Me gustaría dar las gracias, por su ayuda, a las siguientes personas (utilizando el orden alfabético, gran igualador): Juliette Dickstein; Jonathan Drori; Susan Elderkin; Jonny Geller; James Greene; Kate Jones; mi primo Jean Kleiber, la primera persona que me habló de granjas sin chimeneas y otras peculiaridades suizas; Lesley Levene; madame Christine Martínez de Florac, quien, sin saberlo, me dio un curso intensivo sobre la vida en un pueblo francés; y Vicky Singer.