12. El Otoño

Dejé a mis familiares dispersarse,

Los más cercanos están desperdigados,

Y la soledad habitual

Invade el corazón y el universo.

Y aquí me tienes junto a ti en la caseta,

En el desierto y despoblado bosque.

Los senderos, como en la canción,

La hierba los ha mediocubierto.

Ahora, a nosotros solos nos contempla

Entristecida la pared de troncos.

No prometimos realizar hazañas

Y sabremos perecer abiertamente.

Desde la una hasta las tres sentados

Leyendo yo y tú bordando

Y al alba ya no sentiremos

Que hemos dejado de besarnos.

Aún más exuberantes y despreocupadas,

Susurrad y desprendeos, hojas,

Y haced que la copa de amargura del pasado

La agonía de hoy la sobrepase.

¡Afección, inclinación y hechizo!

¡Dispersémonos en el ruido septembrino!

¡Súmete toda tú en el otoñal susurro!

¡Embelésate o atúrdete!

Te despojas de todos tus vestidos

Como de hojas se desprende el bosque,

Cuando envuelta en tu bata de sedosos

Flecos, te ves de mi abrazo rodeada.

Eres el bien de un funesto paso,

Cuando vivir repugnancia inspira,

Y de la audacia la belleza nace,

Y es eso lo que nos atrae una hacia el otro.