen una idea equivocada, a veces. (A Rodolfo). Quiero decir que acá todo puede parecer más libre pero es tan estricto como allá.
RODOLFO
La respeto, Eddie… ¿Hice algo mal?
EDDIE
Mirá, no soy su padre… sólo soy su tío…
BEATRICE
Entonces, comportate como un tío. ¿No te parece?
MARCO
No, Beatrice, si él hace algo mal hay que decírselo. (A Eddie). ¿Qué hace mal?
EDDIE
Bueno, Marco, hasta que él llegó ella no andaba por la calle a las doce de la noche.
MARCO
Tenés que volver a casa más temprano.
BEATRICE
Vos misma dijiste que la película terminó tarde, ¿no?
CATHERINE
Sí.
BEATRICE
Bueno, decíselo, querida. (A Eddie). La película terminó tarde.
EDDIE
Mirá, Bea, lo que quiero decir… él puede pensar que ella era de salir hasta cualquier hora.
MARCO
Tenés que volver temprano, Rodolfo.
RODOLFO
Está bien, claro. Pero no puedo quedarme en la casa todo el tiempo, Eddie…
EDDIE
Mirá, querido, no estoy hablando sólo de ella. Cuanto más te exponés, más riesgos corrés. (A Beatrice). Quiero decir: suponete que lo atropella un auto o algo así. (A Marco). ¿Dónde están sus papeles, quién es él? ¿Entendés lo que digo?
BEATRICE
Sí, ¿y durante el día, quién es, entonces? Es lo mismo durante el día.
EDDIE
Sí, pero no hay que andar provocando, Beatrice. Si está acá para trabajar, entonces tiene que trabajar; ahora, si está acá para divertirse, que vaya a divertirse por ahí. (A Marco). Pero lo que entendí, Marco, es que los dos venían a ganarse la vida para mantener la familia. Me entendés, ¿no, Marco?
MARCO
Te pido perdón, Eddie.
EDDIE
Quiero decir, eso es lo que entendí…
MARCO
Sí. Para eso vinimos.
EDDIE
Bueno, eso es lo que pido. (Catherine se levanta y pone Muñeca de papel en el fonógrafo).
CATHERINE
¿Querés bailar, Rodolfo?
RODOLFO
No… estoy cansado.
BEATRICE
Dale, Rodolfo, bailá.
CATHERINE
Vamos… Vení.
EDDIE
¿Qué es? ¿Un disco nuevo?
CATHERINE
Es el mismo. Lo compramos el otro día.
BEATRICE
Sólo compraron tres discos. Debe ser lindo andar en uno de esos botes de pesca. Me gustaría andar en uno. Ver todos esos países.
EDDIE
Sí.
BEATRICE
(A Marco). A que las mujeres no van.
MARCO
No, en esos botes no. Es trabajo duro.
BEATRICE
¿Y qué tienen? ¿Una cocina y todo eso…?
MARCO
Sí, comemos muy bien en los botes… sobre todo cuando viene Rodolfo; engordamos todos.
BEATRICE
Ah, ¿cocina?…
MARCO
Seguro, es muy buen cocinero. Arroz, pasta, pescado, de todo.
EDDIE
¡Así que también es cocinero! Canta, cocina…
BEATRICE
Eso es bueno, siempre podrá ganarse la vida.
EDDIE
Es maravilloso. Canta, cocina, hace vestidos…
CATHERINE
Les pagan bien a esos tipos. Los chefs en todos los grandes hoteles son hombres. Leímos sobre eso.
EDDIE
¡Es lo que estoy diciendo!
CATHERINE
Sí.
EDDIE
Este tipo tiene suerte, creeme. Por eso los muelles no son lugar para él. (Rodolfo apaga el fonógrafo). Por ejemplo yo: no puedo cocinar, no puedo cantar, no puedo hacer vestidos, entonces, a los muelles. Pero si pudiera cocinar, si pudiera cantar, si pudiera hacer vestidos, no estaría en los muelles. Estaría en otro lado. Estaría en un negocio de ropa. Marco, ¿qué te parece si el sábado vamos a ver box? Nunca viste una pelea, ¿no?
MARCO
Sólo en películas.
