Cuando anochece, a ajustar cuentas
Por mi pasado el demonio se presenta.
El recuerdo de mi depravación
Hace que el corazón me sangre
Cuando esclava de los caprichos de los hombres,
Era yo entonces una estúpida posesa
Y en mi refugio la calle convertía.
Me quedan tan sólo unos minutos,
Y reinará un silencio sepulcral.
Pero antes que hayan transcurrido,
Mi vida que hasta el borde ha llegado,
Como si de un jarrón de alabastro se tratara
Quisiera hacerla añicos a tus pies.