EDDIE
(Va hacia Rodolfo). Te invito. ¿Qué me decís, danés? ¿Querés acompañarnos? Yo compro las entradas.
RODOLFO
Claro. Me gustaría ir.
CATHERINE
Voy a hacer un poco de café, ¿sí?
EDDIE
Sí, hacé. Bueno y cargado. (Avanza hacia Marco). Ya vas a ver, Marco, vas a ver una verdadera pelea. ¿Alguna vez boxeaste?
MARCO
No, nunca.
EDDIE
(A Rodolfo). A que vos sí…
RODOLFO
No.
EDDIE
Muy bien, acércate, te voy a enseñar.
BEATRICE
¿Y para qué va a aprender eso?
EDDIE
Quién sabe, por ahí uno de estos días, alguien le pisa un pie o algo así. Vamos, Rodolfo, te voy a enseñar un par de pases.
BEATRICE
Andá, Rodolfo. Es buen boxeador, puede enseñarte.
RODOLFO
Bueno, no sé cómo…
EDDIE
Sólo levantá los brazos. Así, ¿ves? Eso. Muy bien, mantené la izquierda levantada, porque dirigís con la izquierda, ¿ves?, así… (Lleva su izquierda a la cara de Rodolfo). ¿Ves? Ahora tenés que bloquearme, así cuando yo entro así, vos… (Rodolfo para la izquierda de él). ¡Eso! ¡Muy bien! (Rodolfo ríe). Muy bien, ahora vení a mí. Dale.
RODOLFO
No quiero golpearte, Eddie.
EDDIE
No me tengas lástima, dale. Tiralo, te voy a mostrar cómo bloquearlo. (Rodolfo le tira una trompada). Eso es, dale otra vez. Ahora a la mandíbula. (Rodolfo tira la trompada con más seguridad). ¡Muy bien!
BEATRICE
¡Es muy bueno!
EDDIE
¡Claro que es bueno! ¡Vamos, con todo, no me vas a lastimar! (Rodolfo apunta a la mandíbula de Eddie y la roza). Así se hace. (Catherine viene de la cocina). Ahora te voy a pegar, así que bloqueame, ¿sabés?
CATHERINE
¿Qué hacen?
BEATRICE
¡Le está enseñado; es muy bueno!
EDDIE
¡Claro que sí, es increíble! ¡Miren qué bien va! (Rodolfo le acierta un golpe). ¡Esssso! ¡Ahora, cuidado, que voy yo, danés! (Apunta con la izquierda pero lo golpea con la derecha. Rodolfo trastabilla).
CATHERINE
¡Eddie!
EDDIE
¿Qué? No lo lastimé. ¿Te lastimé?
RODOLFO
No, no… Sólo me sorprendió.
BEATRICE
Suficiente, Eddie… lo hizo muy bien.
EDDIE
Sí. Puede ser muy bueno, Marco. Le voy a enseñar otra vez.
RODOLFO
Bailá, Catherine. Vení.
Van al fonógrafo. Suena Muñeca de papel. Bailan.
Marco agarra la silla de la izquierda de la mesa, la ubica frente a Eddie y la mira.
MARCO
¿Podés levantar esta silla?
EDDIE
¿Qué querés decir?
MARCO
Desde acá. (Se arrodilla con una sola pierna con una mano detrás de la espalda, agarra el final de una de las patas de la silla pero no la levanta).
EDDIE
Claro, ¿por qué no? (Va hacia la silla, se arrodilla, agarra la pata, levanta la silla un centímetro pero se inclina y cae al suelo). Epa, es difícil, no sabía. (Intenta otra vez y vuelve a fallar). Está en ángulo, por eso, ¿no?
MARCO
Así. (Se arrodilla y con mínimo esfuerzo levanta lentamente la silla más y más alto. Se para).
Rodolfo y Catherine dejan de bailar mientras Marco levanta la silla sobre su cabeza.
Ahora está cara a cara con Eddie, una tensión por el esfuerzo atrapa sus ojos y su mandíbula, su cuello tenso, la silla elevada como un arma, transforma lo que podría aparecer como una mirada de advertencia en una sonrisa de triunfo y la sonrisa de Eddie se desvanece mientras Marco absorbe su mirada.